Revista Coaching

¿Falta de motivación? 7 claves para recuperarla

Por Coach2coach @Esther_Roche

Puede que hayas tenido una época de tu vida en la que hayas estado completamente desmotivado, sin ganas de trabajar y sin energía.

La falta de motivación ocurre a veces y va a impedir tu desarrollo personal o alcanzar las metas que tanto quieres conseguir.

No se trata de tener un  estado de ánimo bajo, depresión, ansiedad o estrés. Se trata de carencia de motivación por lo que haces.

De hecho, yo he tenido recientemente un estado parecido. Casi irónicamente, la motivación es uno de los temas principales de los que escribo en Lifeder y las dos últimas semanas he tenido falta de ella.

Sin embargo, la he recuperado y creo que te puede interesar cómo lo he hecho. No estoy hablando de una motivación cualquiera, sino una con la que te levantas con ganas de perseguir tus metas y aunque tengas obstáculos tienes energía para superarlos.

7 posibles causas de la ausencia de motivación y qué puedes hacer para recuperarla

1-Olvidarte de tus motivos

Si tienes una razón lo suficientemente poderosa para luchar por tus metas, el esfuerzo será instantáneo.

Si no tienes razones, no te esforzarás y no perseverarás. Puede que comiences el camino hacia algún objetivo que te hayas propuesto, aunque si hay algún obstáculo es probable que abandones.

La verdad es que los motivos, las recompensas que obtendrás por tu esfuerzo se pueden olvidar. Para no hacerlo puedes usar señales o estímulos que te hagan recordar el porqué de tu esfuerzo. Por ejemplo:

  • Poner post-it en lugares visibles.
  • Programar notas que aparezcan a diario en tu Smartphone.

2-Tener demasiado estrés

Cuando tienes muchas demandas en tu vida y no los suficientes recursos para hacerles frente, puede surgir el estrés.

Por ejemplo, te surgen muchos problemas familiares o laborales en tu vida y no te ves con la capacidad para hacer frente a todos a la vez.

Esto me ha ocurrido a mí y soy consciente de que lleva a un estado de cansancio mental e incluso de desmotivación.

Es inevitable que existan épocas más relajadas y otras más estresantes, aunque siempre se puede actuar para reducir ese estrés:

  • Aumentando los recursos: pidiendo ayuda, delegando, formándote…
  • Disminuyendo las demandas: reduciendo la carga de trabajo, tareas o compromisos que tienes (posponer reuniones, eliminar proyectos).

3-No tener resultados o fracasar

Puede que a ti también te haya pasado que tras un largo esfuerzo no has visto los resultados que esperabas.

Eso es también muy desmotivante, porque el esfuerzo que has hecho por alcanzar lo que querías no ha quedado recompensado.

Incluso se puede llegar a una situación de indefensión aprendida: aprender que por mucho que haces no llegan las recompensas.

En mi opinión, la mejor actitud que puedes tener aquí es considerar el fracaso como un aprendizaje.

En lugar de pensar:

“He fracasado y he perdido el tiempo”.

Pensar:

“He fracasado, he aprendido y lo puedo seguir intentando”.

En cualquier caso, a menudo la perseverancia marca la diferencia y seguir intentándolo puede ser la clave para alcanzar tus metas.

¿Cómo seguir perseverando a pesar de fracasar o no tener resultados? Recuerda el punto 1: recordando tus motivos o recompensas que alcanzarás con tu esfuerzo.

falta de motivación

4-Monotonía o rutina

La rutina puede hacer tu vida más productiva, al hacer formar parte de ella hábitos y actividades que produzcan una vida plena y sana física y mentalmente.

Sin embargo, la rutina puede llegar a desmotivar. Simplemente con pensar que irás de nuevo al mismo lugar de trabajo o hacer las mismas tareas te puede hacer sentir con poca inspiración.

En este caso, también puedes hacer ciertos cambios en tu vida laboral o familiar:

  • Modificando tus rutinas cada cierto tiempo.
  • Si tienes movilidad, modificando los lugares de trabajo.
  • Añadiendo nuevas tareas que te parezcan más estimulantes.

En mi caso, cada varios meses cambio de lugar de trabajo. Aunque sea de un día para otro, un simple cambio de localización me hace sentir con la motivación renovada.

5-Cansancio mental o físico excesivo

El cansancio mental y físico se puede notar cuando llevas un largo periodo de tiempo trabajando.

Puedes estar diez horas trabajando, pero si cinco de ellas son con falta de energía y creatividad, no estarás trabajando eficientemente.

Sin embargo, si trabajas siete horas con energía, creatividad y motivación, el trabajo sea mucho más eficiente y además tendrás más tiempo libre.

Lógicamente el tiempo dedicado depende de los contratos de trabajo y de la profesión de cada persona.

La clave es trabajar de forma eficiente y con energía, no tener la cultura del presencialismo, la cual cree que estar presente en el puesto de trabajo –aunque se este medio dormido o en las redes sociales- es estar trabajando.

De hecho, los expertos en productividad afirman que descansar es parte de ser productivo.

Por otra parte, estar bien alimentado es fundamental. Trabajar mientras tienes hambre o poca energía hace ser más impulsivo y provoca la pérdida de concentración.

6-Tomar demasiadas decisiones

Puede que te encuentres en un momento vital o en una situación en la que hayas tenido que tomar muchas decisiones importantes para ti.

A continuación, te habrás podido sentir cansado mentalmente, aunque no sabías describir bien la sensación o no sabías el motivo.

A mí también me ha ocurrido y se llama fatiga de decisión.

En general, cuantas más decisiones tomas durante el día, más fatiga mental tendrás y más complicado será para tu cerebro tomar nuevas decisiones.

La fatiga de decisión puede llevar a la falta de motivación, a la desconcentración y a la impulsividad.

La clave para resolver esto es reducir el número de decisiones que tienes que tomar durante el día, ya sean pequeñas o grandes decisiones.

Ejemplos:

  • Construye hábitos saludables y sanos.
  • Establece rutinas (aunque las modifiques con el tiempo).
  • Disminuye la capacidad de elección. Por ejemplo, hacer que solo tengas que elegir entre alimentos sanos.

7-Hacer tareas displacenteras o desagradables

Las tareas o actividades que no sabes hacer o que te cuestan esfuerzo aprender pueden desmotivarte.

Yo también lo he vivido: por ejemplo, cuando he tenido que aprender a usar un programa de ordenador nuevo.

Lo que ocurre es quedarte atascado es frustrante y displacentero. Por supuesto, mucho más displacentero si la tarea no es que sea complicada, sino que en si es desagradable.

Sin embargo, para avanzar es necesario salir de la zona de confort. Yo me puedo llevar haciendo la misma tarea durante meses, pero si no hago algo nuevo no avanzaré.

¿Cuál es la solución? Sencilla, aunque a la vez difícil de implementar: avanzar poco a poco y ponerse recompensas.

Por ejemplo, para la tarea de aprender un nuevo programa:

  • Aprender durante 30 minutos y darse una pequeña recompensa, como una merienda de tu alimento favorito.
  • Alcanzar una meta pequeña y darse una pequeña recompensa, como un paseo relajante durante 10 minutos.

La clave para las tareas que al principio resultan frustrantes es por tanto alternar entre pequeños avances y pequeñas recompensas.

Como has podido leer, la falta de motivación puede tener muchas causas y a veces es difícil ser consciente de ellas.

¿Y a ti que te provoca la pérdida de motivación?

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