Frases de Robert Baden-Powell (1)

Retrato de Robert Stephenson Smith Baden-Powell,fundador del movimiento scout y primer Barón Baden-Powell de Gilwell
Frases extraídas de su obra "Roverismo hacia el éxito". Los Rovers son el grupo o parte de los scouts en que militan los mayores, jóvenes a partir de los diecisiete o dieciocho años. La obra "Roverismo hacia el éxito" pretende aconsejar a estos jóvenes que empiezan a adentrarse en la vida adulta. La primera edición de esta obra se publicó en 1922, cuando Baden-Powell contaba 65 años. Yo he leído una traducción de 1980 de una edición revisada por el propio Baden-Powell de 1930.
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¿Vino? Me gusta un vaso de buen vino por su sabor, su color y lo refrescante que es. Igualmente me gusta un vaso de cerveza o uno de sidra. Pero por una u otra razón un segundo vaso no me atrae tanto como el primero, el sabor ya no es el mismo que el del primero, pues carece de la novedad de éste y el principio de apetito ha sido ya calmado. Por lo que respecta al tercer vaso, el hombre inteligente sabe que en él hay "veneno".
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Una vez que se adquiere el hábito de la bebida o lo que es peor, el de las drogas, la oportunidad de ser feliz en este mundo ha desaparecido.
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El hombre de cabeza bien puesta que tiene carácter no se deja llevar por lo que hacen los demás y sabe dónde detenerse. Son los tontos los que forman las masas y se dejan conducir por el resto o por sus pasiones; no tienen el valor de "enfrentarse a sus penas".
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Alguien me preguntó por qué se ordena a los scouts no fumar; mi respuesta fue que no existe tal orden: pero que todo scout sabe que un muchacho que fuma es un tonto y nosotros sabemos en nuestro movimiento que "ningún scout es un tonto".
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Son varios los ingredientes que forman el carácter. La clase de carácter a la que yo me refiero es la que hace que un hombre sea realmente hombre o aun mejor, un caballero. De estos ingredientes el primero es el dominio de uno mismo. Un hombre que puede dominar su ira, su miedo,  sus tentaciones, de hecho todas sus inclinaciones, excepto su conciencia y su vergüenza, ese hombre está en el camino de ser caballeroso. Por "caballero" no quiero decir esos pedantes que usan polainas, monóculo y tienen dinero; sino un hombre limpio, un hombre en cuyo honor puede uno descansar tanto en la adversidad como en el triunfo y que siempre hará tratos correctos, será caballeroso y servicial. 
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El viejo William de Wykeham declaró hace tiempo que "los modales caracterizan al hombre" y estaba en lo justo. Un hombre de verdad es cortés; es decir, muestra deferencia, simpatía humana y buen humor sin límites.  
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Haced esto siempre, portáos como caballeros, con cortesía y dominio, y vosotros ganaréis siempre, si a vuestro contrario le faltan estas cualidades.
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La palabra "mentiroso" es una puñalada para un hombre honorable. 
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El dominio de uno mismo representa las tres cuartas partes del carácter.
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El peligro está en olvidarse de la caballerosidad que se debe a la mujer.
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Un hombre sin caballerosidad no es hombre.
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Hay que vivir y dejar vivir.
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El hombre tiene una deuda con su madre que jamás podrá pagar del todo. 
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El buen ejercicio debe ser al aire libre y el mejor que uno puede hacer es al mismo tiempo el más fácil y el más barato: caminar.
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Nunca hay que olvidar que uno es un hombre y no una bestia.
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Algunos padres objetan el que a sus hijos se les hable acerca de los problemas del sexo y de las enfermedades venéreas. Yo he oído a algunos hombres maldecir a sus padres porque no les hablaron del sexo. Personalmente, pienso que ningún padre que haya conocido los efectos de la ignorancia, o lo que es peor las nociones erróneas que obtienen demasiado pronto de sus compañeros, dudará de advertir a sus hijos.