Gabriel Boric y los venezolanos en Chile: El miedo de que la historia se repita

Desde el domingo 19 de diciembre hay un susurro en la comunidad venezolana, muchos de esos se han convertido en una voz resonante que solo demuestra el miedo y la incertidumbre que puede generar un mandatario que viene de las filas de la izquierda.

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Teniendo en cuenta que el gobierno Venezolano es responsabilizado mundialmente por el éxodo de sus ciudadanos, es normal que estos tengan miedo, pero también es importante conocer y recordar la situación social de Chile, cuando estuvo 17 años bajo la dictadura del general Augusto Pinochet, y que ahora, después de años, aún busca borrar las huellas que dejó aquella época.

Es importante conocer las diferencias sociales y políticas de un líder en cualquier país, por lo que te dejamos un panorama de Gabriel Boric y su llegada al poder:

Boric hace una década atrás era un desconocido para muchos, hasta que en 2011 surgió como uno de los líderes del movimiento estudiantil que tomó las calles demandando del Estado educación de calidad y gratuita.

En 2012, fue electo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh), derrotando a una de las figuras más visibles de las protestas, la comunista Camila Vallejo, que se quedó con la vicepresidencia. Boric, Vallejo y otros dos exdirigentes estudiantiles menores de 30 años (Giorgio Jackson y Karol Cariola) fueron electos diputados en 2013, al obtener cada uno la primera mayoría de votos en sus distritos. Fueron las primeras señales de la nueva generación política que emergía en Chile.

Para el 2019 se alzó -ahora como diputado reelecto- como una figura aunadora y apoyó el acuerdo del 15 de noviembre para dar una salida política a la crisis y convocar a una Convención Constituyente para escribir una nueva Constitución que reemplace a la actual, heredada del régimen de Pinochet.

Actualmente Boric ganó la segunda vuelta como líder de un pacto entre el Frente Amplio —la coalición de izquierda que él mismo contribuyó a fundar en 2017— y el Partido Comunista. Llega al poder sin desistir de la promesa de transformar el sistema de pensiones, aumentar la presencia del Estado en áreas como la educación y la salud, o atacar la desigualdad con una reforma tributaria que aumente la presión fiscal a los más ricos. Esa es otra de sus virtudes, afirman sus cercanos: saber adaptarse sin dogmatismos ni maquiavelismos, cuando las transformaciones políticas en Chile parecen ir más rápido que la aguja del reloj.