Genocidio cristiano.

Todo y con que el segundo mayor movimiento demográfico de la historia después de la emigración de Europa a América fue el de cristianos y judíos emigrando a Europa desde Oriente Medio entre los siglos XI y XIII aprovechando las cruzadas y huyendo de la persecución islámica, cuando al final de la Gran Guerra en 1917 desaparece el Imperio Otomano, en Oriente Medio los musulmanes suponían, aproximadamente, el 50%, y todavía había un 30% de judíos y un 20% de cristianos.

Se calcula que hacia el año 2015 los cristianos de todo Oriente medio  a duras penas alcanzaban al 5% de la población, reducción que debe haber continuado por la cantidad de cristianos obligados a emigrar o asesinados por el Estado Islámico antes de su derrota a finales del 2017.

El número de judíos también se ha reducido aunque no tanto porque desde 1948 tienen el refugio del estado de Israel, pero el único país de Oriente Medio que tenía una corta mayoría cristiana, el Líbano, no solo hace años que ha perdido tal mayoría sino que islamistas radicales como Ezbollah controlan no solo la mayoría de la población sino también la mayoría del territorio.

Muchos expertos predicen que en un par de décadas el cristianismo habrá desaparecido totalmente de Oriente Medio con la excepción de Israel, por razones que cabe buscarlas en la emigración, pero la razón por la que los cristianos y judíos de Oriente Medio emigran es para evitar ser asesinados.

El fenómeno no se da solo en Oriente Medio sino en todos los países musulmanes como Irán. Referida a la eliminación de cristianos e infieles en general en países musulmanes hay dos casos que son paradigmáticos, primero Irán donde antes de que los ayatolas estableciesen la dictadura islámica habían algo más de un millón ochocientos mil cristianos y hoy a duras penas sobrepasan los cien mil, y Irak con cifras parecidas, que en 2003 tenía un millón y medio de cristianos y hoy son algo menos de doscientos mil. Por supuesto en Arabia Saudita la cifra de cristianos es inapreciable y los únicos cristianos que pueden vivir tranquilos son los extranjeros trabajando temporalmente en el país.

Incluso desde antes de la aparición del Estado Islámico los cristianos coptos, asirios, siriacos, ortodoxos, protestantes y católicos sufrían continuos ataques por parte de islamistas radicales. En Egipto, en especial a partir del fin de la dictadura de Mubarak en 2011 se han destruido varias iglesias de cristianos coptos, en algunos casos incendiadas con sus feligreses dentro.

Hace solo unas semanas, frente a la presión internacional Pakistán ha liberado a la cristiana Asia Bibi que fue denunciada por blasfemia y condenada a la horca solo por el hecho de ser denunciada y sin pruebas o mínima investigación por un tribunal islámico. Inmediatamente después de su liberación ha tenido que abandonar el país porque una larga mayoría de musulmanes querían ejecutar la sentencia por su cuenta.

En Marzo de este año Pilar Rahola publicó el libro “SOS Cristianos”, donde describe la persecución y asesinato de cristianos en Oriente Medio y Corea del Norte y en el que dice algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Rahola denuncia que este verdadero genocidio haya sido olímpicamente ignorado por la prensa occidental mientras muchos periodistas mantienen que el Islam es una religión de paz y amor que no tiene nada que ver con el terrorismo. En mi opinión, esta es la primera victoria de un Islam radical que si vence en esta guerra en Europa regresaremos a la edad media, aunque solo lo padecerán los que sobrevivan. La actitud de la prensa y la izquierda europea frente al Islam radical es un puro suicidio, y una de las demostraciones de esta absurda actitud es que decir todo esto está considerado como islamofobia cuando cualquier fobia supone mentira y difamación mientras en mi caso y en el de casi todos los considerados islamófobos no hacemos otra cosa que exponer la verdad del Islam radical en sus escritos, su discurso y sus actos.

Creo que también está muy claro que si el muy criticado y odiado Israel bajase la guardia acabarían desapareciendo de Oriente Medio por muerte o huida como ha ocurrido con los cristianos.