Foto reseña | Arce y Sauce juntas

Arce y Sauce juntas|| Lori Nichols ||40 páginas | PicaronaA partir de 3 años
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Arce y Sauce lo hacen todo juntas. A las dos les encanta jugar fuera de casa durante todo el año: dar la bienvenida al sol, a la lluvia, a las hojas de otoño y a la nieve. Pero no siempre brilla el sol o aparece el arcoíris, a veces las hermanas mayores se vuelven mandonas, a veces las hermanas pequeñas se enfurruñan…, y es que hasta las mejores amigas necesitan descansar una de la otra de vez en cuando, o al menos hasta que ya no soportan más el estar separadas.

Hace un tiempo hice la reseña de Arce, la primera parte de este libro. Me resultó un libro muy bonito y muy tierno. En el primer libro, podemos conocer a Arce, una niña que tiene una relación muy especial con su árbol, el cual, también se llama Arce. La sorpresa es al final del libro cuando descubre que va a tener una hermanita, la cual se llamará Sauce, que también tendrá su propio árbol. En esta segunda parte, conoceremos la relación de ambas hermanas. Una relación divertida, unida, tierna y, en algunos casos, con enfados pero reconciliaciones inmediatas. Como la vida misma.

Las ilustraciones siguen siendo una delicia y la historia es muy entrañable y divertida. En sus páginas podremos conocer más sobre la relación de estas dos hermanitas, ver como juegan juntas, lo bien que se compenetran, como discuten y se separan lo cual les lleva a entender que no ganan nada estando enfadadas así que deciden pedirse perdón y volver a estar juntas, como siempre.

Sin duda es un libro fantástico que demuestra la unión entre dos hermanas y la unión que tienen con la naturaleza. Es ideal para leer con los más peques de la casa, para que puedan entender que no sirve de nada enfadarse, lo mejor es divertirse y estar unidos.
Arce y Sauce juntas es una delicia de libro para disfrutar con las más pequeños de la casa. Las ilustraciones son muy llamativas, el texto es muy ligero y la historia real y maravillosa. ¡Un libro que gusta a pequeños y grandes por igual! 
// Gracias a Obelisco