Revista Opinión

Gobierno Nacional: 10 puntos

Publicado el 27 mayo 2010 por Gonza_z
El 25 de mayo de 2010 quedará en la retina de todos por ser el día de los festejos por el Bicentenario de la Patria. Sin embargo, quedó en un segundo plano el séptimo aniversario del gobierno nacional y popular, liderado por el matrimonio Kirchner. Como si dijo anteriormente, los extremos enferman, hacen mal, por ello las siguientes líneas de análisis tratarán de ser lo más objetivas posibles, alejadas del fanatismos y la irracionalidad. A continuación diez puntos: cinco buenos o favorables y la otra mitrad en contra  o desfavorables de estos siete años de gobierno kirchnerista.
Gobierno Nacional: 10 puntos
  1. Néstor Kirchner llegó a la presidencia con tan sólo 23% de los votos de todo el país. Un número bajísimo si se tienen en cuenta los grandes conglomerados urbanos. Encontrar la economía del país destruida y hacerla resurgir no fue una tarea sencilla. De la mano de la producción sojera y el incremento de la construcción (sobre todo inmobiliaria) sumado a una devaluación del dólar que favoreció a los exportadores, la economía repuntó y el crecimiento fue el más significativo de los últimos tiempos. El mérito del gobierno nacional fue entonces entender la situación internacional y jugar a favor de las exportaciones y la entrada de divisas frescas.
  2. Sin dudas que la política en derechos humanos es el fuerte kirchnerista. Desde aquella jornada donde descolgaron el retrato de Videla y Bignone hasta el juicio a una buena parte de los represores pasando por la recuperación varios hijos de desaparecidos y la tolerancia cero con los represores han sido los hechos más representativos del período kirchnerista.
  3. La intención de reformular la política de retenciones y ganancias aduaneras. El sector agropecuario es el más productivo y el que más divisas genera. Estamos en condiciones de decir que sin la participación de las exportaciones (mayoritariamente de la soja) la economía del país no sería lo que es. Una buena medida de recaudar y redistribuir el capital es quitándole a sectores como éste y generar un ingreso público extra. Cuestiones que vendrán más abajo, determinarán que la política a grandes rasgos falló y no se pudo avanzar en el tema.
  4. La tan mentada ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pese a quien le pese, la ley era profundamente necesaria. El avasallo de los monopolios comunicacionales era (es) tan grande que cientos de periodistas, actores y demás voces que necesitan expresarse quedan afuera del sistema de medios. De la ley, se desprenden muchos puntos importantes, por ejemplo "Un mismo concesionario sólo podrá tener una licencia de servicio de comunicación audiovisual sobre soporte satelital; hasta 10 señales sonoras, de televisión abierta o cable (la ley actual permite que una persona sea dueña de 24) y hasta 24 licencias de radiodifusión por suscripción. A ningún operador se le permitirá que dé servicios a más del 35 por ciento del total de la población del país o de los abonados, en el caso que corresponda. Por otra parte, quien maneje un canal de televisión abierta no podrá ser dueño de una empresa de distribución de TV por cable en la misma localidad, y viceversa. También se impide que las compañías telefónicas brinden servicios de televisión por cable."
  5. La recuperación de los haberes jubilatorios privados que pasaron al ANSES ha sido un avance muy grande. Una masa de divisas que estaba insertada en el mercado de la bolsa y cotizaba en empresas privadas fue sacada de ese círculo e inyectada en las arcas de la ANSES. 
  6. Lo peor de la política kirchnerista es la comunicación institucional, es decir cómo informan las cosas y los avances que se van logrando con el correr del tiempo. Un exceso en el gasto de publicidad oficial, sumado a la apropiación de Canal 7 como canal gubernamental y no público. Errando definitivamente en la crecacion de 678, un programa pseudo periodístico encargado de criticar a políticos opositores imitando las técnicas de TN o América, canales privados y con intereses creados. Además, se elijieron malos voceros: D´Elia, Aníbal Fernández, Hebe de Bonafini o Moyano. Una de las víctimas de esta incomunicación fue la norma que regularía las retenciones a las exportaciones.
  7. La imposibilidad de terminar con la vieja política. Cuando estalló la crisis de 2001 y la gente reclamó a viva voz que se vayan todos no estaba acudiendo a un pedido sarcástico; realmente quería (¿quiere?) que la clase política se renueve. Al  parecer, en los tiempos que corren (no sólo el kirchnerismo sino también en los partidos opositores más importantes) este pedido sigue siendo una utopía. Tal vez, Anibal Fernández, antes menemista, después duhaldista y ahora ferviente kirchnerista sea el más claro ejemplo de que la política no se renovó.
  8. Así como no se renovó la política, los hechos de corrupción (moneda corriente en la década de 1990) no desaparecieron. El caso de las valijas de Antoni Wilson (casi olvidado por los medios), la supuestas coimas para comerciar con Venezuela y la estafa gigante que resultó ser Ricardo Jaime lo marcan al gobierno nacional y popular como sus antecesores corruptos. En este sentido, la relación con los llamados barones del conurbano bonaerense y con los gordos sindicalistas dejan a las claras que la política no se renovó (ni mucho menos) y que los negociados y los favores políticos siguen existiendo como en tiempos pasados.
  9. La política de subsidios es otro gran bache del gobierno kirchnerista ¿por qué? Por la simple cuestión de que el subsidio no mejora nada sólo mantiene. Es decir, se han acostumbrados a subsidiar el presente para no invertir en el futuro. Las tarifas de luz, gas y agua son relativamente bajas pero las empresas concesionarias no realizan las inversiones para que un mayor grado de gente cuente con el servicio. Los mismo sucede con el transporte. Los colectivos se caen a pedazos o si son nuevos no pueden mantenerlos y la tarifa y los costos los pagan los usuarios. 
  10. La relación con las provincias y el interior del país. Más allá que mantienen relación con sus aliados en provincia de Buenos Aires, Entre Ríos o Chaco; provincias pujantes y sumamente productivas como Santa Fe y Córdoba son discriminadas (al igual que otras como San Luis o Mendoza) por cuestiones partidarias. Entonces se genera un conflicto importante. No se coparticipan recursos, por lo tanto, no hay para afrontar subas salariales, invertir en obra pública y mejorar la salud y la educación. Una verdadera falla en un gobierno que se autodenomina nacional y popular.
A grandes rasgos, esto fue lo que ha sucedido en estos siete años. El gobierno intercala buenas y mala. Para algunos son todas buenas, más allá de casos de corrupción o poca inversión. Para otros, son todas malas sin importar por ejemplo medidas como la de la Asignación Universal por Hijo, una idea tomada de la Coalición Cívica y reformulada y gerenciada vía ANSES. La verdad absoluta no existe. Éste es un gobierno que tiene la mala costumbre de llevarse por delante a todos. Sin embargo, se hicieron cosas positivas que merecen que prosperen en el tiempo. La no aparición de un frente político que renueve, precisamente, la política seguirá siendo la fuente de poder de los Kirchner.  

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