Revista En Femenino

Expatriada en Miami

Por Mamacurra @MamaCurra
Dice el diccionario que expatriado es la persona que de forma temporal o permanente, reside en un país diferente del país en el que nació. Soy expatriada. Vivo fuera del país en el que nací y sí, es de forma temporal. O eso espero.
Algunos nos inventamos una vida, otros sólo continúan lo que ya habían empezado. Al principio todo lo comparas con tú país, con tus costumbres: los horarios, las rutinas de los cachorros, las comidas, lo reservados que son los americanos para algunas cosas… Ya sabes que todo empieza de nuevo y a veces aparece el miedo a lo desconocido. Tienes que hacer amigos otra vez, tienes que conseguir que los cachorros se adapten lo antes posible, y esto no sabes si de verdad lo haces por ellos o por la pena que da que tengan nostalgia y echen de menos su vida anterior. Sentimientos algo enfrentados.Y más allá de todo lo que ya sabes que va a pasar, también logras acostumbrarte a cosas que jamás habías imaginado que fueran a ser así, como los olores. Miami huele diferente, mezcla de humedad, mar y polución. Al principio me costaba, luego sólo lo notaba algunos días, ahora ha desaparecido.La luz también es distinta, parece como si hubiesen bajado un poco la intensidad, como si una leve calima rebajara los colores. Aún soy capaz de notarlo. La humedad: a veces podía llegar a ser insoportable. Huía de estar en la calle, buscaba los interiores con aire acondicionado, o me pasaba las tardes dentro de la piscina. Ahora soy capaz de leer un libro mientras los cachorros se bañan, a la sombra eso sí. O voy a buscarles al colegio andando a las 4 de la tarde. Vuelvo a casa como un pollo, pero ya no me importa. El cielo por la noche: las estrellas son diferentes. Desde casa a penas se ven.Las puestas de sol: será porque tengo la suerte de verlas a diario, pero reconozco que hemos visto algunas que jamás hubiese imaginado. El sol completamente rojo, cual bola de fuego, y en su reflejo en el mar los delfines paseando. Para quitarte el sombrero.

Poco a poco te vas sintiendo en casa, en tú otra casa. Los vecinos ya te conocen y la cajera del súper saluda a los cachorros por su nombre. Ya sabes atajos para llegar a los sitios y dónde te venden la mejor comida española. A pesar de ello sigue habiendo cosas nuevas todos los días, algún sitio que visitar o alguien a quien conocer. O simplemente, pararte a mirar a la gente que pasa por la calle. Miami es así, creo que nunca dejará de sorprenderme.




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