Revista Opinión

Fetichismo democrático

Publicado el 16 julio 2016 por Vigilis @vigilis
Tras la reciente intentona fallida en Turquía volvemos a orbitar la idea del fetichismo de la democracia. Esa idea que nos dice que una cierta cantidad de apoyo popular justifica cualquier acción de gobierno. En el caso turco esto es todavía más hiriente pues se trata de un gobierno democrático que persigue a minorías en su país, cierra medios de prensa de la oposición, controla los tribunales e incluso asedia ciudades del este imponiendo toques de queda y desplegando al ejército.

Fetichismo democrático

Palacio de Topkapi.

El mundo es gris y juzgarlo por el seguimiento religioso a la idea democrática no aporta ninguna información ni resuelve ningún problema. La idea democrática  por la que el voto popular se sacraliza puede tener algún sentido en Luxemburgo o Andorra. Cuando las sociedades son homogéneas, controlables y su población está a la misma faena, sacralizar la democracia y establecer como forma de gobierno el voto a mano alzada es útil, tiene sentido y suele dar buenos resultados. Cuanto más inclusivo es un gobierno, más próspera, segura y feliz es su sociedad. Tenemos ejemplos de exacerbación democrática en ayuntamientos, por ejemplo: tiene mucho sentido consultar en referendum a los villanos de un pueblo sobre el color de las aceras o la fecha de las fiestas de la patrona. Pero cuanto más compleja, heterogénea y dividida está una sociedad, el referendum nacional y el sistema de la mano alzada deja de funcionar correctamente. Y con "correctamente" me refiero a los procedimientos y métodos que llevan a la comunidad política a su mejora en felicidad, prosperidad, seguridad y permanencia en el tiempo. La eutaxia de Aristóteles, el buen orden. Algo nos tiene que sonar Aristóteles y lo que decía de la política porque es una de las bases de la civilización, digo yo.
La condena de todo golpe de estado contra la democracia es unánime: desde países con garantías democráticas hasta regimenes dirigistas o directamente tiránicos como los de Oriente Medio. El fetichismo demócrata, el fundamentalismo democrático hace extraños compañeros de cama.

Golpe de estado

Fetichismo democrático

Cuando los irlandeses rechazaron el Tratado de Lisboa y la UE les hizo repetir el referendum a cambio de ayudas económicas ¿eso cómo se llama?

La idea mdoerna del golpe de estado supongo que tiene su prehistoria en Roma —Julio entrando con sus legiones en Roma— y su origen en el 18 de brumario. Golpe de estado hace referencia a la toma del poder del estado por métodos violentos. Puede que haya que definir qué es poder del estado y qué es un método violento. Aceptemos que sacar los tanques a la calle es un método violento pero preguntémonos si ganar por un voto también lo es. Al menos reflexionemos sobre esta idea para no caer en el fetichismo que he mencionado antes.
Nuestras sociedades occidentales son la excepción política en el planeta y en la historia. Tenemos una sana tendencia a desear que el resto del mundo viva como nosotros. Queremos que exista en todo el mundo igualdad ante la ley, gobiernos representativos, garantías constitucionales, etc. Lo paradójico es que tampoco hacemos mucho por exportar nuestro sistema. Exportarlo cuesta dinero y vidas humanas y las sociedades que cuentan con un termómetro electoral como las nuestras no están dispuestas a asumir los costes. También puede que estén operando otros factores bajo la línea de flotación: la prosperidad y la tecnificación quitan relevancia al trabajo manual, a la actividad física que no tiene que ver con el ocio y acomoda a la sociedad haciéndole olvidar que si ha llegado hasta aquí es porque nuestros antepasados tuvieron que arrastrase por el fango y arrancarles los ojos a sus enemigos.
Ignoro qué tipo de gobierno querían establecer los golpistas en Turquía pero basándome en precedentes del país supongo que no sería un gobierno autócrata. En Turquía el ejército es un poder del estado con influencia política. Lo que nos dice la academia sobre los golpes de estado es que estos no tienen nada que ver con el apoyo popular del gobierno ni con la prosperidad económica de la nación. Los golpes de estado realizados por militares suelen tener que ver con las propias "condiciones laborales" de los militares y con la variación de su influencia política. Como en ningún lugar del mundo existen partidos políticos militares, su forma de cambiar el curso de las cosas es por medio de la fuerza. Esto lo vimos en Egipto, pero también en Tailandia  o incluso en Portugal. La revolución de los claveles tuvo más que ver con la situación de los militares en colonias de África que con la falta de libertades políticas de la aletargada metrópoli. En Tailandia hasta hace poco que recuerde el segundo banco del país era propiedad del ejército, igual aquel golpe tuvo que ver con su pérdida de influencia. En España solemos olvidar que uno de los factores del golpe del 18 de julio fue la reforma del ejército con la reducción de oficiales y sus traslados aleatorios. Por su parte, el golpe de Primo de Rivera tuvo que ver con las consecuencias del desastre de Annual.
En Turquía la situación de los militares también estaba cambiando. Tras el fallido golpe de 1997, hace un par de años se condenó a prisión a la anterior cúpula militar y a eso hay que sumarle la oposición interna dentro del ejército a las políticas extravagantes del AKP que pretenden hacer una enmienda a la tradición secular del país y que coquetean peligrosamente con la vista gorda a la financiación en negro al Daesh ("el enemigo de mi enemigo", etc). En Turquía no es casualidad que cada veinte años haya un golpe militar pues los militares tienen poder y el ejército está compuesto por chavales que hacen la mili y siguen las órdenes a pies juntillas para no meterse en problemas.
Democracia

