Revista Cine

"Fucking Hell" hecho realidad (las visiones de los Chapman y de Angela Carter se materializan ante mi)

Publicado el 23 agosto 2010 por Crowley

"Me sorprendió ver tantos pordioseros en calles mugrientas y caóticas, donde borrachos y viejas erinias disputaban a las ratas el derecho a los mejores bocados de basura. Aquel clima tórrido era el preferido de las ratas. Era imposible llegar hasta el quiosco de la esquina para comprar un paquete de cigarrillos sin verme obligado a abrirme paso entre docenas de aquellos viscosos monstruos negros que se arrastraban en torno a mis tobillos"
Notas (de interés) acerca de este post:
[1] Las fotos corresponden a "(Fucking) Hell" (1999) de los hermanos Chapman, que se han empeñado, por fortuna para algunos como yo, en demostrar que el arte no tiene por qué ser tan sólo una representación de la belleza. En este trabajo, por medio de nueve dioramas encerrados en sendas cajas de cristal que conforman una esvástica, hacen una representación de la atrocidad y la crueldad de la Alemania nazi, el Apocalipsis y la facultad del hombre para el desastre y la destrucción. En 2004, la obra desaparece en un incendio en Monmartre, pero en 2008 vuelven a recrearla de manera más ambiciosa si cabe y la bautizan con el nombre de "Fucking Hell". Al final de este post, tienen un video sobre la obra en cuestión.
[2] El texto está extraído de "La pasión de la Nueva Eva", el mágico y magistral libro de Angela Carter.
[3] Todo esto viene a cuento por lo siguiente. Ayer por la tarde, me vi arrastrado hasta una ciudad próxima a mi lugar de residencia, "obligado" a abandonar la tranquilidad de mi nueva y solitaria morada, para asistir a unos festejos populares. En un momento determinado a alguien le pareció brillante regalar comida típica del pueblo a todo el que pasara por su stand. Ni que decir tiene que la marabunta de cuerpos que me rodeaban, y que excedían en número a los usuarios del metro de Tokio en hora punta, acudió rauda y veloz, abriéndose paso a codazos y pisotones (como pueden confirmar los maltrechos pies de mi esposa y mi dolorido costado) para coger unas migajas de lo que aquel pregonero de feria les ofrecía, arrasando a todo el que tenían por delante y llegando incluso hasta a pelearse con otras personas para que no llegaran antes que ellos (enseguida me vino a la mente la imagen de esta obra de los Chapman). Mi mujer y yo nos dimos la vuelta, les dijimos a nuestros anfitriones que muchas gracias por la invitación y nos marchamos a casa, donde disfrutamos durante el resto de la tarde de un más que necesario silencio natural y una más que gratificante soledad.
 

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