Revista Cultura y Ocio

Feliciana enríquez de guzmán

Por Diana Cabello Muro @Didymyself

FELICIANA ENRÍQUEZ DE GUZMÁN

Apenas tenemos otras noticias de la vida de esta singular poetisa, que las referidas por Lope en el elogio que le dedicó en su Laurel de Apolo. Se sabe que nació en Sevilla a fines del siglo XVI, y por el elogio de Lope también se sabe o se cree que siendo joven, tenía un gran deseo por adquirir instrucción literaria, por lo que fue a Salamanca, donde se dice que estudió haciéndose pasar por varón, pero fue descubierta al caer en amores con otro estudiante. Aunque ella no da señales de estos datos en su propia obra.

Estuvo casada con Cristóbal Ponce de Solís y Farfan, 35 años mayor que ella, y en segundas nupcias con el abogado Francisco de León Garavito, que al parecer la hizo feliz y del cual también enviudó pronto (1630).

Quien también escribió sobre su sonado travestismo fue Tirso de Molina, autor de El burlador de Sevilla, quien se refirió a la atrevida escritora en 'El amor médico' con un claro guiño al suceso real:

"¿Siempre han de estar las mujeres/ Sin pasar la raya estrecha/ De la aguja y la almohadilla?/ Celebre alguna Sevilla/ Que en las ciencias aprovecha".

La obra de Feliciana Enriquez es toda una oda a ella misma, a su sapiencia, a su critica de la regla teatral del Siglo de Oro. Y lo hace con tal maestria que no tiene nada que envidiarle a sus colegas masculinos.

Toda la obra en sí es deliciosa, al menos los fragmentos que he podido leer, así como el entremés Las gracias mohosas,la delirante historia de tres hermanas -dos ciegas y una coja- que buscan marido. La comedia concluía de forma atrevida y transgresora, pues las hermanas, ante la falta de decisión por tanto pretendiente como se le ofrece -por supuesto, mutilados, tarados y grotescos-, deciden optar por la bigamia. Toda una comedia de lo absurdo, con tintes claramente enaltecedores de la voluntad femenina, y que aboga por la bigamia, prohibida por la Iglesia represora del s. XVI que imperaba en la España de los últimos austrias. Este entreacto se pudo ver representado en Madrid a cargo del Teatro del Velador

Tuvo que autopublicarse su obra en Lisboa porque en Sevilla nadie quiso hacerlo por ser mujer, y una vez muertos ella y su segundo marido D. Francisco de León Garavito, al hacer inventario de su biblioteca se vió que ésta albergaba muchas copias de su obra además de los grandes literatos y obras de su tiempo. Por lo que no hace dudar que nuestra autora fuese una culta y erudia mujer del Siglo de Oro.

1. Segunda parte de Espejo de Príncipes e caballeros, de Pedro la Sierra.
2. Diccionario de romance en latín, de Antonio de Nebrija.
3. Lágrimas de Angélica, de Luis de Barahona de Soto.
4. Comedia Niniue [¿?].
5. Orlando furioso, de Ludovico Ariosto.
6. Vocabulario de las dos lenguas, toscana y castellana, de Cristóbal de las Casas.
7. Las trescientas o Laberinto de la fortuna, de Juan de Mena.
8. Las Metamorfosis, de Publio Ovidio Nasón.
9. Las Obras del famoso poeta Gregorio Silvestre.
10. Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes Saavedra.
11. Novelas morales, de Diego de Águeda y Vargas.
12. Examen de ingenios para las ciencias, por Juan Huarte de San Juan.
13. De retórica y dialéctica, de Francisco de Morgado.
14. La vida y fábulas del clarísimo sabio fabulador Esopo.
15. Tablas poéticas, del licenciado Cascales.
16. Don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes.
17. Paradojas e Arte poética, de Francisco Sánchez, el Broncense.
18. Artem Poeticam Horatii Annotationes.
19. Gramática griega.
20. Cisne de Apolo, por Luis Alfonso de Carballo.
21. La aurora de Cristo, por Luis de Belmonte Bermúdez.
22. Destreza, de Luis Vives.
23. Arte para aprender la lengua italiana.
24. Las firmezas de Isabela, de Luis de Góngora.
25. La comedia de los Jacintos y celoso de sí mismo, de Lope de Vega Carpio.
26. La famosa comedia de las burlas y enredos de Benito, atribuida a Luis de Góngora.
27. La famosa comedia del lacayo fingido, de Lope de Vega.

Termina la relación de sus libros con:
28. "Quatroçientos e quarenta libros de las dos comedias de Los canpos Sabeos, enquadernados, compuestos por el dicho don Francisco de León Garavito. Muestra de lo dicho anteriormente sobre la autopublicación de su obra.


