Revista Historia

Félix ríos: "deberían de dejarse de chorradas de titulitis y pelear unidos por salidas profesionales"

Por Crimenycriminal @crimenycriminal

FÉLIX RÍOS

LA CRIMINOLOGÍA EN ESPAÑA
ENTREVISTAMOS AL CRIMINÓLOGO Y PERITO JUDICIAL FÉLIX RÍOS. LO HACEMOS PARA QUE NOS HABLE SOBRE EL ESTADO ACADÉMICO Y LABORAL DE LA CRIMINOLOGÍA EN NUESTRO PAÍS

Félix MacGrier Ríos (Tenerife, 1974), es criminólogo y perito judicial desde hace más de 15 años. Considerado por algunos como la imagen de la moderna criminología forense, nos responde a esta entrevista dándonos su opinión sobre la situación de los estudios de criminología en nuestro país y las salidas laborales que tanto preocupan a los titulados en criminología.
- Por dónde empezar...

Por donde quieras... lo importante es cómo terminar las cosas.
- Hoy no le entrevistamos para que nos hable de la Asociación Laxsmi para la Lucha contra el Crimen, o sobre el Proyecto Nacional Prometeo para la Revisión de Crímenes y Desapariciones sin Resolver, aunque obviamente son temas que surgirán a lo largo de la entrevista. Esta vez queremos conocer la opinión que puedes trasladarle a un estudiante de criminología y a un titulado que empieza su andadura laboral en este país.


Fantástico, ¡dispara!
- ¿Títulos propios, licenciatura o grado de criminología?


¡Los tres! Yo por ejemplo estudie un título propio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, cuatro años divididos en dos ciclos, con un plan de estudios similar a la universidad de Lovaina, considerada en los ´90 como el alma mater de la criminología internacional. En aquella época era curioso porque en España sólo había títulos propios, desde un año hasta cuatro, pasando por títulos compartidos con detective privado, másters, cursos mixtos mezclando criminalística, diplomaturas, etc. Eso por suerte ya ha cambiado, y ahora todo el mundo estudia más o menos por igual. Creo que el verdadero criminólogo es el que consigue trabajar en esta ciencia que muchos amamos, en parcelas exclusivas o compartidas parcialmente con otros profesionales, lo demás es mera titulitis.
- Pero hay quien defiende que los títulos propios no sirven para nada… 


Claro, y hay quien dice que a J.F.K. lo mataron los extraterrestres. Creo que sobre eso hay mucha desinformación. La diferencia actual a nivel práctico entre un título propio y la licenciatura o el grado, aparte de cuestiones obvias como cargas lectivas (no en mi caso que yo hice 327 créditos), es que si te presentas a un organismo o institución para un puesto de trabajo de criminólogo (cosa que en España no pasa casi nunca desgraciadamente), un título propio te lo pueden validar como un curso CEAC o como equivalente a un grado o licenciatura si les apetece. Lógicamente si tienes alguno de éstas dos últimas opciones no hay discusión posible. Si los títulos propios no valieran para nada, habría que meter en prisión por estafa a un montón de catedráticos de derecho y decanos de toda España, cosa que obviamente no tiene lógica. En los años ’90 no teníamos las opciones de ahora, y todos los criminólogos que hemos luchado por la oficialización de los estudios, y todos aquellos que hemos abierto brecha laboral para los que vienen después, somos de títulos propios y a mucha honra.
- ¿Para el ejercicio profesional varía mucho tener un título u otro?


En el mundo judicial no. A un juez le importa poco si te sacaste el título en Madagascar, privado y título propio, que si te has sacado el grado por la Simon Fraser de Vancouver. El perito es aquel especialista que por sus conocimientos prácticos o teóricos domina una materia en la que puede asesorar a un juzgador. Por ello, cuando emitimos informes criminológicos a los juzgados, estamos haciendo criminología forense.
- En ese sentido, se dice que es de los pocos que ha conseguido que en una sentencia se recoja la palabra “Informe Criminológico”. ¿Es así?


Realmente hay mucha más gente que lo ha conseguido, pero creo que se conoce poco de ellos. Gente que ha peleado por la criminología en los juzgados jugándose el tipo, y que ha conseguido que los jueces vayan sabiendo para que servimos los criminólogos. Desgraciadamente en las aulas hay muy pocos profesores con experiencia práctica en este campo, y la mayoría de las veces no se sabe ni de qué puede hacerse un informe criminológico. Eso es un aspecto a mejorar, y creo que las universidades ya son conscientes de ello.
- ¿Qué tipos de informes criminológicos puede hacerse para los juzgados entonces?


