Revista Salud y Bienestar

Fumar y pérdida de visión… Otra razón (más) para dejar el tabaco

Por Rafaele

Entrada realizada por el Doctor José Belda -médico oftalmólogo-. El Doctor José Belda tiene un blog para informar a pacientes y profesionales sobre temas relacionados con la visión en general y con el glaucoma en particular, ya que es una de las áreas que despiertan su mayor interés.

Hace unas semanas contactó conmigo Rafa, que es el propietario de este fantástico blog para ayudar a otras personas a dejar de fumar, y me solicito una colaboración poniendo los puntos sobre las íes en cuanto a la relación del tabaco con enfermedades oculares… y dicho esto, vamos a ello“…

Fumar y pérdida de visión

De todos es conocido que el tabaco contiene más de 7000 sustancias tóxicas que tras su combustión e inhalación, pueden acabar produciendo enfermedades en todo el organismo: corazón, arterias, pulmones, tubo digestivo, cerebro, etc… parece que no hay parte del cuerpo que no sea bombardeada por la acción del tabaco, y el sistema visual no podía ser menos.

Estas sustancias químicas reducen la capacidad del cuerpo para protegerse a sí mismo de las agresiones, ya que aumentan los niveles de oxidantes y disminuyen los antioxidantes.

Existen distintas enfermedades oculares que pueden aparecer como consecuencia del consumo del tabaco, y vamos a repasar algunas de ellas:

Irritación ocular u ojo rojo

Aunque de entre todas las que vamos a tratar esta es la menos grave, tiene mucha importancia ya que es lo que el paciente ve: el ojo inyectado en sangre, rojo, molesto y que nos da una mala imagen.

Aún recuerdo cuando estaba permitido fumar en lugares públicos, como bares y discotecas,  las veces que teníamos que salir fuera los “fumadores pasivos” (y los activos también), a que nos diera el aire y poder aliviar la sensación de picor y molestia en los ojos: todo por el humo condensado de esos lugares. Bendita ley anti-tabaco que ha hecho que estos lugares, así como los transportes públicos, vuelvan a ser habitables.

Cataratas

Una catarata es una opacidad que aparecen en el cristalino (nuestra lente natural) y que produce visión borrosa progresiva, y si no se trata puede hacer que la visión se pierda por completo. Suelen aparecen en personas mayores, dentro del proceso de envejecimiento.

El tabaco es un factor de riesgo de primer nivel para la formación de cataratas. Los fumadores de más de 20 cigarrillos al día tienen al menos el doble de probabilidades de desarrollar cataratas que los no fumadores, siendo este un efecto acumulativo (a más tiempo fumando y más cantidad de tabaco, mayor el riesgo).

Esto es debido a que existe un sistema antioxidante que mantiene la transparencia del cristalino, y aunque no se conoce el mecanismo, el tabaco podría alterar este sistema protector conduciendo a la formación de la opacidad.

Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)

Es otra enfermedad ocular relacionada con el envejecimiento, se produce un daño de la mácula, la parte central de la retina que contiene mayor número de fotorreceptores, y por tanto, la que nos proporciona la máxima visión. Cuando la mácula se afecta, la visión se emborrona en el centro, produciéndose un “escotoma” o mancha que nos sigue a donde miramos, dificultando tareas cotidianas como la lectura, escritura o la conducción.

El tabaco también se ha demostrado como un tóxico que puede triplicar el riesgo de padecer DMAE, y al igual que ocurre con las cataratas, tiene un efecto acumulativo y dosis-dependiente.

Retinopatía diabética

Aunque la retinopatía diabética es una enfermedad de la retina relacionada con la diabetes, el hecho de asociar el consumo de tabaco aumenta el riesgo para padecer esta enfermedad, y puede también acelerar su progresión. Se cree que el mecanismo que emplea el tabaco en este caso es producir una disminución de oxigeno (hipoxia) en la retina.

Neuropatía óptica

Esta es una forma de lesión del nervio óptico que puede producirse de forma súbita, como un “infarto”, y dejarnos sin visión de ese ojo de forma inmediata, o bien de forma lenta, como consecuencia del consumo prolongado del tabaco. En este caso la asociación del tabaco y del alcohol puede ser aún más nociva, llegando a producir una neuropatía tabaco-alcohólica, que puede conducir a la ceguera en muchos casos, sobre todo si no se trata y se abandonan los tóxicos.

Existen otras enfermedades oculares que también se han relacionado en mayor o menor medida con el tabaco: el glaucoma, la enfermedad tiroidea ocular (Enfermedad de Graves), las uveítis, el ojo seco, el melanoma ocular y otros cánceres oculares.

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Autor de la entrada:

Blog personal del Doctor José Belda:  www.drbelda.es

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