Revista Cine

Fin de 2011 (y iii)

Publicado el 31 diciembre 2011 por Alfonso

Y la tercera palabra para cerrar 2011 en GENERACIÓN PERDIDA 2.0.
Mentiras.
Mienten quienes dicen que el año musical estuvo dominado por mujeres como Lady Gaga, Beyoncé o Rihanna: fue cosa de hembras, sí, pero de una que se vistió de corto, Lana del Rey, otra que lo hizo de largo, Anna Calvi, y la que mejor armario tiene, Polly Jean Harvey, que casi dos décadas años después de su atronador debut se marcó un Let England shake urgente y angustioso. Se miente cuando se dice que el mejor cine se ha visto en las pantallas pequeñas -con el permiso de Breaking Bad, Boardwalk Empire, el trabajo de Kate Winstlet en Mildred Pierce y la primera temporada de Juego de tronos, seamos justos-: vino de manos de un trío de cuarentones con ganas de ser aplaudidos (Jones, Refn y Farhadi), de otro de incómodos clásicos vivos (Cronenberg, Malick y Von Trier) y un francés de origen armenio que deslumbró con un film en falsos blanco y negro y silencio: Michel Hazanivicius y su The artist (2011). Es un enredo que los libros más destacados de este año fuesen Libertad, de Jonathan Franzen, e ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel: ambos los publicaron en 2010. No sería extraño que a finales de 2012 tocase recomendar El tiempo es un canalla, de Jennifer Egan, ¡también publicado en 2010!: cosa de los premios y los traductores.
Falaces son las excusas para acometer los recortes sociales en el primer mundo, que la angelita Merkel y el bruñido Sarkozy vayan de la mano, que los británicos no quieran saber nada de la UE, que Il Cavaliere Berlusconi, Papandreu, Sócrates, mi circunflejo Presidente o Al-Qaḏḏāfī hayan sido relegados de su puesto por el bien de sus compatriotas. Las palabras de prácticamente todos los mandatarios de aquí y allí. Calumnias oficiosas las notas de las agencias de calificación de riesgo. Otro embuste, dicen algunos -no aquí- que es el comunicado de ETA que anunciaba el cese definitivo de su actividad armada. También se demostró que no tenía fundamento decir que los españoles fuesen a reivindicar en masa su derecho a fumar en bares y restaurantes, que el Movimiento 15-M se disolvería después de las municipales del 22-M, que Assange no se atrevería a hacer público los comprometidos documentos que tenía en su poder.
Mentira parece que la gente se muriese de hambre en el África oriental, u otra parte del mundo. Que el 1% de la población siga acumulando el 40% de toda la riqueza terrenal. Pero estas últimas no lo son. Fueron ciertas en 2010, lo han sido en 2011 y seguirán siéndolo más allá de 2012. Es lo que se conoce como una verdad verzongosa.
FIN DE 2011 (Y III)Fotograma de The artist

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