Flor de Tartas

Hace algún tiempo me lamentaba en este blog por el cierre de una heladería de mi barrio, cuya fama trascendía las fronteras toscaleras, por la jubilación de su propietario, que no consiguió a ninguna persona interesada en continuar con el negocio. Ese artículo me sirvió para dar cuenta de una realidad triste: mi barrio languidece, se muere. Ha dejado de ser atractivo a pesar de estar pegado al centro de Santa Cruz y de tener una zona antigua con un altísimo potencial que entre todos han dejado caer hasta la ruina. Date una vuelta para que veas. Balcones desprendidos, casas a punto de caerse, muros sin asegurar, inmuebles tapiados, edificios descascarillados.

Todo eso sigue así pero algo ha cambiado y creo que es necesario que también se sepa. En mi barrio hay una pastelería nueva. Hace unos meses dos chicos jóvenes han reabierto la antigua Flor de Alicante, que cerró hace ya dos años. Ahora el local se llama Flor de Tartas y puedo afirmar sin miedo a equivocarme que es de lo mejor que ha podido pasar en el barrio en mucho tiempo. Aunque tienen algunos helados, elaboran sobre todo dulces, que son artesanos, originales y, lo que es realmente importante en todo esto, exquisitos. He podido probar algunos (bastantes) y he constatado que son unos artistas. Los bizcochones de cacao y mango, de manzana, de naranja y canela, de ciruelas, de zanahorias, comparten espacio con brownies, galletas, crumbles de papaya, tiramisús, tartaletas de fruta, focaccias, dulce leche merengada, tartas de merengue y limón, de tres chocolates...

Es toda una declaración de intenciones y un alarde de valentía abrir una pastelería artesana pequeñita en un barrio que ha ido perdiendo casi todo lo auténtico que tenía. Es fantástico pasar por esa puerta a diario y verla abierta de nuevo, espero que por mucho tiempo.

La Flor de Tartas no tiene nada que ver con la antigua Flor de Alicante, ni falta que le hace. A los nostálgicos, les digo desde ya que no vayan a buscar lo de antes porque no lo van a encontrar. Pero también les recomiendo que hagan una visita, o más, y prueben lo que sea, estoy convencida de que les va a gustar. A mí ya me tienen en el bote, cosa que celebro y temo casi a partes iguales.