Revista Cultura y Ocio

Fantasmas

Publicado el 17 abril 2014 por Isabel Isabelquintin

Fantasmas


Sus labios...

sus besos...
Sus brazos...
Su piel...

Era el hombre que amaba, que le llenaba el corazón de sentimiento. Ver su reflejo en esos ojos pequeños y marrones era la confirmación de ese amor. El momento mas feliz del día era justo ese, despertar cada mañana y que el sol se reflejara en su piel. Mirarlo, acariciarlo y despertarlo a besos. Y allí estaba él, aferrándola a su cuerpo, diciéndole que era suya y de nadie mas y suplicándole que esa mañana no se levantara de la cama. Y no quería hacerlo, estaba segura de ello. Sin embargo, el tiempo no se detiene y menos cuando se está soñando. Abrió los ojos, si la rodeaban unos brazos, si le recorrían la piel unos labios. Se giró de frente para responder a esas caricias.

Pero el hombre que estaba en su cama no era el mismo del sueño. Correspondió el beso algo aturdida y enseguida se levantó a pesar de los ruegos de su acompañante. Tras mil excusas, logró entrar el baño. No creía lo doloroso de ese despertar. El hombre de su sueño era ese amor pasado pero no olvidado.

Se lavo la cara y mientras lo hacia se miraba al espejo y deseaba con todas sus fuerzas borrar ese alegría agridulce con la que inició esa mañana. Sabia que no debía pensar en él y mucho menos, desearlo cuando ahora en su cama y en sus días tenia un nuevo amor.

Envuelta en sus pensamientos, se alejo de la idea de recordar y revivir. No era justo y le pesaba la conciencia.

Salio del baño, decidida a demostrarle a ese hombre que si estaba allí no era porque ella se sintiera sola.

Que le agradaba tenerlo cerca, que también le gustaban sus besos...

Se recostó a su lado, acercó sus labios a los de él y se fundió en ellos.

 El respondió a sus deseos y la beso con toda la pasión que ella le desataba. Él la amaba, adoraba verla sonreír  pensaba en ella cada segundo que no la tenia cerca. Siempre ideaba una forma de sorprenderla y demostrarle su amor.

Pero, siempre le preocupaba que ella no lo amara de igual forma. Si bien es cierto que desde el principio ella no estaba segura, tenia la esperanza de que el tiempo hiciera lo suyo y ella lo amara mas a él que a su pasado.

Le hizo el amor esa mañana dejando en cada caricia y en cada beso su corazón. Era en esos momentos en que la creía totalmente suya.

Mientras él la amaba, ella no dejaba de pensar en sus sueño. Mientras él le hacia el amor, ella imaginaba que era el hombre de su sueño quien estaba allí. . Odiaba sentir lo que sentía  Pero era difícil cohibirse del deseo. Siempre era lo mismo, era un hombre quien la amaba y era a otro a quien deseaba.

Esa tarde, el fue a buscar la cena y mientras tanto ella se encerró en sus remordimientos   Se sentía el ser mas miserable del planeta. Ese hombre la amaba, se lo demostraba día a día  En cambio, ese a quien amaba, se alejó sin avisar y nunca mas regreso. Soporto ese desenlace y busco el olvido que no llegó jamas. El fue el amor de su vida, el hombre que anhelo fuera el compañero de sus días  el padre de sus hijos. Él quería lo mismo, pero el tiempo y la distancia lo complico todo. Y ahora ella vivía en el limbo, se dio una nueva oportunidad, una especie de pacto. la amaban y ella le trataba bien. Pero no seria así siempre. Terminar con esa situación era la solución  No quería que él sufriera pero tampoco debía mentir y mantener una relación basada en un amor que  no sentía.

El fantasma de ese amor del pasado, no dejaba de atormentarla.Era mas fácil volver a amarlo o seguirlo amando que olvidarle.

Se decidió a hablar. ese hombre merecía la verdad doliera lo que doliera.

Compró la cena y paso a la pastelería  busco el postre de Tiramisú que a ella le gustaba tanto y se llevo dos porciones. De regreso a casa, escuchó en la radio una canción nueva, una que expresaba todo lo que sentía por ella. En el semáforo guardo en su teléfono algunos apartes de la canción para luego buscarla en la red y dedicársela a su amada. Al llegar a casa. la encontró en el balcón  mirando el anochecer y metida en sus pensamientos, amaba verla en esa pijama de encaje y mas le gustaba observarla y tratar de descubrir lo que habitaba en sus pensamientos.

Ella al verlo sintió una punzada en el pecho, había llegado la hora de hablar. Lo que no sabia era en que momento hacerlo. Antes de la cena no era apropiado  después de la cena seria algo aventajado.

Era ahora o nunca, él la abrazó y la besó, ella lo evitó y le anunció que debían hablar, el accedió;  se sentaron. Ella lo tomó de las manos y le dijo que no podían seguir, que ella no podía engañarlo mas y que lo que sentía no era suficiente para continuar.

Él le pidió que cenaran primero, que luego todo iría con mas calma, pero sólo estaba pidiendo tiempo, ese ardor en el pecho se hizo profundo, un nudo en la garganta se instalo y sintió el miedo inmenso de perderle  de no volver a tenerla, de perder sus besos, su aroma, su voz. Las mañanas a su lado, esos despertares felices. 

La cena transcurrió en silencio. No podía permitir que se fuera de su vida, después de tantas decepciones ella llegó a iluminar sus días y desde entonces para el todo era mas fácil.

Terminó la cena, al ver el postre se le arrugó el corazón.  Ella adoraba sentirse amada y él era experto en subirle el animo. Le dolía como un puñal en el pecho las palabras que dijo antes de la cena. Pero ya todo estaba dicho. 

Él se puso de pie,  se acercó a ella la tomo de las manos, la miro fijamente a los ojos y le dijo:

- No te des por vencida, todavía podemos hacer un nosotros. Sé que aún no olvidas y no pretendo que lo hagas, sólo quiero enamorarte y tengo las ganas y mucha imaginación  Puedo soportar esos fantasmas si decides quedarte e intentarlo una vez mas.

Sus ojos se llenaron de lágrimas. un amor como ese no volvería  Y era hora de luchar por alguien que valía la pena. Ese fantasma tenia que irse o ella lo sacaría a escobazos.

Se fundieron en un abrazo y para endulzar el momento, disfrutaron del Tiramisú.


¡Gracias por leer!

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