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Finales de novela I: escribiendo historias circulares

Publicado el 14 mayo 2014 por Escrilia @escrilia

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Los finales vienen en dos formas básicas: Circulares y lineales. Cada uno con potenciales pros y contras. Si los distinguimos por su signo, pueden ser felices, tristes y un amplio rango de grados intermedios. Elegir la combinación de forma y signo que se ajuste a su tipo de historia será una de las decisiones estructurales más importantes que deba tomar sobre su novela. Y su elección dependerá del tipo de historia que usted está tratando de contar.

Como extremos que son, los principios y los finales se parecen mucho más entre sí que con el resto de la historia. Las partes del medio tienen altibajos, cambios de ritmo, personajes cobrando importancia y desapareciendo, crisis, calma, planes.

Los principios nos ayudan a enfocarnos desde ese todo indefinido hacia un problema particular, una situación, un personaje principal. El desarrollo se encarga entonces de crear la diversidad y extenderla en el tiempo. Entonces llega el final y le brinda a ese todo de la historia otra vez un foco sobre lo particular: una acción crucial, la culminación.

Porque los finales y los comienzos se parecen, muchos autores buscan una comparación intencionada de los dos, con situaciones similares, involucrando a los mismos personajes, hasta el punto de utilizar diálogo y escenarios similares. O al contrario, buscan el contraste invirtiendo las situaciones pero aun buscando la comparación en el lector. Otros simplemente relatan los finales como nuevos principios.

Con una estrategia circular la historia se cierra en una unidad, un viaje redondo, una ida y vuelta que nos deja nuevamente en el punto de partida, en vez de una línea que conduce a otro lugar.

Las novelas de aventuras y búsquedas tienen a menudo formas circulares. Los personajes principales salen a encontrar alguna cosa o a aprender algo, pasan por muchas pruebas en el camino y finalmente triunfan (o al menos sobreviven), generalmente con un alto costo personal. Pero ese no es el final. Habiendo logrado el objetivo los personajes regresan a casa, en parte para ser recompensados y también para compartir los beneficios de esa experiencia con familiares, amigos, tribu o pueblo; da igual si esos beneficios son un tesoro concreto o una intangible perspicacia y sabiduría.

Esta es la forma de muchas historias de fantasía. Alicia, después de haber “viajado” por el País de las Maravillas, se despierta para encontrarse de nuevo en casa. Dorothy, después de haber aprendido que “no hay lugar como el hogar”, regresa de Oz a Kansas y se reconcilia con la vida cotidiana. Aunque la mayor parte de El Señor de los Anillos narra los viajes de los hobbits por lugares muy exóticos, de hecho la trilogía termina en Hobbiton, en el mismo lugar y entre los mismos personajes con los que comenzó.

Si su historia muestra a alguien que va a crecer/cambiar/lograr algo y luego ese crecimiento/cambio/logro alterará su vida cotidiana pre-existente (cuando la retoma), entonces también es una historia circular. Y necesita un final sólido y apropiado para llevar las cosas al punto de partida y cerrar el círculo de forma natural.

Técnicas para los finales circulares
El final circular es una especie de contraste antes/después, entonces/ahora. El principio y el final son comparables, pero no del todo idénticos. Existe una clara oportunidad para crear escenas-reflejo, pero siempre distorsionadas por los sucesos de la historia. Hasta podría ser la misma escena, pero con un nuevo sentido por la comprensión que ahora tenemos. Como un claro ejemplo (entre muchos) está la película de los Cohen: A propósito de Llewyn Davis del 2013.

La estrategia del final circular ofrece posibilidades para la ironía y la sátira, la desproporción entre las cosas como son y la manera en que deben ser, o la forma en que el protagonista quiere que sean. Porque se anima al lector a comparar el antes y el después. El contraste, amargo o dulce, está servido.

El establecimiento del nuevo status quo, en una estrategia circular (la forma en que las cosas van a ser de aquí en adelante) no significa siempre “volver a casa” en un sentido estrictamente literal. Como todos los que hemos cambiado de casa, de ciudad, e incluso de país alguna vez en nuestra vida sabemos, “hogar” es un estado de ánimo. Es el lugar donde usted vive, a lo que se refiere cuando dice “me quedo en casa”.

Si el estado de ánimo, el significado y la dinámica emocional de dos lugares o situaciones son las mismas, en cierto sentido, son subjetivamente el mismo lugar.