Ella no consuió triunfar en las letras en vida, a pesar de su talento, solo escribió una obra, pero al menos hizo lo que quiso hacer. Y aunque en la actualidad se esté luchando por sacarla a la luz, todavía no le termina de llegar la fama.

Todo lo que sigue, obra y comentarios a la misma con añadidos biográficos, está extraído literalmente del catálogo bio-bibliográfico de la web de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes. (link en fuentes)

y transformada en hombre,

y por curiosidad astrología;

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Y de aquella científica Academia

mereció los laureles con que premia;

no de otra suerte que a Platón divino

aquella celebrada Mantinea,

que en forma de varón a Grecia vino.

Mas como amor pasión del alma sea,

y natural pensión de los discretos,

y como la experiencia y los efectos

nos muestran que jamás ha sido ingrato

si no le mira mal alguna estrella,

puso los ojos Feliciana bella

cuanto la honestidad calló tres años;

de sus mismas pasiones estudiantes;

hasta que Feliciana tuvo celos,

y con lágrimas, voces y desvelos

lo que ella a solo amor, celos a todos.

Con esto fue forzosa que el ausencia

saliese por fiadora a la imprudencia

Mas, ¿cuando amor calló desesperado?

Don Félix se quedó: fuése la dama,

que nueva Safo; Salamanca llama;

escribiendo a sus celos pesadumbres

luego que penetró las altas cumbres

del cano eternamente Guadarrama;

vivir, siendo mujer, donde tenía

hábito y nombre de hombre,

tan bizarro galán y gentil hombre,

que con notable gracia entretenía

damas, que con amores y desvelos,

a unas daba favores y a otras celos,

haciendo que muriesen en la fuente

que de Narciso, por su error, se nombra

enamoradas de su propia sombra?

Milagro fue de amor que al nuevo Orfeo,

cuando no le matase ajeno empleo,

para que colocara en las estrellas

que la que al cisne admira;

corriendo por el Tormes su cabeza

como la que captando su tristeza,

entre las ondas de Estrimon suspira.

Mas de los versos que en igual destreza

que a la pluma la voz acompañaba,

estos solo llegaron a mis manos

llamados de su nombre Felicianos.

La oscuridad equívoca de los últimos períodos de este relato panegírico, se aumenta, lejos de aclararse, con su principio, que de intento he dejado para transcrito aparte; y dice así:

¡Qué alegre propusiera el claro Tormes

un estudiante rico y generoso

y no menos gallardo que estudioso,

que se volvió por unos celos dama,

donde se fue a estudiar de Ovidio el arte,

la bella Feliciana que hoy requiebra

y entre pizarras y álamos celebra,

quebrando en ellos vidrios fugitivos,

y la llamara con acentos vivos!

Cualquiera que sea la interpretación que se de a estos pasajes, no cabe duda sobre el hecho, poco frecuente con tales circunstancias, de los estudios universitarios de doña Feliciana. Vuelta a Sevilla, se dedicó predilectamente al de las bellas letras; ejercitóse con aplauso en la poesía, y pretendió contrariar y desnaturalizar el gusto dramático español de su época, hijo legítimo del ingenio y de los progresos del arte y de la cultura, y fundado en el más puro nacionalismo, erigiéndose en defensora de los preceptos clásicos y presentando como dechados o modelos de composición teatral dos dramas que llamó tragicomedias, con título de Los jardines y campos Sabeos, primera y segunda parte, las cuales acabó de escribir en Sevilla, a 9 de octubre de 1619.

Al fin de ellas, con habilidad y donosa gracia, fingió un pleito entablado contra su obra por los poetas cómicos de España, el cual refiere en laCarta ejecutoria, cuyos son los siguientes párrafos:

La cual (autora), por su petición, dijo que la dicha querella y demanda no procedía... porque su tragicomedia era muy útil y provechosa para desterrar de España muchas comedias indignas de gozar los campos Elisyos; y para libertarla y libertar a sus ilustre y nobles poetas del tributo que, por tener paz con el bárbaro vulgo, le han pagado basta su tiempo... Que ella no ponía defeto..., en la elegancia y elocuencia, donaires y sales de las comedias españolas... Que sola su censura era del único lugar... y breve tiempo... en que se afirmaba haber faltado todos los cómicos españoles. Los cuales no se debían ofender de esta censura, que muy más rigurosa era la de otras muchas personas, y señaladamente la del buen caballero andante Don Quijote de la Mancha, cuyo Rocinante se atrevió a morder a nuestra caballo Pegaso, y le dijo en jumental idioma que las comedias de los dichos poetas, lo habían convertido en caballo Gradario, haciéndole discurrir algunas de ellas, casi por todas las partidas del mundo con sus autores y actores...

