Revista Baloncesto

Ganar la NBA en verano

Publicado el 10 julio 2010 por Damsam
Ganar la NBA en verano
Juntar en el mismo equipo a Dwyane Wade, Chris Bosh y LeBron James es prácticamente copar un quinteto titular del partido del All-Star. Algo que prácticamente solo se puede conseguir en un videojuego. Una hazaña que puede cambiar para siempre el mapa de la NBA y convertir en los Miami Heat desde el día de hoy en los principales (y casi únicos) candidatos al Anillo de 2011.
Sin embargo, y tal vez sólo sea por dudar de todo lo posible, siempre he sentido cierto recelo ante este tipo de proyectos configurados a base de juntar a la mayor cantidad de estrellas posibles, y más todavía cuando ya se venden estos proyectos como ganadores antes de que el balón empiece a rodar sobre el parquet. Extrapolando al mundo del fútbol, todos recordamos el verano pasado como el del nuevo proyecto estelar de Florentino Pérez en el Real Madrid, con presentaciones multitudinarias de supercracks como Cristiano Ronaldo, Kaká o Benzema. Por aquel entonces se hablaba de un equipo sin igual en la historia del fútbol que iba a arrasar en todas las competiciones. Un año después, ese equipo no ha ganado ningún título y ha dado la sensación de tener muchas lagunas en algunos aspectos principales.
Y es que un proyecto deportivo con muchas estrellas no asegura, ni mucho menos, el éxito. O al menos el éxito instantáneo. Y mucho menos en el caso particular de estos Miami Heat. A pesar de todo, ahora nadie entre los aficionados del sur Florida se para a pensar en las posibles debilidades de su nuevo equipo. Hoy, en lo único en lo que se piensa es en las 18.000 personas que abarrotaron el American Airlines Arena de Miami para ver por primera vez a Chris Bosh y sobretodo a LeBron James con la camiseta de los Heat, escoltando a un Dwyane Wade que ha decidido regresar para capitanear a su equipo de siempre.
Como sucede muchas veces, los árboles no dejan ver el bosque. Y es que los árboles son muy llamativos en este caso. Ver juntos a tres de los diez mejores jugadores de la NBA con la misma camiseta obnubila al más pintado, y es lógico que no se tengan demasiado en cuenta los puntos oscuros que hoy en día todavía permanecen en el horizonte de Miami Heat. El primero, y muy importante, es el de la confección de la plantilla. Junto a los tres cracks, el único jugador con contrato garantizado para la temporada que viene es Mario Chalmers, base de tercer año que si no hay otra incorporación de garantías oficiará como playmaker titular. Además, los Heat tienen los derechos de tres rookies después del pasado Draft, que se supone que también se incorporarán a la plantilla. Son el alero Da'Sean Butler y dos power forwards potentes como Dexter Pittman y el excelente taponador Jarvis Varnado. Así, y tras confirmarse también el fichaje como agente libre de Mike Miller, la plantilla de los Heat tiene por el momento ocho jugadores, por lo que faltan al menos cuatro o cinco nombres más. El equipo de Florida ha hecho una oferta de renovación al center canadiense Joel Anthony, y tienen también la intención de renovar a Udonis Haslem. Incluso el mismísimo Derek Fisher va a entrevistarse con Pat Riley a pesar de querer seguir en los Lakers y del interés de los angelinos en renovar a su capitán. 
Recordemos que la NBA ha subido -sorprendentemente- el salary cap para la temporada que viene hasta por encima de los 58 millones de dólares. La parte buena para Miami es que sus grandes estrellas han renunciado a mucho dinero para jugar juntos en los Heat, lo que desahoga de forma considerable el payroll de la franquicia. El nuevo Big Three cobrará en torno a los 14 millones por cabeza, lo que significa que coparán más de la mitad del espacio salarial de la plantilla. Por tanto, no caben grandes dispendios económicos a la hora de acometer las muchas incorporaciones que hacen falta, por lo que Pat Riley va a tener que sudar tinta china para completar un roster que tendrá que llenarse con contratos muy baratos.
Sin embargo, para mí el principal quebradero de cabeza no debe ser el de completar la plantilla hasta llegar a 12-15 jugadores. Lo que más debe preocupar ahora mismo en Miami es como va a conseguir un entrenador joven como Erik Spoelstra (¿alguien ha sabido algo de él en todo este culebrón?) conjuntar a tres jugadores acostumbrados a ser los líderes de sus equipos. Una tarea nada fácil y que puede ser tanto el principal argumento del futuro éxito del equipo como la causa principal de su desmoronamiento.
