Revista Cultura y Ocio

Frases memorables: Rojo como la sangre

Publicado el 24 septiembre 2020 por Laura Coll Rigo
Frases memorables: Rojo como la sangre«Por algún motivo, ser inteligente no era sexi en los cursos de educación secundaria. Si querías ser sexi, tenías que evitar la inteligencia como la peste. Ser listo significaba lo mismo que ser aburrido, pesado e irritante. Significaba ser feo, o como mínimo, tener un aspecto nada interesante».
La cita que os traigo hoy es de un libro que en su momento tuvo mucho boom, pero que ahora no recuerda nadie: Rojo como la sangre, de Salla Simukka. También fue un libro que no me gustó en absoluto y que no recomiendo. Pese a ser de misterio, se resuelve muy pronto y no hay ninguna intriga. Por otra parte, los secundarios son insulsos y la protagonista me pareció insufrible porque tiene pensamientos nada propios para su edad y es una engreída que se cree superior al resto de la humanidad y que no para de vanagloriarse por todo, sin que esté justificado. Os invito a leer la reseña para que os echáis unas risas.
Y a pesar de todo, rescato esta cita porque, en el momento que leí el libro, hizo que me sintiera muy identificada. No sé cómo fue vuestra adolescencia, pero la mía no fue fácil (igual que la de todos vosotros, imagino, la adolescencia nunca lo es), precisamente por lo mismo que lo que indica la cita. Cada año, yo era la lista de la clase. La que siempre estaba en las nubes, la que hacía chistes que nadie pillaba, la que hacía preguntas que los profesores no sabían responder, la que sacaba sobresalientes (menos en plástica y gimnasia), la retraída y solitaria. La  chica a la que le gustaba leer. Y si hubiera seguido así, mi adolescencia seguramente hubiera sido un drama.
Por suerte (?) me di cuenta a tiempo y aprendí a camuflarme. A leer menos en público, a sonreír más, a interesarme por los demás, a no mencionar mis notas, a charlar insustancialmente, a callarme las preguntas en clase,... Y es que si eras listo, te evitaban como la peste, como vi que les pasaba a otros que no intentaban ocultarlo. ¿Fueron mas felices ellos o yo? Nunca lo sabré.
 Afortunadamente (ahora sí) la universidad implicó revertir todo eso y volver a ser yo misma. Empezó a dejar de importarme lo que pensaran los demás y empecé a ser cómo yo quería y a hacer lo que realmente quería hacer. Y es que en el instituto, ser único está mal visto, mientras que en la universidad es precisamente el hecho de ser diferente lo que te hace más interesante.
Y eso es todo por hoy. ¿Qué opináis vosotros? ¿Coincidís con al frase? ¿Cómo fue vuestra etapa por el instituto? ¿Y en la universidad?

Volver a la Portada de Logo Paperblog