Aun más fuerte y pronunciada es la censura que hizo de la escuela de Lope en el prólogo en verso suelto que da principio a la tragicomedia. Lope no se dio por entendido, y si en su referido elogio de una Feliciana en el Laurel de Apolo hizo relación a la poetisa Enríquez de Guzalan, puede asegurarse que no conoció, a pecar de haber sido impresas, tan singulares comedias. Mézclanse en su extraño argumento la mitología y la historia fabulosa de España y otras partes; la versificación en general es feliz.


Muy preciada la autora, no descuidó sus propias alabanzas:

Cree nuestra poeta que ello ha sido

la primera de todos en España

que, imitando a los cómicos antiguos,

propiedad ha guardado, arte y preceptos

de la antigua comedia, y que ella es sola

la que el laurel a todos ha ganado

y ha satisfecho a doctos el deseo... etc.

pero no imposible empresa

aunque ha parecido a muchos

de esta nao, de esta victoria,

En la carta ejecutoria del pleito ganado por ella ante el tribunal de Apolo y las Musas, escribe la sentencia siguiente:

Faltamos: que debemos declarar y declaramos a la tragicomedia de Los jardines y campos Sabeos, haber ganado nuestra corona de laurel en la arte y preceptos de los cómicos antiguos, a todas las comedias y tragedias españolas compuestas hasta los tiempos del magno Felipe IV de las Españas. Y mandamos a nuestros poetas españoles, que en las comedias que de aquí adelante hicieren, guarden las leyes y preceptos de su Primera y segunda parte, so pena de no ser tenidos por nos por cómicos ni trágicos... etc., etc.

Estas comedias no se representaron al público. Así lo declara la misma autora:

Es de tan buen parecer, dice, mi tragicomedia, que puede salir en público a ver, no los teatros y coliseos, en los cuales no he querido ni quiero que parezca; más los palacios salas de los príncipes y grandes señores, y sus regocijos públicos y los de sus ciudades y reinos; y asimismo, con menos ruido, visitar en sus casas a los aficionados a las buenas letras.

Parece inferirse del prólogo de la Primera parte que fue representada al rey Felipe IV en Sevilla, año de 1624.

Al frente de la primera de estas piezas, estampó doña Feliciana una especie de dedicatoria a los manes de don León Enríquez y su hermana doña Isabel Enríquez, marquesa de Montemayor, nieta del rey don Enrique II de Castilla, y de don Fernando de Portugal y esposa de don Juan, condestable de este último reino, y conde de Montemayor.

Permitid, dice, que al Castillo y dos Leones... etc., de vuestras armas... otra de la misma sangre, y vuestra por la misma línea, haya carteado y juntado con la insignia de nuestra salud, otros Leones, Barras, etc., etc.

Alude en esto a los escudos que ornan las portadas, donde van reunidos a los timbres de Enríquez y Guzmán los de su esposo, cuyo apellido era León, según demostraremos. Dedica las comedias a sus hermanas doña Carlota Enríquez y doña Magdalena de Guzmán, monjas en Santa Inés, de Sevilla; pero sin perjuicio de esta primera dirección, lo sCoros y Entreactos y la Segunda parte, llevan dedicatorias a otras personas, como después diremos. En la que dirige a sus hermanas, indica bien claramente ser estas fabulas (a la verdad de bien extravagante artificio), alegóricas de sucesos verdaderos. Infiérese de dicho documento, y del romance que se canta al fin de la Parte segunda, que la princesa Maya es la misma doña Feliciana, a cuyos amores con el príncipe Clarisel, y felices bodas, aluden estas composiciones. Confirmando dos sonetos que Maya y Clarisel recíprocamente se escriben al principio de la Segunda parte. Clarisel renuncia arrepentido a su loca pasión por Belidania (asunto de la Parte primera), y se entrega en casto nudo a la poetisa.

No es difícil la averiguación del nombre del afortunado esposo de Feliciana. Hállase cifrado en un Laberinto de veinte y seis letras, que va al frente de la Segunda parte, seguido de estas redondillas:

que veintiséis letras tiene,

de flores, que le reparte

seiscientas sesenta y siete.

Sin descifrar completamente este Laberinto, observamos desde luego que contiene el nombre de don Francisco de León Garavito, sevillano, jurisconsulto, que en 1625 publicó en Sevilla su Información en derecho por la Purísima Concepción de nuestra Señora, libro a cuyos principios escribió doña Feliciana Enríquez de Guzmán unos versos panegíricos de la Purísima Virgen y de la hazaña de las doncellas de Simancas. Era entonces ya esposa del autor.

