Aunque aun hasta el día de hoy intente convivir con los diversos inconvenientes físicos que tanto lo han maltratado en estos últimos años de su carrera, Marcelo Gallardo, hoy en Nacional de Montevideo, sigue demostrando que su jerarquía permanece intacta. El fin de semana pasado, ante Bella Vista y tras cinco meses de angustiosa espera tras lo que fue la rotura del tendón rotuliano de su rodilla derecha, volvió oficialmente a un campo de juego. Ayer y con su equipo perdiendo por 1-0 frente a Miramar Misiones, ingresó a falta de treinta minutos y al participar activamente con una asistencia y un golazo marca registrada de tiro libre, alteró por completo el rumbo de un encuentro -Nacional se llevó la victoria por 3-1- que amenazaba seriamente con interrumpir el turbulento ciclo de Juan Ramón Carrasco al frente de la entidad uruguaya. Los aplausos se multiplicaron y la ovación hacia el 10 que tan bien supo llevar puesta la camiseta de River Plate terminó siendo estruendosa, a tal punto de terminar movilizándolo, tal y como expreso minutos después.
El gol fue una alegría enorme. Fueron muchos días de sufrimiento y de angustia. Estoy volviendo, de a poco, pero volviendo al fin. Son momentos difíciles. Estoy muy emocionado. No es fácil volver a jugar a los 35 años, tras una lesión como la que tuve. Es un momento especial para mí”.
Que las lesiones lo dejen en paz y le permitan disfrutar de un semestre sin más pesares que el que puede producir una derrota, no solo es el deseo del aficionado de Nacional. También lo es de todos aquellos a los que nos regocija encontrarnos en cancha con un futbolista de semejante categoría.
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