Pues muchos. Aquí en España dices que has hecho informes criminológicos y te miran con cara de póker, cuando en Europa y América es lo más normal. Nosotros hemos hecho informes sobre reconstrucción de hechos, perfil, motivación, peligrosidad criminal, victimación, etc. Tuve la suerte de empezar en este campo con el criminólogo Oscar Díaz, y tirando de apuntes de clase y probando en diferentes casos, conseguimos unas plantillas e instrumentos de trabajo científicos e interdisciplinares que ahora pueden usar los compañeros que vienen detrás.
- ¿Los juzgados ven con suspicacia estos informes?


Hay de todo, pero yo normalmente me he encontrado con jueces receptivos, y ávidos por saber en qué podemos ayudarles. Recuerdo que en una ocasión el JVP de Las Palmas vio uno de nuestros informes y nos invitó a tomar café para contaros que él lo que necesitaría es un cuerpo de criminólogos para contrastar los informes de la junta de tratamiento. Es lo que en EEUU suponen los agentes de la condicional (criminólogos normalmente). En otra ocasión me enfrenté con mis conclusiones a un informe psicológico forense judicial. ¡La criminología contra la psicología! ¿te lo puedes imaginar? La psicóloga forense del juzgado había entrevistado a una supuesta víctima de abusos sexuales intrafamiliares en dos sesiones de 30 minutos, y había determinado que parecía creíble su victimación. Yo entrevisté al supuesto agresor, a su esposa, otra de las hijas, la trabajadora social de la zona, profesores, amigas de la supuesta víctima y hasta al guardia civil que hizo las diligencias, así como me trasladé a la casa donde habían ocurrido los abusos supuestamente (una casa en obras sin muros divisorios), y determiné que era un invento de la menor para fugarse de casa y encubrir un robo. El juez no sólo me dio la razón, sino que en la vista la chica rompió a llorar y confesó que se lo había inventado. Siempre pongo este ejemplo en algunas de mis charlas y llevo la sentencia para que los criminólogos vean que no tenemos que temer a peritar y contraperitar, siempre desde el respeto y la ciencia.
- ¿Qué mejoraría de los planes de estudio de criminología?


Menos teoría y más práctica. A mis talleres acuden estudiantes y titulados de todas las universidades de España y la mayoría me dicen: a) que apenas tiene profesores que sean criminólogos, y si lo son, nunca han ejercido fuera de un aula; y b) que no tienen prácticas específicas de criminólogo, a lo sumo de observadores en otros ámbitos (policía, institutos de medicina legal, etc). En ese sentido creo que se está trabajando por cambiar eso, pero es difícil con tanta lucha por titulitis y enfrentamientos entre universidades y carreras. En España tenemos la fea costumbre de restar y dividir, en lugar de sumar e integrar.
- ¿Qué más haría falta para que hubiera más criminólogos trabajando como tales en las calles?


Es kafkiano que criminología sea la carrera más demandada actualmente y la que menos salidas reales ofrece. Los criminólogos trabajando como tales en España pueden contarse con los dedos de dos manos. Creo que los alumnos deben de presionar a sus universidades, y éstas crear convenios de prácticas con instituciones penitenciarias, policía, oficinas de asistencia a víctimas, centros de menores, empresas, etc. No es tan difícil, en Europa y EEUU se hace desde hace décadas. Pero también tienen que espabilarse los alumnos y ser creativos y “emprendedores” como parte del título de “J. M. Servera”. Nosotros nos arriesgamos, pasamos hambre pero luego nos estabilizamos. Nadie nos ayudó nunca, así que creo que la actitud del alumno debería de ser no esperar nunca ayuda. Por último el gobierno tiene que enfrentarse tarde o temprano a la situación alarmante de tener miles de criminólogos en la calle y sin trabajo específico como tales. Ahí creo que es donde las asociaciones, colegios y federaciones tienen que jugar sus cartas, ofreciendo propuestas serias en ese sentido. Creo que es la idea que se tiene, y están trabajando en ello grupos como el SECRIM. Al igual que en cuanto al alumnado, el Sindicato español de Estudiantes de Criminología, con Miguel Regue y David Montero y otros al frente, está haciendo un gran trabajo. ¡Ánimo!
- ¿Es partidario de los Colegios Profesionales de criminólogos?


