Revista Cine

Fuego Fatuo, de Louis Malle. Un fuego que oscurece

Publicado el 28 enero 2011 por Crowley
Fuego Fatuo, de Louis Malle. Un fuego que oscurece
Fuego fatuo Llama pequeña que se observa en lugares en que hay materia orgánica en descomposición.
Se suele decir que los fuegos fatuos se ven, normalmente, y con cierta frecuencia, en pantanos y cementerios. No es de extrañar, pues, que el título de esta película lleve el mismo nombre que el fenómeno al que hace alusión, ya que lo que aquí se narra no es sino la lenta muerte y descomposición del alma de un ser humano. Alain Leroy.

Fuego Fatuo, de Louis Malle. Un fuego que oscurece

Ese obscuro objeto del deseo... 

Para su quinta película, rodada en un efectivo blanco y negro, el interesante cineasta Louis Malle se decanta por dejar de lado la faceta de idear los guiones de sus largometrajes (como hiciese por vez primera en su anterior película,"Vie privée") y prefiere adaptar la novela corta "Le Feu Follet" escrita por el malogrado, maldito y polémico Pier Drieu La Rochelle, que se centra en contarnos las últimas horas en la vida de un suicida llamado Alain Leroy (personaje inspirado en el poeta dadaista Jacques Rigaut).

Fuego Fatuo, de Louis Malle. Un fuego que oscurece

¡LUCES, CÁMARAS, ACCIÓN!

Alain, escritor de profesión, alcohólico no del todo recuperado (mostrado con crudo realismo), recientemente divorciado y hastiado de todo, es un ser desvalido emocionalmente. Sin esperanza alguna ni motivo por el que vivir cada día. No empatiza con nadie y no deja que nadie vislumbre ni una parte de su ser. Su vida se extingue y no quiere hacer nada para remediarlo...Y eso es así porque se ve embutido en una sociedad fría, frívola, mentirosa e hipócrita en la que ni puede, ni quiere integrarse. Malle no nos explica en ningún momento, aunque sí es expuesto al público, por qué Alain se refugia en la bebida ni el por qué de sus sentimientos tan negativos, por mucho que nosotros podamos elucubrar sobre ello, lo cual dota al film de mayor desolación si cabe, ya que cuando acude en busca de consuelo, de una respuesta que le aleje de la idea de la muerte, en sus supuestas amistades y conocidos sólo encuentra frialdad y distanciamiento. Es triste, pero también es muy cierto y verídico. La mayoría de las personas que conocemos, que creemos cercanas, se mueven por intereses y apariencias. Tal vez, si nos viésemos en una situación límite y acudiésemos a ellos, nos ocurriría como a Alain. Descubriríamos horrorizados que estamos solos en el mundo... O tal vez no, quién sabe. Pero mejor, por si acaso, sería no tratar de comprobarlo...

Fuego Fatuo, de Louis Malle. Un fuego que oscurece

Tanta gente... ¡y tan solo!...


Fuego Fatuo es un viaje pesimista (a lo que la música del metraje, a cargo de Erik Satie, ayuda y mucho) y nada purificador, una lenta y nihilista peregrinación hacia los rincones más oscuros de los mediocres y vacíos fantasmas de su existencia, de sus consumidos sentimientos, como si el espíritu de "La nausea" sartriana se hubiese adueñado de Malle. Un viaje sin retorno posible. Y, como no podía ser de otra manera, como sabemos desde el comienzo del film, este acaba con un fundido a negro eterno grabado en los párpados del protagonista.
Cuidado con no quemarse con las llamas del fuego, porque sólo hay oscuridad en él...
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