Así, rehuyendo definitivamente la posibilidad de una renovación que sabíamos que no llegaría, los miembros del reparto de Gran Hotel han manifestado esta semana en Twitter, el agente de prensa del siglo XXI, sus sensaciones ante el rodaje del último episodio de la serie, cuya emisión está prevista para el próximo 25 de junio. Han sido dos años, tres temporadas y 40 episodios de suspense, con una audiencia bastante estable en torno al 15%, pero el evidente desgaste de sus tramas, por no hablar de una programación discutible, ha obligado a sus responsables a echar el cierre de este hospedaje ficticio localizado en el Palacio de la Magdalena y con más asesinos por metro cuadrado que todo Twin Peaks, Wisteria Lane y White Pine Bay juntos.
A pesar de dicha quemazón, resultado de una duración excesiva de cada una de sus entregas (algunas de 90 minutos), Gran Hotel pasará a la historia no sólo por dignificar un panorama televisivo que no parecía querer salir de la taberna de toda la vida o del hogar disfuncional "reflejo" de la España misma, sino también por confirmar que nuestra industria le está quitando el miedo a las grandes apuestas televisivas, con elevados costes de producción, rodaje en exteriores e intérpretes cinematográficos como Adriana Ozores o el grandísimo Lluis Homar. Es cierto que aún nos queda trabajo a la hora de disimular fórmulas de guión heredadas y encontrar un marco adecuado para explotar la rentabilidad de las series -de nuevo, el tema de la duración-, pero ésta que despedirá a finales de mes para siempre ha supuesto una de esas piedras cruciales en un camino hacia el éxito que su productora, Bambu Producciones, intentará continuar con la ya anunciada Galerías Velvet, también prevista para Antena 3. Seguro que regresan con un par de lecciones aprendidas.
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