Revista Cultura y Ocio
Bienvenidos a esta quinta edición de Frases al Atardecer, en la que encontraréis las frases del último libro que ha publicado Federico Moccia, Carolina se enamora, y que me han gustado muhísimo. Espero que a vosotros también os gusten y que las disfrutéis.
Que tengáis un feliz martes. =)
¡Nos leemos! ;)
Las cosas sólo son extraordinarias en la vida de la persona a las que le suceden.
Y por un instante veo pasar una luz por encima y me gustaría decir ahí está, mi estrella fugaz, y quería expresar mil deseos, pese a que al final sólo tengo uno: él. Ha llegado el momento y no tengo necesidad de pedir nada. Mi deseo ya se ha cumplido. Soy feliz. Feliz. ¡Soy feliz! Y me encantaría poder gristárselo a todo el mundo.
Un lirbo es un momento especial en el que varios personajes cobran vida de repente; leyendo lo que piensan, lo que dicen, lo que sienten, lo que viven y sufren puedes entender si un escritor es bueno o no. Porque todas sus palabras forman paret de esos personajes a los que ha dado vida. Aunque sólo para el que los lee de verdad están realmente vivos.
Hay momentos en los que es necesario resistir el deseo de hacer una llamada, porque quizá uno está enfadado y necesita estar solo, no hablar con nadie, ni si quiere con las personas que te quieren.
Tú y yo. Unidos para siempre a pesar de que no lo sabes. Más allá del tiempo. Cómplices perfectos.
Odio a los canallas, a los que abusan de los demás, poco importa de dónde vengan o cómo se llamen o se vistan. Odio a los que no respetan la vida y serenidad ajenas. Odio a los que, en lugar de pedir lo que no es suyo, lo roban. Y te dejana sí, indefenso, impotente, aturdido y triste. Y querrías ser uno de esos superhéroes dotados de armas secretas y poderes mágicos a los que les basta con mirar al tipo para, ¡zas!, hacerlo desaparecer.
Y lo dice con el tono del que acaba de recibir una bofetada de las fuertes, de esas que no te esperas y que en un primer momento casi parece que no te ha dolido. Pero, por descontado, te deja sin palabras.
Al final, todo se arregla, sólo que a veces no consigues entender porqué algunas cosas no encajan de ninguna manera.
En mi opinión, sin embargo, lo bonito de la vida cuando se echa la vista atrás es que te das cuenta de lo mal que has estado por ciertas cosas que luego olvidas por completo y que, en cambio, recuerdas siempre los momentos de felicidad. Y, sobre todo, cuando repasas lo que has hecho te percatas de que tal vez podrías haber entendido algo. Entonces sientes la tentación de volver sobre tus pasos, de regresar a ese momento y, quizá, cambiar la decisión que tomaste, optar por una diferente.
Es el amor. El amor con mayúsculas, el amor loco, esa felicidad absoluta, ese que desplaza a todos los demás, por guapos que sean. Amor infinito. Amor ilimitado. Amor planetario. Amor, amor, amor. Tres veces amor.
Los que mueren de verdad son losq ue no viven. Los que se reprimen porque les asusta el qué dirán. Los que hacen descuentos a la felicidad. Los que se comportan siempre de la misma forma pensando que no se peude hacer nada diferente, los que piensan que amar es como una jaula, los que nunca cometen pequeñas locuras para reírse de sí mismos o de los demás. Mueren los que no saben ni pedir ni ofrecer ayuda.
Hay ocasiones en que no ves. No ves las cosas que tienes delante cuando lo único que buscas es la felicidad. Una felicidad que te ofusca, que te distrae, una felicidad que te absorbe como una esponja. No lo ves. Sólo ves lo que quieres ver, lo que necesitas, lo que te sirve.
Que tengáis un feliz martes. =)
¡Nos leemos! ;)
Las cosas sólo son extraordinarias en la vida de la persona a las que le suceden.
Y por un instante veo pasar una luz por encima y me gustaría decir ahí está, mi estrella fugaz, y quería expresar mil deseos, pese a que al final sólo tengo uno: él. Ha llegado el momento y no tengo necesidad de pedir nada. Mi deseo ya se ha cumplido. Soy feliz. Feliz. ¡Soy feliz! Y me encantaría poder gristárselo a todo el mundo.
Un lirbo es un momento especial en el que varios personajes cobran vida de repente; leyendo lo que piensan, lo que dicen, lo que sienten, lo que viven y sufren puedes entender si un escritor es bueno o no. Porque todas sus palabras forman paret de esos personajes a los que ha dado vida. Aunque sólo para el que los lee de verdad están realmente vivos.
Hay momentos en los que es necesario resistir el deseo de hacer una llamada, porque quizá uno está enfadado y necesita estar solo, no hablar con nadie, ni si quiere con las personas que te quieren.
Tú y yo. Unidos para siempre a pesar de que no lo sabes. Más allá del tiempo. Cómplices perfectos.
Odio a los canallas, a los que abusan de los demás, poco importa de dónde vengan o cómo se llamen o se vistan. Odio a los que no respetan la vida y serenidad ajenas. Odio a los que, en lugar de pedir lo que no es suyo, lo roban. Y te dejana sí, indefenso, impotente, aturdido y triste. Y querrías ser uno de esos superhéroes dotados de armas secretas y poderes mágicos a los que les basta con mirar al tipo para, ¡zas!, hacerlo desaparecer.
Y lo dice con el tono del que acaba de recibir una bofetada de las fuertes, de esas que no te esperas y que en un primer momento casi parece que no te ha dolido. Pero, por descontado, te deja sin palabras.
Al final, todo se arregla, sólo que a veces no consigues entender porqué algunas cosas no encajan de ninguna manera.
En mi opinión, sin embargo, lo bonito de la vida cuando se echa la vista atrás es que te das cuenta de lo mal que has estado por ciertas cosas que luego olvidas por completo y que, en cambio, recuerdas siempre los momentos de felicidad. Y, sobre todo, cuando repasas lo que has hecho te percatas de que tal vez podrías haber entendido algo. Entonces sientes la tentación de volver sobre tus pasos, de regresar a ese momento y, quizá, cambiar la decisión que tomaste, optar por una diferente.
Es el amor. El amor con mayúsculas, el amor loco, esa felicidad absoluta, ese que desplaza a todos los demás, por guapos que sean. Amor infinito. Amor ilimitado. Amor planetario. Amor, amor, amor. Tres veces amor.
Los que mueren de verdad son losq ue no viven. Los que se reprimen porque les asusta el qué dirán. Los que hacen descuentos a la felicidad. Los que se comportan siempre de la misma forma pensando que no se peude hacer nada diferente, los que piensan que amar es como una jaula, los que nunca cometen pequeñas locuras para reírse de sí mismos o de los demás. Mueren los que no saben ni pedir ni ofrecer ayuda.
Hay ocasiones en que no ves. No ves las cosas que tienes delante cuando lo único que buscas es la felicidad. Una felicidad que te ofusca, que te distrae, una felicidad que te absorbe como una esponja. No lo ves. Sólo ves lo que quieres ver, lo que necesitas, lo que te sirve.