Ganar la NBA en veranoDesde la distancia, Chris Bosh parece un buen tipo. Un chico divertido, afable, buenrollista, de los que da gusto tener al lado para pasar un buen rato. Y al mismo tiempo, da la sensación de que va a ser el primero de los tres en asumir que su status de estrella del equipo ya no lo va a tener en monopolio como le pasaba en Toronto Raptors, sino compartido con dos compañeros más. El año pasado promedió 16.5 tiros por partido, frente a los 20 que promediaron Wade y James. No sería raro que el ala-pívot tejano bajara aún más sus tiros por encuentro y su media de anotación cayera unos cuantos puntos. Un poco al estilo del Kevin Garnett que llegó a Boston en 2007 pasando de ser la referencia en Minnesota a una pieza más del Big Three particular de los Celtics. La ventaja de Bosh respecto a ese Garnett es su mayor juventud y plenitud física, pero también es verdad que Bosh no alcanza ni de lejos la capacidad defensiva, el liderazgo y el espíritu ganador de KG.
Para mí, la principal incógnita radica en la relación que tengan en la cancha LeBron James y Dwyane Wade. Como ha dicho Almanzor en un fenomenal artículo, los Miami Heat son la casa de Wade, y James y Bosh son los invitados que tienen derecho a todo menos a convertirse en los dueños del piso. Así pues, y considerando que Bosh no tendrá problemas en quedar relegado a la tercera opción, mis dudas se centran en saber si LeBron James tendrá la capacidad de no ser la referencia ofensiva de los Heat de la temporada que viene.
Desde que empezara a despuntar en el mundo del baloncesto siendo un adolescente, LeBron James sólo ha tenido un rol en su carrera: el de estrella absoluta del equipo. El de jugador al que todos los compañeros buscan para que se juegue los tiros decisivos. Ha sido así en el instituto St. Vincent's & St. Mary's y también en los Cleveland Cavaliers. Nunca ha habido dudas sobre quién tendría el último balón, y los tiempos muertos en los instantes finales sólo servían para que el entrenador de turno decidiera la mejor forma de hacerle llegar la pelota a LeBron. Esta circunstancia es en parte lógica, debida a la calidad del jugador y a unas cualidades físicas casi sobrehumanas que le han permitido dominar el juego como nadie. Pero también ha contribuido a fomentar la faceta más "oscura" y criticada de James. Es decir, la que se refiere a su enorme ego. Ese ego que le ha hecho ser nombrado con autoproclamados motes como King (Rey) o The Chosen (El Elegido), dos apodos que son de todo menos modestos. Sabiendo esto, ¿es posible imaginar a LeBron buscando en la pintura a Bosh para darle el balón en la última jugada? ¿O limitándose a hacer un bloqueo al defensor de Wade para que éste tenga una buena situación de tiro en la posesión final?
Tal vez, la respuesta a estas preguntas esté implícita en el hecho de que James haya escogido Miami por encima de otros destinos. Haber elegido Nets, Clippers, Bulls o Knicks, o haber decidido seguir en Cleveland, significaría mantener su rol de superestrella principal y candidato firme a MVP. Sin embargo, escoger los Heat sabiendo de la presencia de Wade y Bosh tal vez signifique que LeBron ha decidido sacrificar una carrera brillante en lo personal pero decepcionante en lo colectivo por buscar la gloria de ganar un Anillo que por fin le acerque a los más grandes de la historia. Si esto es así, entonces no hay ningún problema. LeBron subirá su promedio de rebotes y de asistencias, y bajará el de puntos desde casi 30 a unos 20-22, dejando de acaparar la mayoría de jugadas y permitiendo que sean otros los que se luzcan en determinados momentos.Ahora mismo, el principal enemigo de los Miami Heat son precisamente los Miami Heat. Un proyecto concebido para arrasar desde el principio puede irse a pique si no hay buena química entre sus grandes estrellas, y entre sus estrellas y el resto de jugadores. Y de todos con el entrenador y la cúpula deportiva. Los títulos se ganan en la cancha, y no en los despachos o en los shows televisivos. Esta es la máxima principal que deben aprender en Miami para que un equipo de leyenda no se quede simplemente en un bonito sueño de una noche de verano.

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