¡Hola a todos! Hoy vengo con esta frase del libro Tres deseos, de Jackson Pearce. No sé ni por donde empezar, y es que la frase lo dice todo. Es una reflexión muy interesante y nunca me había parado a pensarlo. ¿Qué hay realmente detrás de nuestros deseos materiales? ¿Qué buscamos realmente? Paraos un momento a pensarlo vosotros también.
Os pondré un ejemplo personal, pero no se lo contéis a nadie. Hace siglos que quiero ir con mi familia a Disney/Katmandú (este último es mucho más económico) y aún sigo queriendo ir, pese a no ser tan niña. ¿Por qué
Otro ejemplo. Me gusta ver películas por la noche. Y pese a que todos en mi casa están muy ocupados (que mi hermano juega al ordenador y no viene a cenar, que mi madre hace tareas innecesarias del hogar y no viene a cenar, que mi padre está cansado y se duerme) y a veces tengo que esperarlos media hora sin hacer nada, los espero. Podría empezar a ver la película por mi misma, pero lo que yo quiero no es ver la película, sino reír juntos y compartir impresiones sobre la película con mi familia. Es por eso que selecciono con mucho cuidado las películas, no porque me apetezca más o menos verla, ni porque me hayan dicho que es muy buena, la escojo intentando encontrar una que capte la atención de mi hermano, que mantenga despierto a mi padre y que enganche a mi madre para que no se vaya a dormir. Y así, podamos compartir impresiones.
Venga, va, vuelvo a la entrada que si no me pongo muy sentimental. El libro. Pues el libro en el que está la cita está bastante bien. Lo leí hace muchos años, pero el año pasado hice relectura y me siguió gustando. Es una novela sencilla y entretenida, juvenil y bonita. Y como extra, tiene algunos mensajes interesantes, como el de la cita. Yo la recomiendo. Pero si no estáis del todo convencidos, aquí os dejo el enlace a la reseña.
¿Y vosotros? ¿Qué opináis? ¿Si tuvierais que pedir un deseo, cuál sería? ¿Es eso lo que de verdad deseáis o en el fondo es algo más profundo?