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Fragmentos de libros XX: Juana la Reina, loca de amor (II)

Publicado el 27 mayo 2011 por Rusta @RustaDevoradora

—Tenéis demasiados títulos, pero igual os amaría como os amo si no ostentarais ninguno. Solo me interesa el título de amante esposo. El único y definitivo. (pág. 308)

***

—Por aquellos ojos claros, soporto todo. Por aquel corazón que hace latir el mío, sufro la agonía de la espera. Por Felipe, por él y solo por él, toleraré hasta el límite de mis fuerzas —y aquella frase, dicha en voz baja una y otra vez, parecía insuflarle un soplo de aliento tibio a su alma destrozada. (pág. 343)

***

—Es una mañana esplendorosa, Juana, ¿por qué la entristecemos? Seamos felices, al menos en este minuto, sin pensar en nada más. Y escuchadme bien, Juana, quiero que sepáis, si algo llegara a sucederme, que la más bella de las vivencias me la habéis dado vos. Esa es toda la inmortalidad que pido, para cuando ya no exista. Perdurar. Perdurar en vos un instante, dejar en vuestro corazón y en vuestra alma mi recuerdo. (pág. 429)

***

Si murieseis algún día,

No quiero saberlo nunca,

Quiero morir yo primero

Para esperar en la tumba.

Mis frías manos dormidas,

Querrán apretar las vuestras,

Y en aquel trágico encuentro

De manos y labios yertos,

Volver a amarnos de nuevo

En el mundo de los muertos.

(pág. 457-458)

***

—Por aquella boca que ya no volverá a convocar mi nombre, ni a besarme con pasión, ni a murmurar tiernas frases de amor en mis oídos, ora pro nobis. Por aquellos ojos que ya no buscarán los míos entre las frescas sombras de los parques, o entre las luces vacilantes de los salones palaciegos, o en la suave penumbra de un amanecer. Ora pro nobis. Por aquellos brazos que ya no aprisionarán con pasión mi cintura. Ora pro nobis. Por aquellos cabellos despeinados que mis dedos no volverán a peinar. Ora pro nobis. Por aquel pecho que ya no latirá agitado de tanto amarme. Ora pro nobis. Por aquellas piernas y aquellos pies que ya no me seguirán para protegerme por tantas ciudades y reinos, por tantos jardines, por tantos palacios, por tantos atardeceres y amaneceres juntos, como este, que quizá sea el último… ora pro nobis. (pág. 464-465)

***

—Ir a la gloria a reunirme con Felipe es lo único que anhelo. Pero sé que Dios me dejó viva para que la historia pudiera recordarme, aunque de muy triste modo, ya que jamás lo hará por el desempeño de mi reinado. De ese reinado al que jamás me ha sido permitido acceder libremente, aunque por legítimos derechos maternos me pertenece en toda su integridad.

Enlace a mi reseña del libro.


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