Revista Expatriados

¿Fue Alejandro Magno un genocida?

Por Tiburciosamsa

He visto en algunos sitios la opinión de que Alejandro Magno fue un genocida, sobre todo en relación con su campaña en Sogdiana y la Bactria, los actuales Afghanistán y norte de Pakistán. Aunque quienes lo afirman, son más bien historiadores aficionados, resulta interesante detenerse a ver si hay algo de verdad en esa acusación.
Para ver lo que sucedió realmente en Sogdiana y en la Bactria seguiré lo que cuenta Arriano que es su biógrafo más fiables.
Arriano describe las siguientes matanzas:
+ Lucha contra 30.000 bárbaros, que se refugiaron en un monte que los macedonios tomaron causándoles gran mortandad. Arriano dice que de los 30.000 no sobrevivieron más que 8.000. No aclara si esos 8.000 lograron escaparse o fueron hechos prisioneros.
+ Conquista de la ciudad de Gaza en Sogdiana. “Siguiendo las órdenes de Alejandro, dieron muerte a todos los hombres, raptaron a las mujeres y niños y se llevaron todo el botín”.
+ Conquista de la segunda ciudad en número de habitantes de Sogdiana, cuyo nombre no menciona. Arriano dice que Alejandro “se apoderó de ella en ese mismo día, otorgando a sus ciudadanos idéntico tratamiento [o sea, cargarse a los hombres y raptar a las mujeres y a los niños como en Gaza].
+ Aniquilar a los habitantes de dos ciudades próximas a las anteriores, que salieron por piernas al ver lo que habían hecho los macedonios con sus compatriotas y fueron alcanzados por la caballería macedonia. Arriano no da detalles de si fue una matanza indiscriminada o limitada a los hombres. Lo que sí dice es que “tomó así Alejandro las cinco ciudades en dos días e hizo esclavos a sus moradores”.
+ Toma de otra ciudad innominada en Sogdiana. Arriano aquí reconoce que sus fuentes se contradicen. Ptolomeo, que fue general de Alejandro, afirma que sus habitantes se le entregaron y Alejandro reclutó a parte de ellos para su ejército. Aristobulo de Casandrea, que también acompañó a Alejandro, dice en cambio que todos fueron masacrados. Yo me inclino a dar más veracidad a Ptolomeo, que por su rango elevado tendría acceso a mejor información. También podría ocurrir que se refiriesen a ciudades distintas y Arriano se haya confundido.
+ Una ciudad innominada en la Bactria, en cuyo asalto fue herido Alejandro. Los macedonios, irritados, mataron a todos los enemigos que cogieron vivos. Alejandro ordenó que arrasasen la ciudad.
+ Tras la conquista de esa ciudad, Alejandro ordenó a su lugarteniente Crátero, que destruyese todas las ciudades que no quisieran pasarse voluntariamente a su bando.
Pues sí, hubo bastante sangre en la conquista de la Sogdiana y la Bactria, pero ¿cabe hablar de genocidio?
Siendo estrictos, si hablamos de genocidio estaríamos aplicando un concepto inventado en el siglo XX a sucesos ocurridos hace más de 2.000 años. El concepto de genocidio lo inventó el abogado polaco Raphael Lemkin en el marco de los Procesos de Nüremberg. Fruto de sus esfuerzos fue la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, que lo define de esta manera: “…cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial, o religioso, como tal: (a) Matanza de miembros del grupo; (b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; (c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; (d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; (e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.”
Lemkin hizo una serie de consideraciones que resultan interesantes para delimitar aún más el concepto: “Genocidio no significa necesariamente la destrucción inmediata de una nación, excepto cuando se consigue mediante el asesinato en masa de todos los miembros de una nación. Más bien significa un plan coordinado de diferentes acciones que tienen como objetivo la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales, con el objetivo de aniquilarlos. Los objetivos de dicho plan serían la desintegración de las instituciones políticas y sociales, de la cultura, el idioma, el sentimiento nacional, la religión y la existencia económica de grupos nacionales y la destrucción de la seguridad personal, la libertad, la salud, la dignidad e incluso las vidas de los individuos que pertenecen a dichos grupos. El genocidio se dirige contra un grupo nacional en tanto que entidad, y las acciones envueltas se dirigen contra los individuos, no en tanto que tales, sino en tanto que miembros del grupo nacional.” Lemkin distingue dos fases en el genocidio: una en la que se destruye la estructura nacional del grupo oprimido y otra en la que se impone la estructura nacional del opresor. En esta imposición de la estructura nacional del opresor, Lemkin también incluye los casos de limpieza étnica, cuando el territorio se limpia de sus antiguos pobladores y se puebla con miembros de la étnica opresora.
¿Es aplicable todo lo anterior a las campañas de Alejandro en la Sogdiana y la Bactria? No. El relato de Arriano rezuma sangre, pero no se percibe la voluntad de exterminar a los sogdianos y los bactrianos como pueblo. El terror que aplica Alejandro tiene una finalidad política: garantizar la sujeción de los pueblos y ahorrar batallas futuras, gracias al miedo creado por el tratamiento dado a quienes habían osado enfrentársele. De hecho Alejandro estaba más que contento cuando un pueblo se le sometía sin lucha. Así Arriano cuenta la admiración de Alejandro cuando un tal Corienes accedió a hacer las paces con él: “… aumentó la estima de Alejandro hacia él, pues había entregado la plaza no tanto por obligación o fuerza mayor como por una decisión libremente tomada.”
Alejandro no fue un genocida según nuestros modernos conceptos, pero ¿se puede considerar que fue especialmente sanguinario para los cánones de la época? Si uno lee a los historiadores antiguos, advierte que les chocó más la muerte de Clito, que le había salvado la vida y que se le insolentó estando ambos borrachos, momento en el que Alejandro le mató en un arrebato, o la de Calístenes, que se opuso a los deseos de Alejandro y al que hizo matar después de haberle involucrado, con razón o sin ella, en una conjura. Para un historiador antiguo el matar arbitrariamente a un compañero era un indicio de tiranía y, por tanto, sancionable. Cepillarse a varios miles de bárbaros apenas tenía importancia.
Desde un punto de vista militar, las acciones de Alejandro tenían su razón de ser y no eran el acto gratuito de un déspota. La Sogdiana y la Bactria estaban habitadas por poblaciones irreductibles. Ahora que Alejandro se disponía a emprender la conquista de la India, serían la vía de comunicación directa con el resto de su imperio. Una Sogdiana y una Bactria rebeldes a su retaguardia, podían representar un peligro mortal. Por otra parte, un asedio en la Antigüedad siempre resultaba una apuesta arriesgada. A veces los sitiadores podían sufrir más que los asediados a causa del hambre, las enfermedades y la intemperie. Así las cosas, una estrategia habitual en aquellos tiempos era masacrar a las ciudades que se resistían, para convencer a las restantes de que una rendición a tiempo podía ser una sabia política, que ahorrase disgustos a sitiadores y sitiados.
En fin, que Alejandro no fue ni un genocida, ni un sanguinario. Pero un poco cabroncete, si que lo fue.

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