Revista Cultura y Ocio

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci
Donde la naturaleza asturiana marcó frontera con el resto de la meseta hay un territorio forjado a base de brañas y vaqueiros de alzada. Allí, se alzó Somiedo.
Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, SomiedoNingún adjetivo que pudiéramos utilizar para describir Somiedo resultaría exagerado. Porque sigue pareciendo un laberinto en plena naturaleza casi virgen donde encontraron su cobijo diferentes pueblos, tradiciones, animales y seres mitológicos.

Como la naturaleza no quiso que fuera de nadie le otorgó forma de herradura, algo que provocó el aislamiento del resto de territorios asturianos y de la meseta. El Parque Natural de Somiedo es así, diferente y con un carácter propio muy marcado. Lo es por la belleza de sus bosques caducifolios que cubren las laderas de las montañas, por esas altas cimas desnudas y rocosas que se perfilan en el cielo, por sus lagos profundos que aseguran el riego a los prados, por esas brañas tan características que nos trasladan a tiempos de antaño…

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Aquí, los curiosos con ganas de pasear entre la naturaleza, aprender y disfrutar vamos a tener como compañeros de viajea los pueblos que dominaron a los astures, a los osos cantábricos, a los vaqueiros de alzada o algún ser mitológico escondido detrás de algún árbol…En los valles, al lado de las aldeas, vamos a pasear entre los imponentes castaños que han suministrado desde siempre alimento a los hombres y animales. Y si alzamos la vista para fijar como meta el fondo de este paisaje sobrecogedor nos vamos a encontrar con grandes manchas de robles y hayas.Nuestras miradas se perderán entre bosques vírgenes porque aquí, dicen, nadie se atrevió a iniciar una explotación maderera. Más allá y trepando por la ladera de las montañas vamos a ver nogales y fresnos, aquellos que dejan solitarios a los pocos árboles que saben desafiar la altura y la climatología, los abedules.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Es muy posible que una de las imágenes que se queden grabadas en la memoria sea esa extensa niebla que se estanca una y otra vez en lo más profundo del valle y que solo desaparece cuando el sol calienta las tierras de Somiedo suficientemente. Entonces, se eleva, flota, se difumina y desaparece. Deja paso a cielos limpios, a tierras húmedas, a prados frescos y a hojas engalanadas con pequeñas gotas de agua.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Resulta Somiedo un gran lienzo natural salpicado de lagos y ríos, de pueblos y aldeas que estuvieron durante siglos condenados al aislamiento y al olvidoPor eso cuentan que los somedanos siempre se sintieron más cercanos a los leoneses que a sus paisanos. Porque sin tener que retroceder mucho en el tiempo, el Valle de Saliencia no estuvo comunicado con el resto del concejo asturiano hasta la década de los ochenta. Y ¿por qué con los leoneses? Porque a los habitantes de Somiedo les gustaba utilizar el Camino de la Mesa para salir al ‘exterior’. Una ruta que hasta el siglo XIX fue el principal punto de comunicación con la meseta. Esa vía era una calzada romana que, desde La Babia leonesa, transcurría por los concejos de Somiedo y Teverga. Un camino histórico de Asturias. Una calzada que fue construida por los romanos con el objetivo de doblegar a los astures.Dicen que las legiones romanas no podían entrar en Asturias sin ser objeto de fieros ataques por parte de sus habitantes. Siempre había astures apostados en lugares muy estratégicos defendiendo sus tierras.Pero gracias a su  afán por conquistarla descubrieron un sendero que, partiendo desde el territorio leonés de Babia, ascendía hasta el Puerto de la Mesa y se internaba por tierras astures a través de sus altas cumbres. Y como los romanos vieron que era un camino muy importante para sus aspiraciones, trabajaron sobre él para enlosarlo y hacerlo transitable. A través del Camino Real de La Mesa, César Augusto y sus legiones consiguieron entrar en Asturias y doblegar a sus habitantes.Tuvieron que transcurrir siete siglos para que la Calzada Romana volviera a tener su propio protagonismo en la Historia. Porque por ella entraron los musulmanes comandados por Malik hasta Oviedo para saquearla e incendiarla. Victoriosos y con un gran botín se dispusieron a regresar a Córdoba sin saber que Alfonso II esperaba con sus tropas en el Camino Real de la Mesa para aniquilarlos. Murió Malik y la venganza árabe no se hizo esperar. Un gran ejército salió desde Córdoba. Karim se dirigió hacia tierras astures con el único objetivo de regresar con la cabeza de Alfonso II colgada en su estandarte. Por su parte, el rey lo esperaba en La Babia con todos sus hombres. Pero Karim era muy astuto y ordenó a una pequeña avanzadilla que portara su estandarte personal y se dirigiera hacia los cristianos. Creyendo Alfonso II que se trataba del propio Karim mandó a todo su ejército que atacara. Pero el pequeño grupo musulmán, de pronto, se batió en ‘retirada’ llevándolos a campo abierto donde todas las tropas musulmanas los esperaban. Los árabes vencieron aunque Karim no pudo regresar a Córdoba con su trofeo. Una calzada romana que se extendía por Somiedo y que también fue utilizada durante la Guerra Civil…Un paisaje abrupto que supo mantenerse hermoso a pesar de todo. Porque aunque parezca extraño en ese escenario de Somiedo donde la naturaleza siempre quiso ser la protagonista principal también llegó delicadamente, y se supo imponer sin resistencia alguna, la arquitectura tradicional e industrial.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Pese a las advertencias de las xanas que amenazaban con convertir el agua en sangre si los somedanos canalizaban el caudal de sus lagos para regar sus prados se construyó un embalse. Los lagos fueron impermeabilizados para que aumentaran su caudal. Rodeados de muro de piedra y con alguna braña cercana se fusionaron perfectamente con el paisaje.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Los valles que se cobijaban en el interior de Somiedo fueron grandes extensiones de cultivo. Además de la patata y el maíz en estas tierras se cultivó la escanda. Un tipo de trigo con el que se elabora un pan de excelente calidad que representó siempre a los somedanos.Abandonamos los valles y caminamos hacia los altos prados de un verde intenso. Y volvemos a tener compañeros de viaje. Un pasado enriquecedor a través de la arquitectura tradicional. Allí, en medio de los pastos, a elevada altura, nos encontraremos con unas curiosas edificaciones. Son las brañas unas cabañas de muros de piedra con tejados muy altos hechos de teito o escoba. Hogares que servían para dar cobijo durante los meses de verano a los animales y los brañeros.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


