Figuras

Malos tiempos para la lírica… Con estas palabras recuerdo lamentarme hace unos meses. Ahora, vuelvo al lamento primigenio y pongo otros diez: también han empezado a ser malos tiempos para la lógica, esa ciencia que nunca me esforcé en entender y que habría dado algo de sentido y un esbozo de orden interno a mis actos y a lo que ocurre a mi alrededor visto desde la distancia. Y eso que fui a la pública… Ahora, todo se habría desmoronado.
Con este mantra me levantaba esta mañana cuando he leído que hasta el Museo de Cera de Madrid defenestra a Urdangarín, mientras su cuñado, el que está llamado a ser rey de España en un futuro imperfecto, presenta fundación propia. Se creó hace dos años, pero ayer se presentó oficialmente la sociedad civil catalana, eufemismo que no se sabe a ciencia cierta a quien se refiere exactamente porque siempre están los mismos. Y es que aquí, si no tienes una fundación conocida no eres nadie. Asegura el príncipe Felipe, como si fuera una novedad, que la suya, a diferencia de la del cuñado, será “honesta y transparente”, dos adjetivos muy alejados últimamente de lo que el común entiende por fundación. Si de transparencia se trata, sería interesante saber cuál es el objeto y objetivo de esta nueva entidad, la Príncipe de Girona, que se presentó ayer en Barcelona (!!!). Porque que deba servir para “materializar iniciativas que ayuden y resulten útiles a la sociedad” y “trabajar por los intereses generales y promover acciones o iniciativas que sirvan al interés común” carece de lírica, pero también de lógica. Ahora el príncipe debe ir con pies de plomo para que no le ocurra como al y a la figura de su cuñado, que le trasladan de sección en el Museo de Cera de Madrid apartándole de la familia real y colocándole con los deportistas, a falta de una sección de mangantes que haría necesario ampliar las instalaciones. Tampoco anda tan desencaminado el museo: el mangoneo debería ser deporte olímpico porque está lleno de figuras y hay mucha afición.