Fetichismo democrático

Democracia. Cuidado, no la toques.

Tiempo para el tema de la democracia, su fetichismo o fundamentalismo, su mitificación o la aproximación religiosa que recibe por parte de la turba.
Que un gobierno salga elegido de las urnas puede significar que sea democrático pero no significa que sea sagrado o intocable. La idea de democracia que manejamos en occidente tiene que ver con el catolicismo. Un gobierno elegido de forma democrática cuenta con una legitimidad de origen pero son sus actos por lo que se le debe juzgar.
A comienzos de siglo se impuso la idea de neodictadura. Toda neodictadura tiene en mayor o menor medida el vestido democrático pero por su acción de gobierno continúan siendo autocracias. El fetichismo democrático seguido en occidente obliga a las dictaduras tradicionales a envolverse en una capa de mercadotecnia democrática para vender su producto y hacerlo respetable ante el exterior.
No cuestionar al gobierno, no cuestionar los totems sagrados, nos lleva a colaborar con un fetichismo oscurantista que nos quita la capacidad de construir nuestra prosperidad, libertad y seguridad futuras.
El contraargumento fetichista contra lo que digo es inmediato: no es lo mismo la revolución de los claveles que un golpe de estado en la democracia turca. Pero ese mismo contraargumento cae en el fetichismo que critico: dejando al margen el poder mágico de las palabras cuya invocación nos abre argénteas promesas de esplendor, hasta donde yo sé el Portugal del 74 no imponía toques de queda en Braga como hace Erdogan en Cirze aunque sí controlaba la justicia y la prensa igual que la democracia turca actual. Es decir, ¿cuál es la gran diferencia en los medios, dejando al margen la magia de la palabra democracia? Esto es lo que me tienen que explicar.
Herejía

Fetichismo democrático

¿El golpe de estado en Francia de 1958 fue "bueno"? ¿Cuál es el criterio?

A riesgo de sentar plaza de heretico comburendo, desde luego que la violencia para cambiar el curso político es el último recurso y que me parece una mala situación que en un país el ejército esté en posición de hacer valer sus pretensiones mediante el uso de la fuerza. Si en tu país sucede eso es llegas tarde.
Frente a la inopia cerril de los fundamentalistas democráticos a mí me gusta esgrimir la palabra república. La distinción entre la masa que gobierna o cree gobernar y representantes electos que ejercen de freno a las pasiones de la turba viene al caso. Una sociedad abierta con un régimen político inclusivo es lo opuesto al régimen de la mano alzada y a la democracia tribal del voto omnipotente. Leyes, frenos, limitación de los poderes del estado, contrapesos, equilibrios, todo eso es deseable y se ve más nítidamente si hablamos de la "cosa pública" que del "gobierno popular". Ni hace falta que recuerde la triste historia de justificación democrática de las más horribles dictaduras de la historia contemporánea.

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