En Somiedo vamos a encontrar las brañas mejor conservadas de Asturias recorriendo dos rutas de senderismo, Mumián y La Pornacal. Otro día realizaremos la que más me gustó de las dos, la Braña de Mumián. En estas cimas de Somiedo donde solo se puede escuchar el tintineo de las esquilas o del propio silencio vamos a tener como compañero de viaje la tradición de un grupo de hombres trashumantes, los vaqueiros de alzada. Una forma de vivir, trabajar y actuar que marcó la existencia de algunos concejos del occidente asturiano.Los vaqueiros de alzada eran hombres rudos, fuertes y muy solitarios que vivían por y para su ganado. En especial, el vacuno. Hombres que vivían de la trashumancia y que formaban un grupo hermético que se diferenciaba del resto de habitantes de Somiedo.Se sentían orgullosos de llamarse vaqueiros y que los demás también lo hicieran. Se llamaban de ‘alzada’ porque su residencia se hallaba entre dos hogares. Durante el invierno vivían en los valles. Cuando desaparecía el frío en las altas cumbres,  abandonaban el hogar junto a sus vacas y comenzaban a ascender hacia los pastos más frescos y naturales. Allí les esperaba su otro hogar, la braña. Una pequeña cabaña donde convivirían durante los meses más cálidos, animales y vaqueiros.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo

