Frases que odian las mamás que “no trabajan”

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Cuando volví a trabajar en la oficina después de mi incapacidad por maternidad, descubrí que había un oasis de tranquilidad en los pasillos de la empresa, en donde yo tenía un espacio para mi, con mi computadora, mi taza de café (caliente) y los pendientes de un empleo que conocía y sabía hacer perfectamente.

Entonces, por situaciones del destino, hace un año dejé de trabajar y me convertí en una mamá de tiempo completo. Definitivamente, nunca he trabajado más en la vida. Mis pequeñas jefas no conocen lo que son los “breaks” o las vacaciones, demandan mi atención todo el tiempo (TODO el tiempo) y no creen que yo necesite tiempos para comer o ir al baño; ni siquiera saben que yo también requiero de ciertas horas de sueño.

Nunca había trabajado tanto y eso que yo cuento con ayuda para la limpieza de mi casa… Es en estos momentos que reconozco y admiro aún más la labor de las mamás de tiempo completo que además también cuidan de su casa.

Y es por esto que entiendo lo frustrante que es recibir comentarios “amables” de amigos, familiares y desconocidos sobre las actividades de una mamá que “no trabaja”. Así, entre comillas, porque nadie trabaja más que una mamá, aunque no sea en una oficina.

¿Cuáles serían las frases que más odian las mamás de tiempo completo? Aquí te dejo algunas:

Creo que lo más molesto son los estereotipos. Escuchas “mamá de tiempo completo” y te imaginas una figura de los años cincuenta, cocinando un hermoso pavo al horno, planchando con una sonrisa las camisas almidonadas del marido y meciendo a un bebé (siempre dormido y/o sonriente) en una casa cristalina y concortinas de colores.

Y eso en el mejor de los casos, porque si no es así, entonces es una fodonga de tubos y malencarada, llena de hijos y harta de la vida.

Hoy, las mamás que trabajamos en el Trabajo más difícil del mundo, somos un punto intermedio. Somos amas de casa encargadas de administrar, mantener en orden (lo más posible), atender las necesidades de nuestros hijos y combinarlo todo con “algo” de tiempo para nosotras, para la pareja, para hacer trabajos independientes (que hacemos en las madrugadas cuando se han dormido los bebés) e intentar mantener algo de cordura en todo esto.

Lo más importante de todo: hacemos cada una de estas cosas con muchísimo amor.

Pero las primeras que tenemos que valorarlo todo somos nosotras. No subestimemos nunca el trabajo de una mamá que se queda en casa. No cuestionemos las actividades que hace todo el día; no permitamos que nadie pretenda minimizar nuestra labor.

Tenemos el trabajo más duro, pero también el que tiene mejores beneficios, porque nadie se ha sentido más satisfecho con su empleo como una mamá por la noche, cuando recibe un beso de sus hijos y los ve dormir tranquilos.