Entonces “volver a casa”, en una historia circular, sólo significa volver a un lugar, estado de ánimo o situación que está relacionado de manera significativa y clara a las escenas-reflejo de los comienzos de la historia.

Las historias circulares tienden a terminar de manera calmada, en silencio, en reposo. Si hay una trepidante escena de acción no es justo en el final, es un poco antes y proporciona la crisis, el cambio, que hace que el nuevo status quo sea posible.

La creación de una clara situación de comparación (antes/después, entonces/ahora) destaca la variación, pone en evidencia aquello que ha cambiado, el punto de inflexión de la historia. Ese es el modelo que sigue, por ejemplo, Un cuento de Navidad, de Charles Dickens, destacando el cambio emocional de Scrooge provocado por sus experiencias con los espíritus.

Si usted desea proporcionar a su historia la fuerza tranquila de un final circular, debe estructurar estas escenas-reflejo de forma clara. Apoyarse en eventos recurrentes, como las estaciones, los días, las fiestas, las vacaciones o cualquier otra situación que se repita de forma periódica ayudará a acentuar ese aspecto. Debe mostrar que el comienzo y el final se continúan, que la parte del medio (hasta el clímax) has sido un gran punto de giro sin el cual nada habría cambiado, pero con el que sólo cambia eso que le da un nuevo significado.

Una historia circular es todo un sólo gesto continuo. Si el comienzo y el fin no están fuertemente atados, el resultado será inconcluso, insatisfactorio, una decepción (aunque ese final pueda ser interesante en sí mismo). El final no es autónomo: tiene todo el peso de la historia sobre él, y debe reflejar la llegada a una estabilidad dinámica de las fuerzas que producen el cambio, ahora en reposo. No es sólo la escena final; es la culminación de toda la historia y debe reflejar toda esa progresión.

Si comienzo y el final están vinculados, pero no hay un claro punto de inflexión en el medio, un cambio, su historia en retrospectiva parecerá haber sido un gran escándalo por nada. Mucho ruido y pocas nueces. Un largo viaje para llegar a ninguna parte. Aunque Dorothy inició y terminó su viaje en la aburrida y común Kansas, ese viaje la hizo conocer Oz. Asegúrese de que su historia ha estado en algún lugar que al lector le valga la pena visitar, y que el fin no es sólo una repetición del comienzo, sino que adquiere un nuevo sentido por lo que ha ocurrido en el desarrollo.

Cuando los finales circulares fallan
Aunque son los problemas más comunes, la pobre vinculación del principio con el final y la falta de un claro e interesante punto de giro no son todo lo que puede salir mal. Además de los consabidos problemas de todas las historias (escenario, diálogos, personajes) hay dos escollos que en las novelas de estrategia circular cobran especial relevancia: la resolución eterna y la falta de retorno. Todo depende entonces de encontrar el equilibrio.

La resolución eterna
Signifique que, como hemos asumido que la historia se prolongará luego de la confrontación final y el clímax, el final se diluya en páginas y páginas de resolución. Esta conclusión se puede convertir en algo así como un epílogo victoriano, parloteando sobre lo que le sucede a los personajes principales (e incluso secundarios) en los siguientes treinta años, más o menos. No hay desarrollo ni argumento, sólo el autor volando en piloto automático hasta que la historia cae muerta de agotamiento.

Los finales circulares tienen un objetivo: mostrar el regreso a casa, el nuevo status quo; establecer las consecuencias de los eventos del desarrollo (el gran punto de giro) y crear el reflejo del principio, con lo que el círculo de la historia se completa.

Después de que usted haya hecho este trabajo correctamente, de la forma más directa y compacta posible, debe poner punto final.

La falta de retorno
el problema inverso también es posible: detener la narración justo en la conclusión, un párrafo después del clímax. Terminar de esta manera está bien para una historia lineal, pero produce un cortocircuito en el vínculo entre los extremos, y esa conexión es lo que hace especial a una historia circular.

Esa conexión es toda la resolución necesaria para hacer que el final circular sea completo y satisfactorio. Las cosas importantes se resuelven, todo llega a su conclusión.

Si usted desea este tipo de fuerza circular para su historia debe ir y volver. Y recién luego del “regreso” puede poner la palabra FIN.


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