En términos generales sí, claro. En Valencia ya lo han conseguido, y poco a poco se irán sumando otras provincias. Pero creo que los colegios deben de potenciar el ejercicio profesional de todos los criminólogos, no limitarlo. De hecho la corriente actual legal es precisamente limitar los colegios y no obligar a nadie a colegiarse (ni a los abogados). Los colegios y asociaciones tienen que ofrecer aspectos atractivos a los criminólogos, para que sea un valor añadido inscribirse en ellos. Creo que es la idea que se tiene en Valencia y en otras provincias. También les animo a continuar en esa línea.
- ¿Cuál cree que es el problema principal de la criminología en España?, ¿Por qué vicisitudes ha pasado?


Pues lamentablemente creo que a veces el peor enemigo de un criminólogo es otro. Cada día veo luchas bizantinas en las redes sociales entre titulados, licenciados y graduados. No entiendo que la gente se pelee o se crea mejor que otros por haber estudiado de una forma o de otra. El problema es la falta de salidas profesionales, así que deberían de dejarse de chorradas de titulitis y pelear todos juntos, no divididos. Desgraciadamente muy a menudo, cuando sale un criminólogo por la televisión, sólo escuchas comentarios despectivos. Creo que, lo hagan mejor o peor, hay que agradecer que criminólogos salgan en los medios y den a conocer nuestra ciencia, nos guste más o menos el cómo lo hacen. Creo que hay mucha gente que cree erróneamente que puede hacerse criminología sólo en las redes sociales. La criminología hay que hacerla en la calle y luego comentarla en foros académicos o cibernéticos si quieres. En cuando a vicisitudes, tengo dos anécdotas curiosas: la primera ocurrió hace poco, cuando anunciaron en prensa las Conferencias Prometeo donde mis voluntarios de Laxshmi exponen una vez al año los trabajos de revisión crímenes realizados. Un periodista publico un titular llamándonos “Los Mejores Criminólogos de España….”. No veas la que se montó, nos llovieron las críticas como si hubiésemos escrito nosotros el titular, y hasta un tipo llamó anónimamente a la revista diciendo que era del “Colegio de Criminólogos de Alicante” (que no existe aún) y que yo no era ni criminólogo ni nada. ¡Alucinante! En otra ocasión dos de mis voluntarias defendieron que había esperanza para los criminólogos en el último congreso de Murcia, y según terminan las charlas se les acerca un sujeto, que ni conozco, para decirles que yo no era criminólogo porque había estudiado un título propio y eso no servía para nada.
- ¿Le afectan esos ataques?

Antes sí, pensaba que si yo no le había hecho nada a nadie, nadie tenía que atacarme de esa manera, más cuando siempre he luchado por que la criminología se conozca y se reconozca. Lo hablé en su día con Garrido Genovés y con Juan Ignacio Blanco, y me dijeron que no me preocupara, que “va con el cargo” soportar la mala fe de algunos, así que de momento no he tenido que meterle querellas por injurias a nadie, pero no lo descarto.
- ¿Garrido Genovés y Juan Ignacio Blanco son sus figuras de referencia en la criminología?


Garrido por ser pionero en España con los perfiles y una referencia siempre en cuanto a discreción y cortesía profesional ante cualquiera. Juan Ignacio por ser el primero en conseguir que la palabra “criminólogo” apareciera como subtítulo de una imagen de televisión, y por su valor en la constancia en ser fiel a uno mismo y en lo que cree. También el comisario Félix Álvarez Saavedra, director de mi tesina, y el guardia civil Eloy Paramino, quien me desveló los entresijos de la investigación criminal de los ´70 y ´80 durante mis prácticas de criminología en el instituto armad. Suponen otros dos referentes a los que siempre acudo.
- ¿Para cuándo el doctorado?

Pronto, espero. Tengo que hacer uno de esos cursos tan poco apetecibles de adaptación al grado antes para ello, pero no me apetece mucho. Ahora mismo entre peritajes, la revisión de 21 casos sin resolver, la coordinación de más de 40 voluntarios de toda España, los talleres que imparto una vez al mes por toda la geografía nacional, tres proyectos de formación práctica para criminólogos con tres universidades, y cinco libros, como que casi no tengo tiempo para nada. Pero por otro lado creo que siempre se puede aprender en las aulas, como yo aprendo de mis alumnos.


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