Confírmanse estos datos, que yo, como tantos otros, descubro y pongo en claro con presencia de los antiguos libros, por las dedicatorias especiales que doña Feliciana hizo, de la Segunda parte a don Lorenzo de Ribera Garavito "su hermano por afinidad", y de los coros y entreactos a don Diego de León Garavito, vicario de Cicacica, en la provincia peruana de los Charcas; y además por un soneto que se canta en el prólogo teatral de la Segunda parte, y concluye así:

De ti procederán dos altas ramas

de Enríquez y Guzmanes, de las cuales

una, que será honor de Garavitos;

Felicísima, gloria de las damas

de tu Betis, sus perlas y corales

en ti celebrará, y en sus escritos.

A la verdad, en ninguna de las dos comedias se descubre la menor alusión a los novelescos sucesos que Lope nos cuenta de Feliciana. Adviértese que no la nombra por su apellido. ¿Se refirió tal vez a otra persona?

Al fin de la Segunda parte se expresa que acabó la tragicomedia su autora en Sevilla, a 9 de octubre de 1619. Igual fecha tienen las dedicatorias a las monjas y a don Lorenzo de Ribera. En el fingido pleito se ponen las de 9 de octubre de 1623 y 1.º de marzo de 1624. El prólogo (loa) de la Primera parte concluye así:

¿Qué yedras, qué laureles, qué guirnaldas

si me oyesen Timolos y no Midas

no podría esperar? qué honor y aplauso?

Este espero, y ahora que del Magno

Felipe visitada (dulce patria)

te veo, aunque de paso, me contento

con solo verlo a nuestra acción atento.

(En Sevilla, 1.º de marzo de 1624.)

En la advertencia final a los lectores, dice la poetisa:

En la primera impresión dividí licenciosamente cada una de sus dos partes en tres jornadas, al uso español...Hoy que veo el edificio fraguado y firme, he quitado en esta segunda las cimbras de las jornadas a los arcos de los actos.

El ejemplar que tengo a la vista, propio del señor don Pascual Gayangos, ofrece la Primera parte, impresa en Lisboa, por Gerardo de la Viña, 1627, con las aprobaciones y licencias de la misma ciudad, dadas a principios de 1624. Con portada aparte, fechada, sin impresor, en 1628; van luego los coros y entreactos, y después la Segunda parte, impresa en Lisboa, por Pedro Crasbeeck, 1624. De este mismo año se cita una edición de Coimbra, impresa por Jácome Carvalho, en 4.º

Tragicomedia: Los Jardines y Campos Sabeos. Primera y segunda parte, con diez coros y cuatro entreactos. Por doña Feliciana Enríquez de Guzmán. Dedicada a doña Carlota Enríquez y a doña Magdalena de Guzmán, sus hermanas, monjas en Santa Ynés de Sevilla. (Escudo de los Enríquez, Guzmanes y Leones Garavitos.) -Con licencia, en Lisboa, por Gerardo de la Viña, año 1627; 4.º

"A don Leó y doña Isabel Enríquez..." etc. -Aprobación y licencias de Lisboa, enero, marzo y abril de 1624. -La comedia, precedida de un prólogo en verso suelto con fecha de Sevilla, 1.º de marzo de 1624. -Se divide en cinco actos, y estos en escenas. -Al fin se salvan las erratas.

Coros de los actos de la primera parte de la tragicomedia: Los Jardines y Campos Sabeos. Dirigidos a don Diego de León Garauito, vicario y beneficiado de Cicacica, en la provincia de las Charcas, de los reinos del Pirú. Año (hueco en blanco, en el cual se halla pegada una estampa de la Virgen, San Joaquín y Santa Ana) 1628. Debajo empieza el texto.

Tres de los coros son liras, y dos romances, en los respectivos a la primera parte. Para la misma dos entreactos, o sean graciosos entremeses, sin título, en prosa; varios de los personajes son mitológicos.

Coros de los actos de la Segvnda parte. Dirigidos al muy reverendo padre maestro fray Jerónimo de Ribera, prior del convento de San Agustín de Sevilla.

Estos coros son romances, un romancillo y un soneto. Los entremeses dos: en verso el uno, el segundo en prosa; personajes mitológicos; en el segundo figuran Midas, con sus orejas de asno, y Licas, con su cola. -Síguese la dedicatoria de la autora a sus hermanas.

Segunda parte de la tragicomedia Los Jardines y Campos Sabeos. Compuesta por doña Feliciana Enríquez de Guzmán. Dedicada a don Lorenço de Ribera Garauito. (El mismo escudo que en la primera, sobrepuesto, pegado.) En Lisboa, por Pedro Crasbeeck, año de 1624.

Dedicatoria. -Dos décimas de Calíope. -Los sonetos de Maya y Clarisel. -El Laberinto de letras. -Texto. -Al fin la referida carta ejecutoria, dada por Apolo. -Prólogo "A los lectores", de la autora. -Dos sonetos a la misma: uno de Apolo y otro de la monja doña Carlota.


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