Grandes regalos

En febrero os contaba que había estado fabricando algo en mi tiempo libre que acabaría siendo mi regalo para unos amigos que se casan en Madrid dentro de (ahora) ya pocos días. Después me fui de viaje, a otra boda allí en España, y ya aproveché y me llevé este regalo para entregárselo a sus destinatarios. Pero como aún faltaban un par de pequeños detallitos, nos sentamos un día entero, con su desayuno, su comida y su cena de por medio, y lo acabamos entre los tres... bueno, más bien entre cuatro, otra amiga de la pareja también colaboró.

Y he aquí que por fin acabamos de hacerlo. Yo se lo entregué. Ellos lo recibieron. Hicimos muchas fotos los tres (luego entenderéis por qué). Ellos hicieron uso de su regalo...

Y ahora ya ha llegado el momento oportuno y el permiso de los dos para poder enseñároslo.

Os presento el envoltorio primero:

Sí, una caja normal y corriente. Lo sé. Pero os la enseño para teneros en tensión y esperando un rato más😀

Lo que esta caja contiene es, básicamente, papel. Sí, papel. Mucho papel. Papel de colores. Papel recortado. Papel dibujado. Papel perforado y atado con cuerdas. Y con más cuerdas. Papel envuelto en más papel.

Como una amiga mía que vive en Galicia me pidió que le enseñara el proceso, he aquí algunas fotos de todo ese papel. Aguantad hasta el final sin bajar la barrita de desplazamiento, por favor, que si no, no os voy a poder poner nerviosos:

¡Pero si solo se ve papel vacío! Ya, bueno, esa es la parte de recortado y pegado.

Luego viene el decorado:

Me salgo enseñaros el resto de hojas porque a nadie le interesa cuándo y dónde se casan (y, si les interesa, es porque ya lo saben dado que ellos mismos están invitados)...

El envoltorio:

Et voilà! 70 invitaciones de boda hechas a mano una a una:

Las cuales, evidentemente, no cabían en la caja. Pero eso es otra historia.

Sé que a los novios les han gustado, así que yo con eso ya me doy por satisfecha. Ahora sólo falta disfrutar del gran día.