Revista Salud y Bienestar

Gestión clínica: ¿vuelta a los clásicos?

Por Saludconcosas @manyez
Gestión clínica: ¿vuelta a los clásicos?
Hemos estado algunos días pensando en la gestión clínica, reflexionando sobre su concepto, su función, su utilidad y sobre su importancia en el futuro del sistema sanitario. Y todo por culpa de Álvaro, que nos invitó a hablar sobre gestión clínica en un debate en Diario Médico junto a José Ramón Repullo (jefe del Departamento de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela nacional de Sanidad), Carlos Macaya (cardiólogo y presidente de FACME) y Carlos Díaz (Jefe de servicio de gestión clínica del SESPA).

De entre todas las definiciones que existen sobre gestión clínica, nos gusta mucho la de Vicente Ortún que integra las características de ambos términos: coordinar y motivar personas (gestión) y tomar las decisiones terapéuticas y diagnósticas correctas (clínica). A este boceto conceptual, hay que añadir algunos elementos esenciales: coordinación interna y externa, un sistema de información potente y fiable que permita tomar las mejores decisiones y conocer como hacemos las cosas, medicina basada en la evidencia, incentivos (con un doble objetivo: mejorar la asistencia y conseguir motivar al profesional) y finalmente implicar al profesional en la toma de decisiones.Carlos Díaz habló del modelo asturiano de gestión clínica, de sus ventajas, de como lo han enfocado en el ámbito de atención primaria y de sus herramientas de trabajo con los profesionales y las unidades. Como ejemplo utilizó el caso de la Unidad de Gestión Clínica de Luanco (atención primaria). En resumen: un grupo de profesionales con unos incentivos asociados a la calidad asistencial, un contrato de gestión entre la unidad y el servicio de salud, un proceso de cambio compartido con la propia Consejería, etc.Realmente, la mayoría de los elementos básicos de la gestión clínica en el ámbito de la atención primaria aparecen en la propia definición de "equipo de atención primaria": equipo interdisciplinar, coordinación global, atención a los problemas de salud de la población, etc. El resto de elementos han ido apareciendo en los últimos 15 o 20 años: autonomía (en mayor o menor grado), contratos de gestión, modelo de incentivos, evidencia aplicada al día a día, etc. Otra cosa es si se han puesto en marcha de forma adecuada o no. En el fondo, da la sensación de que el primero experimento de gestión clínica fue la puesta en marcha de la atención primaria en 1984. Sin embargo, en estos 30 años, no se ha conseguido la evolución esperada en los EAP y cada vez hay más gritos que piden una renovación del sistema, un cambio estratégico que acerque a la atención primaria a su origen. Quizás de tanto utilizar el nombre, lo hemos quemado un poco, y la "gestión clínica" no sea más que una estrategia de marketing para recuperar lo que sabemos que funciona.Además, si usando nuevos términos y modernismos conseguimos captar la atención de los políticos, de los grupos de presión, de los medios y de los profesionales, pues bienvenida sea la gestión clínica. Pero es necesario que el contrato de gestión tenga otro color, los incentivos se diseñen pensando en la eficiencia y en la calidad, exista una delegación de autonomía y los beneficios se reinviertan parcialmente en el propio equipo. Casi como contaban en el proyecto Xerte de autogestión en atención primaria, aunque quizás el elemento organizativo sea el más lejano por ahora (creación de cooperativas, laboralización de los profesionales, transferencia del presupuesto, etc).Las reflexiones del debate nos llevaron a una conclusión: la gestión clínica de la que se habla es darle un nombre diferente a nuestra actual organización, junto con algunas herramientas que sabemos que funcionan y que por mil y un motivos aún no se utilizan de forma generalizada. Como decía la canción de La Habitación Roja: "los clásicos serán siempre modernos".


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