Revista Salud y Bienestar

Frases celebres, Jesse Owens

Por Sportfactor @sportfactor

En esta sección, queremos trasladaros frases celebres de deportistas y personas relacionadas con el mundo del deporte y que a los miembros del equipo más nos han gustado.

He aquí uno de los encargados de hacer famoso el atletismo en todo el mundo.

Hoy os dejamos nuestra frase favorita del celebre atleta James “Jesse” Owens.

Los trofeos acaban corrompiéndose, los verdaderos amigos en cambio, no acumulan polvo.

Frases celebres, Jesse Owens

Aquí teneís una breve biografia de este tremendo deportista, para todos aquellos que tuviesen descocimiento de su historia :

James Cleveland “Jesse” Owens (*12 de septiembre de 1913 – †31 de marzo de 1980)

Fue un popular atleta estadounidense de origen afroamericano. Participó en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, donde consiguió fama internacional al conseguir cuatro medallas de oro: 100 metros lisos, 200 metros lisos, salto de longitud y como participante del equipo ganador en la carreras de relevos 4×100 metros.

Primeros años

Owens nació en Oakville, Alabama (Estados Unidos), pero se traslado a Cleveland, Ohio, cuando tenía nueve años. Era el séptimo de los once hijos de Henry y Emma Owens. Owens era el nieto de un esclavo y el hijo de un granjero. Recibió el sobrenombre de “Jesse” de un profesor de Cleveland, que no podía entender si acento cuando un joven Owens dijo que se llamaba “J.C.” (en inglés, “J.C.”, siglas de James Cleveland, tienen una fonética parecida a “Jesse”).

Owens siempre atribuyó su exitosa carrera en el atletismo al estimulo de su entrenador durante sus estudios en el instituro Fairview Junior High, Charles Riley, que le introdujo al atletismo. Riley, junto Harrison Dillard, un atleta de Cleveland, inspiraron al joven Owens. Como Owens trabajaba arreglando zapatos después de la escuela, Riley permitió a Jesse entrenar antes de las clases, en vez de en el horario habitual los entrenamientos.

Owens empezó a destacar a nivel nacional en 1933 cuando, como estudiante del instituto East Technical High School de Cleveland, rompe el récord mundial de salto de longitud para estudiantes de instituto, con una marca de 7,55 metros e iguala el récord mundial en 100 metros lisos con una marca de 9,4 segundos.

Frases celebres, Jesse Owens
NCAA

Muchas universidades quieren ficharle, pero finalmente Owens escoge la Universidad Estatal de Ohio y sólo después que le prometieran trabajo a él y a su padre, asegurándose la estabilidad económica de su familia. Durante esta época, en la que se le apoda cariñosamente como “Buckeye Bullet”, consigue el récord de ocho campeonatos NCAA (National Collegiate Athletic Association): cuatro en 1935 y otros cuatro en 1936. El récord de cuatro oros en una año en la NCAA sólo ha sido igualado por Xavier Carter, en 2006, pero sus títulos incluyen la medallas de las carreras por relevos.

La mayor hazaña de Owens se produce en un lapso de 45 minutos el 25 de mayo de 1935, durante la Big Ten Conference en Ann Arbor, Michigan, donde estableció cuatro récords mundiales. Iguala el récord mundial de 100 yardas (91 metros en 9,4 segundos) y rompe los récord mundiales de salto de longitud (8,13 metros, un récord que duró 25 años), 220 yardas (201 metros) lisas (20,3 segundos) y 220 yardas vallas (22,6 segundos, convirtiéndose en la primera persona en bajar de los 23 segundos). Esta increíble gesta, es considerada una de las más grandes proezas del atletismo de todos los tiempo. A raíz de este día, se le empieza a conocer con el sobrenombre de el “Antílope de Ébano”.

Los Juegos Olímpicos de Berlín

En 1936, Owens viaja a Berlín, Alemania, para participar con el equipo de Estados Unidos en los Juegos Olimpicos . Adolf Hitler estaba utilizando estos juegos para mostrar al mundo una renaciente Alemania nazi. Hitler y otros miembros del gobierno tienen grandes esperanzas en que los atletas alemanes dominen los juegos con sus victorias. Mientras tanto, la propaganda nazi, promueve el concepto de la superioridad de la raza aria y muestra a los de origen africano (llamándolos bastardos de Renania) como inferiores.

Owens causa una gran sorpresa al ganar cuatro medallas de oro: el 3 de agosto en los 100 metros lisos derrotando a Ralph Metcalfe; el 4 de agosto en salto de longitud, después de unos amables y útiles consejos de su rival alemán Lutz Long; el 5 de agosto en 200 metros lisos; finalmente, junta al equipo de relevos 4×100 metros consigue su cuarta medalla el 9 de agosto. Esta marca de cuatro medallas de oro en unas olimpiadas no fue igualada hasta 1984 por Carl Lewis.

El primer día, Hitler sólo aplaudió con las victorias de Alemania, y hay quien afirma que se negó a dar la mano a Cornelius Johnson, que era afroamericano, aunque según el portavoz de Hitler, este salió del estadio antes de lo previsto. Los directivos del comité Olímpico insisten a Hitler en que aplauda a todos los medallista o a Ninguna. Hitler opta por la segunda opción y no está en las siguientes presentaciones de medallas [1] [2].

Owens, en su autobiografía (The Jesse Owens Story, 1970), cuenta como posteriormente Hitler le saludó de todas maneras:

“Cuando pasé, el Canciller se levantó, me saludó con la mano y yo le devolví el saludo. Pienso que los escritores tuvieron mal gusto al criticar al hombre del momento en Alemania.”

Frases celebres, Jesse Owens

Owens fue aclamado por 110.000 personas en el Estadio Olímpico de Berlín y más tarde, muchos berlineses le pedían autógrafos cuando le veían por la calle. Durante su estancia en Alemania, estaba excluido de la ciudadanía bajo la Ley de Ciudadanía del Reich del 15 de septiembre de 1935. Sin embargo, a Owens se le permitió viajar y hospedarse en los mismo hoteles que los blancos, lo cual en ese momento no dejaba de ser una ironía, ya que los afroamericanos en los EE.UU. no tenían igualdad de derechos.

Después de un parada de la bolsa de Nueva York en su honor, Owens vuelve a su trabajo de botones en el hotel Waldorf-Astoria. Más tarde contaría:

“Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a dar la mano al Presidente.”

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