Revista Cine

Grandes eventos de la historia del cómic: secret wars

Publicado el 30 enero 2013 por Juancarbar

Secret Wars podría considerarse de dos maneras diferentes dentro de la historia del cómic. La primera es como una de las mejores sw01maniobras de marketing jamás realizada, y es que la publicación de esta serie limitada de doce números vino acompañada de juguetes de todo tipo y condición sobre los principales héroes y villanos de la historia, con una publicidad que, en nuestro país, no se había visto nunca en el mundo de los superhéroes. La segunda, es como la forma del que entonces era el editor en jefe de Marvel, Jim Shooter, que también fue el guionista de la trama principal, de demostrar que él la tenía más grande que el resto de la editorial… juntos.

Y es que ignorando las tramas que pudieran tener abiertas, y pasándose por el forro historias que se habían desarrollado durante años (la relación entre Coloso y Kitty Pryde que Chris Claremont había ido forjando poco a poco en Patrulla-X), Shooter determinó que la mayoría de los héroes debían desaparecer de la Tierra de una forma parecida: a través de un gran portal misterioso que había aparecido en Central Park. Y al mes siguiente, en las colecciones regulares, estos volvían con inexplicables cambios cuyo origen tendríamos que rastrear durante la publicación en el siguiente año de los números de Secret War. Así, de pronto Spiderman vestía de negro, la Cosa era sustituida en los Cuatro Fantásticos por Hulka, Coloso dejaba a Kitty al afirmar que se había enamorado de otra y que esta había muerto…¿El motivo de todo esto?

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La curiosidad de un ser sobrenatural, un Dios (con mayúsculas) conocido originalmente como The Beyonder, y al que aquí llamaríamos “El Todopoderoso”. Esta criatura todopoderosa (como su nombre indica) había decidido construir su propio torneo de superhéroes gigante, para lo cual reunió diversos pedazos de diferentes mundos en su Mundo de Batalla, y ubicó en él a héroes y villanos, para ver cómo transcurría el enfrentamiento entre ellos. Y ni corto ni perezoso, el Todopoderoso se llevó, junto a otros como el Doctor Muerte, Ultrón o el Lagarto, al mismísimo Galactus. Héroes y villanos se establecieron por separado, con los héroes liderados por el Capitán América, los villanos por Muerte (con Ultrón dando caña como más malo aún y Magneto reformándose) y los X-Men estableciéndose como grupo independiente entre ambos. ¿Qué traía este argumento? Obviamente, muchos enfrentamientos chulos, y algunos giros argumentales quizá por previsibles no menos espectaculares (el momento Muerte absorbiendo el poder de Galactus y todos luchando contra él, por ejemplo; o Hulk… bueno, lo de Hulk mejor no lo cuento, que es épico). Y… poco más.

Shooter arrampló con todo el universo Marvel para tirar de un guión simplista, con pocos matices de gris, donde el Lagarto era uno de los personajes con más matices que podíamos encontrar (no es coña, es en serio), y unos lápices obra de Mike Zeck y Bob Layton que no eran exactamente para tirar cohetes. Como he dicho antes, sus espectaculares combates tuvieron como precio que guionistas y fans se tiraran de los pelos… aunque es cierto que consiguió su objetivo de atraer muchos fans a Marvel, y es que los muñequitos de Mattel, junto a la posibilidad de ver a tanto personaje junto en un mismo cómic, hicieron maravillas de marketing.

En el próximo capítulo… ¡Legends!


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