Revista Opinión

Ganar unas elecciones no es suficiente: Mensaje al pueblo griego

Publicado el 25 enero 2015 por Liberal

Buenos días: Mientras escribo estas líneas hoy domingo, los griegos se están levantando para acudir a las urnas. Se respiran vientos de cambio. Todo parece indicar que por primera vez desde el inicio de la crisis, un país europeo contará con un gobierno popular dirigido esta vez por Alexis Tsipras. Este gobierno será el primero destinado a recuperar la soberanía y la dignidad de los pueblos del sur de Europa. Yo no voy a dar un análisis demasiado detallado hoy. Para un análisis más detallado, os recomiendo el artículo del compañero Pedro Fresco sobre el tema griego.

Los “pigs” tenemos la tarea de reconstruir la democracia contra los totalitarismos que soplan desde el norte…desde Bruselas y Berlín. Nosotros NO aceptamos como método de vida, como solución a todos los problemas, la frialdad inhumana de “es lo que hay y no hay alternativa”. Ni lo aceptamos, ni tenemos por qué conformarnos con las recetas merkelianas.

Algunos dicen que todo esto responde a que somos “euroescépticos”. Pero a esos inútiles que defienden el status quo solo les diré que precisamente una de las mejores tradiciones europeas es el antifascismo. Querer recuperar los beneficios sociales y nuestra soberanía es también seguir con la tradición de los antifascistas que se enfrentaron al horror nazi y lucharon por una Europa democrática basada en la justicia social y la libertad.

Hay muchas cosas que unen a los pueblos griegos y españoles para plantar cara y demostrar que otra Europa es posible. Pero solo quiero centrarme ahora en un ejemplo histórico de nuestras poblaciones en la resistencia antifascista y en la lucha por la libertad y la democracia.

Durante años, nos han estado insultando llamándonos “Mediterráneos” y “PIGS”. Dicen que somos “la periferia”. Quieren que seamos los países de la mano de obra barata, que nuestros jóvenes sean los sirvientes de turistas ricos. Pues yo diré que estoy muy orgulloso de ser del sur de Europa y desde el sur de Europa vamos a devolver la dignidad que han perdido todos los europeos.

Pero hay que recordarle a Syriza y a cualquiera que gane “limpio”, que no sea casta, las palabras de Salvador Allende en Chile: “Tenemos el gobierno, pero no tenemos el poder”. Y es que, ganar unas elecciones no es suficiente para el poder. Ahora empezarán las dificultades reales.

Mientras que en Francia y Alemania surgen partidos racistas y xenófobos pero anti-Unión Europea, en el sur de Europa hemos optado por una cara más humana, mas igualitaria, mas comprometida con todos independientemente del color de piel.

Pero repito: ganar elecciones no es suficiente para consolidar poder. Hablar de reforma fiscal, de auditoría de la deuda, del control democrático sobre los sectores estratégicos de nuestras economías o defender los servicios públicos, la recuperación de la soberanía y la industria, de políticas de empleo, y proteger a los más débiles era un discurso compartido absolutamente tanto por la derecha como por la izquierda en la Europa de hace 30 o 40 años. JAMÁS hemos tenido la mentalidad norteamericana en la cual “cada uno que se busque la vida como pueda y si no puede, que le den”. Tenemos otra mentalidad, otra manera de hacer las cosas y ESO NO ES MALO. Cada país debe buscar su forma, su destino de hacer las cosas.

Hoy en día, el discurso que defendemos por aquí es una amenaza para los poderes financieros globales que son los que realmente mandan. Hay un partido global mucho más fuerte que la Tercera Internacional. Es el partido de Wall Street, con sus funcionarios metidos en todas partes. Algunos son del PP, otros del PSOE, otros del Partido Conservador alemán (CDU), otros se llaman Juncker, Merkel, Rajoy, Samaras, Hollande…toda este gente es del mismo partido – el partido de Wall Street. Son la Finanza Internacional.

Por eso, no importa la modestia de vuestros objetivos, ni importa tampoco el consenso amplio de nuestra sociedad a favor de recuperar la democracia – estamos ante una minoría con muchísimo poder, pocos escrúpulos (por no decir ninguno) y temerosa de unos resultados electorales cuando no ganan sus nefastos partidos. No olvidéis que los poderosos casi nunca aceptan los resultados electorales cuando no les gusta.

Tenemos una tremenda tarea ante nosotros. Esto va más allá de conseguir apoyos electorales. Debemos defender la democracia y la soberanía, pero es más, tenemos que defender todo esto en un “terreno que no hemos elegido”, como decía Allende.

Por eso también es necesario identificar a los sectarios y a los que optan también para que todo siga igual. El deber de todo el que defienda la democracia y los derechos humanos es GANAR.

Nuestro deber es ser representativos del clamor popular a favor de recuperar nuestros derechos perdidos. El patriotismo no va de amenazas al “otro”, o creer que eres mejor por ser católico (te cuento: en todo caso eres mediocre si aun crees en el catolicismo), ni tampoco es creerse mejor por el simple hecho de haber nacido donde tu madre eligió parirte.

El patriotismo real es estar orgulloso de que en tu país, todos los niños, de cualquier color, puedan acudir a colegios limpios, de calidad, bien vestidos, bien alimentados, con zapatos y saber que puede contar con una dieta equilibrada GARANTIZADA. Amar a tu país es defender que la gente mayor tenga su pensión y que si enferman, puedan acudir a la sanidad pública sin coste o problemas para sus familiares. Es tener un país democrático donde la gente viva con un mínimo de dignidad, donde el poder respete al ciudadano y donde nadie tenga que elegir entre comer o ir al médico.

Por eso yo me sumo en apoyo a cualquier movimiento, de izquierdas o de derechas, comprometido con la decencia y con nada más y nada menos que optar por usar la Declaración Universal de los Derechos Humanos como manual de gobierno.

Basta ya de la fantasía aquella de “no hay alternativas”. Las hay ¡y muchas! Tenemos que aprender a decir NO a la chulería impuesta desde arriba. No queremos un país donde muchos tienen que apagar la calefacción en invierno para comer a diario, donde los bancos pueden desahuciar con impunidad y dejar a familias enteras en la calle, donde los ciudadanos tienen que aceptar condiciones de semi-esclavitud para trabajar y sueldos miserables. ¿Tan “europeos” somos y sin embargo para los sueldos somos africanos? Tampoco la información debe ser el dominio exclusivo de empresarios millonarios, que tienen como privilegio dirigir todos los periódicos de este país así como todas las cadenas informativas. NO QUEREMOS ARRODILLARNOS ANTE EL ESPECULADOR EXTRANJERO.

Una sociedad debe ser capaz de aportar las condiciones materiales básicas que contribuyen a una vida digna y lo más feliz posible. De eso se trata todo esto.

Estos objetivos que algunos tachan de “radical” simplemente representan la democracia real.

Mucha suerte hoy al pueblo griego. Esperemos que Merkel vea cómo su chulería finalmente le pasará factura.


Ganar unas elecciones no es suficiente: Mensaje al pueblo griego
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