Revista Cultura y Ocio

Fin. David Monteagudo

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Fin. David Monteagudo
    "El teléfono sonó una, dos, tres veces. "¿Alguien puede coger ese teléfono?", gritó Hugo desde algún rincón de la casa; pero el teléfono sonó otra vez, y luego se hizo el silencio, y después volvió a sonar de nuevo. Hugo entró en el despacho con pasos precipitados, farfullando una palabrota, y descolgó a la mitad de un nuevo timbrazo. "Sí, diga", dijo mientras el auricular viajaba todavía hacia su oreja, en un tono apremiante, descortés, mezclando en su irritación al anónimo llamador y a quien le había obligado, con su pasividad, o tal vez con su ausencia, a atender la llamada."

     Me gusta ir al cine una vez por semana. Es casi un ritual. Durante la semana apenas veo televisión, cada día menos si exceptuamos alguna serie a la que le cojo gusto una vez han terminado de emitir o, tal vez, aún no ha llegado a nuestro país. Así que una vez por semana me voy al cine a disfrutar de una sesión en pantalla grande. Y ahí descubrí el trailer de una película española que me llamó la atención porque tenía algo de muchas otras ya vistas, sobre todo de La carretera. Fin, decía el título y ese es justamente el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Fin.
     Un grupo de amigos se reúnen en una cabaña, la misma en la que veinte años antes se dieron cita para la actual reunión y se dedican a rememorar viejos tiempos. Sin embargo hay uno que falta, al que llaman El Profeta. Esa noche empiezan a notar cosas raras como que las estrellas brillan con demasiada intensidad y al día siguiente uno de ellos desaparece. Es sólo el principio de una serie de hechos inexplicables.
     Lo cierto es que sólo con escarbar un poco parece que David Monteagudo es un futuro premiado de las letras y que su debut con este título fue algo sonado... que no recuerdo pese a que no hace tantos años. La historia es entretenida, plagada de diálogos hasta el punto de tener la sensación de estar leyendo el guión de la película. Eso no es malo, en realidad le da dinamismo, pero hay un momento en que tienes la cabeza llena de palabras y piensas como es posible que, quedando tan poca gente, no se haya reducido el cotorreo.
     No sabría decidirme entre terror y thriller en una novela que consigue enganchar al lector desde las primeras páginas. La sucesión de enigmas hace que te devanes la cabeza intentando encontrar una explicación racional a todo ello. Pasas de culpar a uno, a culpar a muchos, al mundo, a la ciencia, a la magia... y sigues leyendo rápidamente porque cada vez aprietan un poco más, un hecho nuevo llega a la historia que hace que nos intrigue más aún. Porque esa es la fórmula del autor, la de provocar la curiosidad mientras asistimos a las relaciones entre sus personajes, mientras nos van contando y vamos viendo sus cambios y evolución en este mundo extraño que les coloca el autor. Juega con personajes que nos resultan viejos conocidos, personas comunes y habituales en nuestra vida y eso hace que los acompañemos en una situación que también tiene ecos de otras historias, la encajamos pensando eso de... "tu cara me suena" y, precisamente por ello tenemos que ser capaces de dar con la llave mágica, porque ya "nos suena".
     Y aquí viene mi decepción. Sin dar un paso atrás ni desdecirme de lo expuesto, la novela engancha y es difícil de soltar... no me gustó el final. No os puedo decir el motivo porque os destriparía la historia, pero si os explicaré que cuando me compro un libro, le entrego horas. Son minutos de mi vida que entrego a sus páginas, ratos que escamoteo de cualquier otra actividad, normalmente del sueño, y corro a reunirme con la historia y sus personajes. Por eso me cuesta tanto perdonar un mal final. Hasta cierto punto me siento traicionada por los que ya son mis amigos y me contaron sus historias. Y, precisamente eso, es lo que me pasó con Fin. Repetiré con el autor, posiblemente acuda al cine a ver el final de la película (no aprendo y me puede la curiosidad), pero... al cerrar la última página vi con otros ojos la novela.
     Y vosotros que pensáis, ¿un mal final estropea una buena historia?
     Gracias

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