Revista Cine

Festival 4 + 1 (2011)/III

Publicado el 28 octubre 2011 por Diezmartinez
Festival 4 + 1 (2011)/III
Debo confesar que, por angas o por mangas, perdí de vista el cine de Takeshi Kitano desde Zatoichi (2003) y había leído tan malas críticas de sus siguientes filmes que cuando tuve en mis manos Outrage (Autoreiji, Japón, 2010), su décimo-quinto largometraje, empece a verlo con una enorme desconfianza. Una desconfianza que se fue diluyendo poco a poco y de manera sostenida, de tal forma que, aun cuando es cierto que Outrage está lejos de su mejores cintas -digamos, de su obra maestra Hana-Bi (1997)-, también es cierto que no se merece el ninguneo. Al contrario: merece, por lo menos, algunas entusiastas líneas.Outrage inicia con una reunión en la que un anciano Jefe Mafioso le aconseja a uno de sus jefes menores, Ikemoto (Jun Kunimura), que se distancie de su "hermano de sangre" Murase (Renji Ishibashi), otro jefe mafioso con el que Ikemoto ha entablado una relación de sociedad y amistad desde que los dos estuvieron en la cárcel. Ikemoto le ordena a su teniente Ôtomo (Kitano, en un personaje secundario que va creciendo en la medida que avanza la película) que provoque algún pleito menor. La gente de Ôtomo lo hace y lo que sigue es una interminable serie de broncas, provocaciones, revanchas, traiciones y celadas que no tendrán fin ni siquiera en el desenlace. Bajo la impávida mirada de Kitano, el mundo de los mafiosos nipones -o yakuzas, como son mundialmente conocidos- está lleno no sólo de los típicos episodios de violencia y sadismo, sino de una exasperante hipocresía que haría envidiar a los calculadores mafiosos de Coppola -a los que, por cierto, Kitano cita en algún segmento calcado de El Padrino Segunda Parte (1974). Así, el viejo Jefe Mafioso provoca que sus subalternos peleen entre sí para que no adquieran demasiado poder, pero también ellos engañan al viejo, se engañan entre sí y engañan a sus "tenientes" y "soldados". Todos los yakuzas hablan de "honor", "lealtad" y juran ser fieles a sus "hermanos de sangre" o a su "padre" mafioso pero, en realidad, están dispuestos a matar por la espalda -literalmente- a quien se descuide, por ma´s que un segundo antes le hayan jurado sumisión eterna. Kitano -autor mismo del guión- presenta, al inicio, las actividades de los yakuzas con cierto tono de humor negro. Sin embargo, las barbaridades son tantas y la violencia tan gráfica -sin llegar nunca a la caricatura ni a la exageración- que las risas de incredulidad del principio son seguidas muy pronto por carcajadas inquietas, nerviosas. La cadena de sangre y muerte es tan larga que sabemos que el precario equilibrio que vemos en el desenlace se derrumbará en cualquier momento, cuando cualquier chúntaro decida que es hora de ponerle un cuatro a su jefe o a su compañero de familia. Así es el mundo de la mafia japonesa según Kitano: más cercano a las abyecciones infinitas de los ambiciosos Buenos Muchachos (1990) scorsesianos, más cercano al caos interminable de Gomorra (Garrone, 2008), más cercano al interminable baño de sangre en el que chapalean las mafias mexicanas. No hay gloria alguna en ser yakuza y menos cuando se envejece, como el Ôtomo de Kitano. Como lo hace Kitano mismo, el cineasta.
Outrage se presentó ayer en el Ferstival 4 + 1 y se puede ver en streaming en el sitio MUBI.com

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