Félix Jesús hará historia este sábado en la plaza de toros de Almadén

Se nos va Félix Jesús transformado en 'oro'.

Su alternativa y despedida al mismo tiempo, es como una transfiguración. Cambia por un día la plata por el oro. Ha elegido el sitio idóneo, la plaza de Almadén, aquella que se construyó para el hospital de mineros en el último cuarto del XVIII, la de Lucilo, la de Teodoro y la de Balbino, aquella plaza que le vio llegar un día con todas sus ilusiones a matar su primer novillo. Siempre como fondo, el mineral noble de un torerillo de Alamillo que anhelaba realizar las hazañas de otro paisano suyo como era Paco Alcalde. Se hizo a sí mismo y pronto encontró su hueco en las filas de los subalternos. Estuvo a punto de tomar la alternativa y esa era su 'espinita'. El día de Santiago se hará realidad. Allí estarán todos aquellos que fueron y supusieron algo en su carrera. Tarde de emociones para un torero de plata que se viste de oro por un día: el más importante de su vida taurina, el del adiós.
Félix Jesús Rodríguez, con ese nombre tenía que ser torero, ha pasado de puntillas por este planeta tan difícil de entender en estos tiempos, siempre citando de frente, cuadrando en la cara del toro y dejando los palos en todo lo alto. En lo taurino y en la vida. Ahí tienen si no, la legión de amigos que ha cosechado para siempre. Torero sin dobleces, ha ido por libre y lo ha sido. Sin argucias ni componendas. Uno de sus matadores le dará la alternativa y él a su vez, le servirá el testigo al novillero Bresó. Alamillo y todos los pueblos del valle de Alcudia irán a verle. Sin olvidar el campo de calatrava donde tantos triunfos cosechó.
Esta vez, torero, los que tenemos que destocarnos en ese brindis imaginario somos nosotros, los aficionados. Por un torero cabal, amigo de sus amigos, que lo dio todo por una profesión que es un pequeño cosmos que ayuda a entender las relaciones humanas. Aunque algunos piensen que está fuera del tiempo. Hoy más que nunca diríamos aquello del retrato de Manuel Machado:
'Y antes que un tal poeta, mi deseo primero
Hubiera sido ser un buen banderillero'.
Misión cumplida maestro. Que seas feliz en tu nueva vida. Y no olvides de llevar ese día, un trocito de azabache, que es el talismán protector de los que tienen 'buen bajío'. Oro, plata y azabache. Ahí cabe todo el toreo
  Fuente: La Tribuna de Ciudad Real/Rafael Zaldívar - viernes, 24 de julio de 2015
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