Revista Belleza

Farwaii, fiesta hawaiana

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Ya os conté hace algún tiempo que estaba el día 31 de agosto estaba invitada a una fiesta hawaiana, y que estaba buscando outfits de inspiración hawaiana para ir de acuerdo al dress code.

Finalmente, como no me decidía, decidí hablar con Esther, de Malabona. Ya os hablé de ella, puesto que diseñó y elaboró el vestido para la sesión de maquillaje, moda y fotografía en la que participé en el pasado mes de julio. Así que ¿qué hice? Le puse un whatsapp y le expliqué la situación en la que me encontraba: una fiesta hawaiana, y yo sin vestido. Esther es de lo más apañado que hay en el mundo (además de que es un amor), así que, prácticamente al momento, se puso a mandarme algunas fotos por whatsapp de diseños que ya había hecho.

Entre las fotos que me pasó, me pasó una de un mono con pantalón bombacho y escote en palabra de honor. Ya sabéis (y si no, os lo digo ahora, que los bombachos no son santo de mi devoción, así que le dije que me gustaba ese estilo, pero prefería que fuese un vestido. ¿Largo? ¿Corto? En un primer momento pensé en un vestido corto, pero adoro los maxivestidos, así que la respuesta fue “largo, por favor”.

Al poco tiempo, Esther me mandó otra imagen con una tela que ella creía que podía estar bien para ese tipo de vestido.  Qué os voy a decir: me encantó la tela. Y creo que fue un par de días después cuando me pasó otra foto con tres posibles cenefas para adornar el vestido, a fin de que escogiera la que más me gustase.

telas y cenefa para outfit hawaiano

Me gustaron las dos primeras cenefas, por el toque de color que tienen. La cenefa 3, toda blanca, me parecía muy sencillita, así que le dije a Esther que eligiera entre la primera y la segunda (aunque a mí me gustaba más la primera; y a Esther también).

Lo siguiente fue adelantarle mis medidas a Esther, para que pudiese ir avanzando en la confección del vestido; decidimos que nos veríamos cuando yo volviera de vacaciones de Mallorca. La gracia del asunto fue que, a la vuelta de las vacaciones, se nos averió el coche, y viajar desde Vilanova a Terrassa en tren, no es que sea complicado, pero es aburrido. Decidimos aventurarnos: Esther me mandaría el vestido por correo (el lunes previo a la fiesta) y en cuanto lo recibiera yo, me lo probaría y ya veríamos si había que modificar algo.

El miércoles no había noticias del vestido; cuando tampoco las hubo el jueves, Esther y yo empezamos a desesperarnos. El viernes por la mañana, el cartero traía el paquete. Por suerte, el vestido me iba clavado, al milímetro, y no tuve que hacer absolutamente nada en el vestido. Así que ya tenía mi vestido, con su turbante a juego, para la fiesta del día siguiente.

El sábado 31, a las seis de la tarde, yo salía de casa hacia la fiesta Farwaii, de Pili y Jan, con este vestido impresionante.

outfit para la fiesta hawaiana

En la cintura me puse el mismo cinturón dorado que llevé en la boda de día a la que asistí quince días antes. El vestido lleva un forro interior, y los detalles de la marca Malabona en el bajo del vestido, y también en el turbante, bordados.

Logo Malabona bordado en vestido y turbante

Como la fiesta era a pie de playa y no sabía si iba a refrescar o no, decidí llevar mi bolso Clarks, que compré en Spartoo. En la foto superior no lo llevaba porque ya lo había guardado, así que os enseñaré una foto de otro día cualquiera.

Bolso Clarks para fiesta hawaiana

Es un bolso que me gusta porque no es demasiado grande, pero me permitía llevar dentro una chaqueta, por si de madrugada la temperatura y la humedad en la playa me hacían sentir frío. Al final la temperatura fue genial y no necesité la chaqueta en ningún momento.

Sandalias So Size

Sandalias So Size

Como calzado para completar el look, me hubiese gustado llevar unas sandalias del estilo de éstas de la imagen superior, de la firma So Size. Sin embargo, si me hubiese puesto unas sandalias así, con siete centímetros de tacón, el vestido no me hubiese quedado del largo que me interesaba, así que finalmente opté por unas sandalias bastante planas, con dos centímetros de tacón (y al final fue lo mejor, porque estuve muchas horas de pie bailando, jejeje…).

La fiesta fue en un lugar más que emblemático de la ciudad, y estaba todo decorado convenientemente para la ocasión.

Jardín fiesta Farwaii

Por todo el jardín se dispusieron sofás y mesitas hechas de palés, para que la gente se pudiera sentar. Y también había tres pequeñas carpas diferentes: una donde estaban las bebidas (servicio de barra libre); otra donde estaba el disc jockey y una última, al fondo del jardín con mesas y sillas para sentarse.

Jardines fiesta Farwaii

Fiesta hawaiana: jardines

La fiesta fue genial. Todo el mundo iba ataviado para la ocasión: los chicos, con sus camisas hawaianas; las chicas, con sus vestidos estsampados y sus flores en el cabello. Lo cierto es que fue muy original, porque no todos los días puedes ir a una fiesta de este estilo, tan lograda. La música estuvo genial también.

Camisas y flores en la fiesta hawaiana

Detalle de flores naturales en el pelo y camisas hawaianas

Cuando empezó a caer la noche, el servicio de catering sirvió una cena en la que había de todo:

Chupito de gazpacho de fresa y melocotón

Chupito de ajoblanco de pera.

Cullereta de gamba, guacamole y papaya.

Cullereta de bacalao a la bilbaína.

Sardinas marinadas con pétalos de tomate y parmesano.

Ensalada nórdica de salmón con vinagreta de yogur.

Mini taboulé.

Tiradito de corvina con chutney de coco fresco.

Atún con crujiente de sésamo y vinagreta oriental.

Brochetas de pollo rebozado con curry.

Croquetas variadas.

Cigarritos de brandada de bacalao con confitura de pimientos del piquillo.

Bastoncitos de jamón ibérico.

Arrossejat de fideos.

Arroz de bacalao.

Brocheta de fruta de temporada

Cuando, a las once de la noche, terminó la fiesta, nos fuimos a cenar y después seguimos la fiesta en el Chiringuito Tres y después en La Daurada Beach Club, donde estuvimos hasta… digamos… altas horas de la madrugada. Los anfitriones, Pili y Jan se retiraron de la fiesta bastante antes, cansados del ajetreo de todo el día. Y nosotras, finalmente, cansadísimas, decidimos que ya era hora de retirarnos -sobre las tres y pico de la madrugada- después de estar de pingo desde las seis de la tarde.


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