Revista En Femenino

Graduados en borracheras

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

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El tema que hoy os quiero comentar puede sonar un poco duro, y quizás alguien me tache de exagerada, pero si no lo escribo reviento.Ayer asistí a la graduación de mi hija Ana, y por un momento pasó la película de sus 16 años de vida a modo de flashback por las retinas de mis ojos. Aquella primera llamada de mi marido el día en que Ana comenzó su escolarización porque yo estaba trabajando en Almería, el tenerla que cambiar de colegio en primero de primaria por las injustas leyes escolares de Andalucía, el nuevo cambio en quinto de  primaria por problemas económicos familiares, y el nuevo cambio el pasado curso (4º de ESO) en busca del itinerario curricular más adecuado para su futuro. Reviví muchos momentos, olvidos, rutinas, risas, juegos, talleres caseros de manualidades, fiestas de cumpleaños con grandes pandillas de niños en casa, conversaciones nocturnas, peliculas románticas y divertidas compartidas acurrucadas en el sofá con un cubo de palomitas, su primera regla, su primer amor, sus amigos, sus miedos, sus inseguridades, y ahí estaba. Una preciosa muchachita de piernas largas y preciosas con un pelo rizado increíble rebosante de felicidad. Y una vez mas me preguntaba, ¿Dios mío como ha sido posible? mientras escuchaba a la preciosa jovencita que iba relatando los momentos escolares que el curso había vivido hasta el día de la graduación. Hasta ahí, la parte bonita de la historia, en la que padres y madres se agolpaban en los pasillos del recinto y al fondo de la sala nerviosos por escuchar el nombre de su hijo o hija y ver como subía al escenario.

Pero por desgracia, y como tantas cosas en la vida, una parte del día de ayer era una pantomima, porque muchos de esos alumnos que estaban allí engalanados con sus mejores vestimentas con mayor o menor acierto, ni siquiera aprobarán este curso, es más seguro que muchos de ellos ni siquiera se graduarán de Secundaria.

Las estadísticas hablan de alumnos con dificultades, de alumnos con problemas, se habla de apoyo, de diversificación, y esos mismos alumnos sin embargo, son capaces de manejar al mínimo detalle cualquier dispositivo tecnológico de hoy día móvil o tablet, y peor aún muchos de esos alumnos saben como hacer para comprar un litro de bebida alcohólica para, según ellos mismos, divertirse e ir de marcha.

Les estamos poniendo las cosas demasiado fáciles, y no nos damos cuenta, que la vida real, la de ahí fuera, no es un acto social para representar un bonito papel de una graduación de un título elemental y que ni siquiera te permite tener un trabajo digno para el día de mañana, y creo que habría que pararse a pensar. Pensar en lo que estamos haciendo mal porque estoy segura de que es mucho, pensar en que el alcohol a edades tan tempranas no es el mejor compañero, pensar en que el uso indiscriminado de los dispositivos móviles no les ayuda en su desarrollo personal, y pensar que alcohol y tecnología mal entendidos no dan un pasaporte para poder lograr con la educación ese ansiado salto a una vida mejor, ese sueño que a los de mi generación nos inculcaron desde pequeños, el poder llevar una vida mejor que tus padres si te sacrificabas y trabajabas con esfuerzo.

Y quizás diréis, menuda mujer más rara, la hija se le gradua, acaba su ciclo con notazas y nos sale con estas. Quizás lo sea, pero me dio una pena enorme cuando mi hija me contó que al servir el segundo plato le dieron un vaso largo de cubata en el restaurante donde estaban celebrando la cena de graduación para cuando saliera a beber. ¡Que pena que los propios adultos pensemos en una juventud juerguista y borracha! ¡Qué cabreo ver que hay empresas que incentivan la ingesta de alcohol de los menores cuando está prohibido! Y por supuesto que lástima de esa parte de la juventud engañada y seducida por las mieles de la abstracción de la tecnología y la evasión del alcohol que solo será capaz de graduarse en fiestas hasta que una mañana al despertar comprobarán que la vida se les ha escurrido entre las manos como el agua del mar, algunos podrán cambiar y enderezar su rumbo pero para otros, quizás sea demasiado tarde.


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