Cuidaban su ganado, controlaban la humedad de los prados y los cultivaban para asegurarse suficiente heno para el invierno.El alimento básico de estos hombres era la leche que conservaban en unas fresqueras, y las patatas y el maíz que también cultivaban.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Creo que nos podemos imaginar a unos hombres con un gran sentido de la supervivencia. Por eso y por la forma de comportarse, los vaqueiros de alzada no eran muy queridos por el resto de sus vecinos de Somiedo. Fueron perseguidos, acusados y despreciados porque vivían en un mundo aparte. Muy estrictos con costumbres que transmitían de padres a hijos. Nobles y campesinos astures no aceptaron nunca a este grupo de ‘rebeldes’ que se escapaban al pago de impuestos y que vivían sin tener un hogar fijo. Una cultura ancestral sobre la que se ha buscado su origen. Mientras algunos defienden que fueron romanos y musulmanes que huyeron de su propio pueblo otros mantienen que fueron celtas que renegaron de su cultura para defender la romana. Pero vinieran de donde vinieran lo cierto es que constituyeron un grupo muy emblemático que dejó de existir al desaparecer la trashumancia. Hoy en día, solo se les puede recordar a través del folclore tradicional. Buscando información sobre los vaqueiros de alzada encontré estos versos. Me parecieron interesantes…

                                                             ‘Dice el castellano:                                                              No hay pan como el trigo,                                                              ni bebida como el vino,                                                              ni leña como el pino,                                                              ni carne como el cochino,                                                              ni cama como la de lino.

                                                              Dice el somedano:                                                              No hay pan como el de escanda,                                                              ni bebida como el agua,                                                              ni leña como el haya,                                                              ni carne como la cabra,                                                              ni cama como la de lana.

                                                              Dice el vaqueiro:                                                              No hay pan como el de centeno,                                                              ni bebida como el suero,                                                              ni leña como el acebo,                                                              ni carne como el carnero                                                              ni cama como el suelo'. 


                                                    Creo que resulta evidente la diferencia que existía entre estos grupos culturales.

Vamos a terminar nuestra visita a Somiedo buscando a otro compañero de viaje, el lago. Porque después de tanto recorrido a través del tiempo y las tradiciones bien nos merecemos un descanso al lado del Lago del Valle. Sentarnos en su muro, contemplar la pequeña isla que tiene en su interior y dejarnos abrazar por las montañas que lo rodean. Y respirar…Tendremos que llegar al pequeño pueblo del Valle del Lago y dejar el coche antes de entrar en él. Es mejor que lo recorramos andando, crucemos la plaza y salgamos para tomar un camino al lado de un arroyo.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo

Caminaremos en dirección hacia las montañas que tenemos en el horizonte. Picos rocosos y desnudos con lomas vestidas de bosques caducifolios. Nuestro sendero nos lleva a través de intensos prados verdes donde las vacas rojizas pastan tranquilamente. Su trazado nos obliga a ir ascendiendo continuamente. Al otro lado del río nos sorprende un denso bosque que parece intransitable porque se descuelga entre las rocas de la montaña.

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo


Nos encontramos con una braña de teito. Unos metros después, un cruce nos obliga a elegir el camino. Simplemente el sendero de la izquierda ya nos produce cierta inquietud porque si lo seguimos con la mirada asciende de forma vertiginosa para esconderse detrás de la montaña. Se trata de una travesía de varias horas de duración que nos acerca a los Lagos de Saliencia. Pero nosotros seguimos por el sendero de la derecha hacia el Lago del Valle. Después de cruzar unos prados comenzamos a ascender por la ladera de la montaña. Este es el tramo que tiene mayor dificultad. De pronto, el Lago del Valle aparece detrás de un muro de piedra. Ese que construyeron para que aumentara su caudal. Desde el mismo muro veremos ese canal que las xanas no querían que se cavara…

Frontera de naturaleza asturiana entre brañas y vaqueiros, Somiedo
Es curioso porque en el centro tiene una pequeña isla con vegetación. Si rodeamos el lago veremos otra braña de teito. Es muy posible que si esta ruta la hacemos durante el invierno, los árboles hayan perdido todas sus hojas, el lago se halle helado y las cumbres de las montañas estén vestidas de blanco. Quizás el nuberuhaya querido donar sus poderes a estas tierras de Somiedo…Regresamos hacia el Valle del Lago por el mismo camino. Vamos grabando en nuestra memoria esta estampa ensoñadora de Somiedo que provocará el deseo de volver a recorrer…
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