Revista Medio Ambiente

Flotando sin rumbo?

Por Valedeoro @valedeoro

Written by valedeoro  //  24/01/2013  //  felicidad  //  No comments

sin-rumbo

Estoy en Aachen, visitando mi hermano, esperando el nacimiento de mi sobrino. Esta mañana he caminado dos horas por la ciudad, sin rumbo fijo, sin otro motivo que caminar un poco y organizar mi cabeza. Entré en callejones porque me gustaba el nombre. Subí colinas, porque me pareció interesante una casa más arriba. Cruzé calles, porque el semáforo estaba en verde. Caminé sin rumbo, a donde me llevara la curiosidad.

Escapar del “para qué” para redefinir mi espacio

Tuve que aprender a andar sin rumbo. No es fácil dejar la productividad de lado, embarcar en la aventura de hacer nada, acceptar de que el desperdicio del tiempo puede ser una actividad muy relajante. Abrir espacios en la vida también se refiere al calendario.
Nuestra cultura le pone mucho valor a la eficiencia y la actividad. Hay una cantidad de estratégias de cómo optimizar tu tiempo, priorizar tus actividades y conseguir avanzar con tu lista de tarea. Entre tanta organización es fácil perder de vista el otro extremo de la báscula. El equilibrio depende de la unión de dos opuestos: organización y creatividad, actividad y relajación, determinación y abandono.

Creando espacios sin rumbo

¿Sabes perderte? ¿Tienes la capacidad de dejarte llevar por el viento? ¿Consigues abandonar toda intención por siquiera una hora? Hasta hoy no consigo perderme completamente en una ciudad. Tengo tendencia de trazar mis pasos en un mapa mental, de infundir lógica a mi trayecto (alternando derecha/izquierda por ejemplo). En las librerías acabo siempre en el mismo rincón, ojeando libros similares.

Así que al inicio tuve que crear espacios con la tarea de andar sin rumbo, de dejar flotar las ideas, de tomar un té y mirar las nubes pasar sin sentirme culpable de que no estoy creando nada en este moment. Sé que para cualquier proyecto es importante que te impliques, que te muevas, que trabajes. Quizás es igual de importante dejar reposar las ideas, darles espacio y añadir experiencias aleatorias.

Tu tiempo es tu bien más precioso


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