La sección Perlas del Festival de cine de San Sebastián trae cada año unos cuantos títulos que por unas razones o por otras ya se sabe que son buenos -han ganado en otro festival o vienen recomendados por alguien que sabe de estas cosas, por ejemplo-. En esta categoría ha llegado Florence Foster Jenkins (ID, Stephen Frears, 2016), para contarnos la historia real de una neoyorquina de los años 40 cuyo sueño era ser cantante de ópera.
Esta película está enteramente sostenida por los personajes de Florence (Meryl Streep), su marido St. Clair Bayfield (Hugh Grant) y el pianista al que contratan para acompañar a la protagonista en sus clases de canto, Cosmé McMoon (Simon Helberg), y tengo que decir que los tres me han parecido maravillosos -sobre todo ellos-. Florence es todo ingenuidad y dan ganas de ir a darle un abrazo cada diez minutos, Hugh Grant consigue transmitir perfectamente el extraordinario afecto que siente St. Clair por su mujer y Simon Helberg me ha parecido encantador y gracioso a más no poder.
También tengo que decir que me he reído a carcajadas, cosa que rara vez consigo con ninguna película, pero que las mismas escenas que a mí me tenían llorando de la risa a otros espectadores les han resultado ridículas, así que hay de todo.
Algo que sí me ha echado para atrás es que en esta historia es imposible no sentir lástima de vez en cuando, y eso es algo que yo suelo llevar fatal. La lástima me parece un sentimiento horrendo y barato que en el mejor de los casos te conduce a hacer algo bueno por unas razones completamente equivocadas. Así que lo de presentar a un personaje adorable al que todo el mundo tiene en palmitas para no herir sus sentimientos es algo que me pone muy nerviosa.
En cualquier caso, Florence Foster Jenkins habla de amistad, amor, devoción y sueños por cumplir, de una forma bonita y a veces muy muy graciosa. Recomendada, aunque por lo que vi al salir de la sala creo que las opiniones van a estar muy divididas, así que a saber lo que os parece a vosotros.
p.d. Casi me olvido; Hugh Grant dio una rueda de prensa entretenidísima en la que me respondió algunas cosas interesantes sobre la importancia de mentir como un bellaco a todo el mundo, entre otras cosas. A otro periodista le dijo que vino a San Sebastián a finales de los 80 pero que debió de pasarse borracho todo el festival porque no se acuerda de nada. No tiene desperdicio; si os apetece verla la tenéis aquí.