Revista Cultura y Ocio

ÉXITOS INOLVIDABLES CASI OLVIDADOS Y CON HISTORIA PROPIA Muchas grandes canciones que alcanzaron el éxito en el pasado apenas salen del cuarto del olvido; sin embargo, algunas de ellas poseen enorme personalidad y apasionantes historias que contar. Rec...

Publicado el 11 octubre 2015 por Carlosdelriego

ÉXITOS INOLVIDABLES CASI OLVIDADOS Y CON HISTORIA PROPIA Muchas grandes canciones que alcanzaron el éxito en el pasado apenas salen del cuarto del olvido; sin embargo, algunas de ellas poseen enorme personalidad y apasionantes historias que contar. Rec...

Emerson, Lake & Palmer fueron pioneros del rock sinfónico

Las décadas de formación, crecimiento y evolución de eso que llaman rock (o sea, los sesenta y setenta del siglo XX) produjeron un sinfín de canciones memorables, temas que en su momento tuvieron gran repercusión y que, sin embargo, tienden al olvido; sí, los músicos con cierta edad, los estudiosos del rock y los que las escucharon como novedad las identifican a las primeras notas, pero fuera de esos ambientes rara vez vuelven a sonar.
Algunas de esas piezas, curiosamente, poseen jugosas historias, es decir, cuentan experiencias o reflexiones que el artista ha querido compartir con el mundo. Estos son tres ejemplos de canciones cuyo contenido va más allá de los tópicos y que, de alguna manera, demuestran que el rock tiene mucho más cerebro que el que algunos se empeñan en asignarle: ‘She´s not there’ de The Zombis, ‘You´re so vain’ de Carly Simon y ‘Lucky man’ de Emerson, Lake & Palmer.

Rod Argent escribió el tema ‘She´s not there’  en 1964 para su grupo The Zombies. Se inspiró en el ‘No one told me’ de John Lee Hooker, y en su letra se refiere a la que fue su primer amor, llamada Patricia, con la que se iba a casar, pero parece que la chica cambió de idea y canceló la boda pocas semanas antes de la fecha fijada…, por eso ‘ella no está allí’. Lógicamente, el texto destila resentimiento, rabia, melancolía, con versos tan elocuentes como: “su voz era suave y profunda, sus ojos claros y brillantes”, “nadie me dijo cómo mentía”, “es demasiado tarde para decir que lo sientes”. El impecable y encantador estribillo seduce a primera vista, mientras sus arreglos, instrumentación y armonías vocales no han perdido el brillo a pesar del medio siglo transcurrido. Reconocer su encanto es casi una obligación.   
‘You´re so vain’ de Carly Simon también tiene su intrahistoria. La neoyorquina, una de las más célebres cantautoras de folk-rock estadounidense, consiguió en 1972 un enorme éxito con su magnífico y enigmático ‘You´re so vain’. Ese acusativo título, ‘Eres tan vanidoso’, ha dado pie a múltiples especulaciones acerca del destinatario. La autora aseguró que, cuando la escribió, pensaba en ‘los hombres’, sin más, no en uno en concreto; sin embargo, en otras ocasiones Simon ha querido jugar con el misterio, apuntando que el vanidoso es un hombre cuyo nombre tiene las letras ‘a’, ‘e’ y ‘r’. Desde hace décadas en cada entrevista se le pregunta por el asunto, pero ella nunca ha querido desvelar quién es el sujeto; por eso, se han barajado algunos nombres: Mick Jagger, Warren Beaty, David Bowie, James Taylor, Kriss Kristofferson, Cat Stevens…, sea como sea, la cantante ha conseguido mantener el misterio. Por otro lado, su ex marido John Hurt explicó que estaba seguro de que no se refiere a ningún famoso. Sólo Carly lo sabe… Se trata de una melodía brillante pero sencilla y con un estribillo penetrante; en una de sus primeras grabaciones hizo coros el propio Mick Jagger, aunque no apareció en los créditos. Sus versos son punzantes: “Caminabas en la fiesta como si estuvieras en un yate”, “tenías un ojo en el espejo mientras te mirabas al pasar”, “eres tan vanidoso que probablemente pienses que esta canción es sobre ti”… Parecen palabras demasiado explícitas para referirse a los hombres en general, es decir, da la impresión de que alguien le hizo daño y ella se vengó con esta canción, sobre todo cuando echa en cara “abandonaste las cosas que amabas, y una de ellas era yo”. 

‘Lucky man’ es obra de Lake y apareció en el primer disco de Emerson, Lake & Palmer en 1970. El cantante, bajista y guitarrista la escribió cuando tenía 12 años; según él cuenta, su madre le regaló una guitarra y entonces se sintió un hombre afortunado, por lo que al poco se puso a escribir sobre el tema de la suerte. Greg Lake siempre explica que “si mi madre no me hubiera comprado esa guitarra mi vida hubiera sido totalmente distinta, seguro; ese regalo cambió mi existencia para siempre, pues desde ese momento supe que me dedicaría a la música”. También recuerda el artista que escribió el texto pensando en un trovador medieval, aunque “la canción habla de mí, el hombre afortunado era yo”. Dice la leyenda que al terminar la grabación de aquel primer disco se dieron cuenta de que faltaban minutos, así que a Lake se le ocurrió proponer su infantil composición…, pero la realidad es que desde el primer momento estaba prevista su inclusión en el álbum de debut del trío; además, al parecer, la interpretó tal y como la recordaba, sin cambios, aunque se le añadieron los arreglos; uno de estos lo aporta el Keith Emerson con su teclado Moog, y está considerado como uno de los primeros solos de sintetizador de la historia. El tema habla de un hombre que tenía todo (desde caballos blancos a un colchón cubierto de oro), pero se fue a la guerra y todo lo perdió: murió. Como dato jocoso se puede añadir que Homer Simpson se encontró un CD con esta canción el día que ganó un millón de dólares a la lotería…

Son pequeñas anécdotas, leves historietas escondidas detrás de grandes canciones que, aunque demasiado tiempo silenciadas, no pierden lustre y, en fin, merecen el recuerdo. De todos modos resulta muy difícil, casi imposible, mencionar canciones publicadas en las dos últimas décadas que merezcan ser recordadas y vayan a mantener su encanto dentro de medio siglo.

CARLOS DEL RIEGO

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