Revista Cine

Groucho y Yo.

Publicado el 06 julio 2010 por Truca
Groucho y Yo.
"Estaba paseando por State Street de Chicago cuando una pareja de mediana edad, se acercó y empezó a dar vueltas a mi alrededor. Pasaron ante mí dos o tres veces, examinándome como si yo fuese un ser extraterrestre.
Finalmente, la señora, vacilante, se acercó y me preguntó:

-Es usted, ¿verdad? ¿Es usted Groucho?
Asentí con la cabeza.
Entonces ella me tocó timidamente en el brazo y dijo:

-Por favor, no se muera. Siga viviendo siempre.
¿Quién podría pedir más?."
Así termina la entrañable, ingeniosa, divertida y original autobiografía de Groucho Marx. Una manera muy entrañable y, a la vez, muy adecuada de terminar porque una recuerda esa frase de la mítica canción Dalí, de Mecano, que dice "los genios no deben morir".
Groucho y Yo, es decir, Groucho y Julius Marx, salió a la luz en 1972. El propio Groucho admite al principio que le cuesta a su edad, escribir este libro y que su editor le ha sobornado con 50 dólares y una caja de puros baratos. Y admite que por cada compra debería regalar con el libro cincuenta kilos se semilla de maíz. Y a continuación nos relata la historia de los problemas que tienen los productores de maíz en Estados Unidos. Esto es sólo un ejemplo de como a ti, que estás leyendo el libro, y no tienes ni el más mínimo interés por los problemas que pudiera tener el Gobierno de Estados Unidos por solucionar los problemas del excedente de maíz de los años 70 (ni siquiera te interesa este mismo problema en el 2010) incluyendo posibles soluciones, no pierdes el interés en absoluto por la historia, e incluso te estás riendo.
Tampoco puede decirse que se trate de una autobiografía al uso. Más bien se trata de una recopilación de pensamientos, reflexiones, anécdotas tanto personales como de los Hermanos Marx, más o menos ordenadas en el tiempo, con grandes saltos, y que en la mayoría de los casos, resultan tan disparatadas que parecen (y quizás fueran) de ficción. Pero siempre, contadas de manera ingeniosa y divertida, donde se entremezclan el Groucho familiar, el actor parte de los Hermanos Marx, el incómodo, insumiso, insolente, el Groucho sin pelos en la lengua que todos temían en los clubs en los que dimitía si le admitían como socio.
Pero mejor que siga yo escribiendo es que leais una carta que escribió Groucho a los Warner Brothers tras amenazarles estos últimos con denunciarles si utilizaban el nombre de "Casablanca" en su pelicula "Una noche en Casablanca", pues evidentemente los Warner habían tenido mucho éxito con una pelicula llamada, ¿lo adivinais?, "Casablanca". No tiene ningún desperdicio.

"Queridos Warners:

Aparentemente, hay más de una manera de conquistar una ciudad y de conservarla en propiedad. Por ejemplo, hasta el momento en que nos dispusimos a hacer esta película, no tenía ni idea de que la ciudad de Casablanca perteneciese en exclusiva a los hermanos Warner. Sin embargo, sólo pocos días después de hacer público nuestro proyecto, hemos recibido vuestro largo y amenazador documento legal, advirtiéndonos que no usemos el nombre de Casablanca. Por lo visto, en 1471, Ferdinand Balboa Warner, vuestro tatarabuelo, mientras buscaba un atajo para ir a Burbank, fue a parar a las costas de África y, alzando su bastón de alpinista (que más tarde trocó por cien acciones de la compañía), las llamó Casablanca.


No acabo de comprender vuestra actitud. Incluso aunque proyectéis reestrenar vuestra película, estoy seguro de que el espectador vulgar tendrá tiempo suficiente para aprender a distinguir a Ingrid Bergman de Harpo. Yo no sé si podría, pero desde luego me gustaría intentarlo.

Afirmáis que poseéis Casablanca y que nadie más puede utilizar ese nombre sin vuestro permiso. ¿Qué me decís también de "Hermanos Warner"?. ¿ También lo tenéis en exclusiva? Probablemente, tenéis derecho a utilizar el nombre de Warner, pero, ¿y el de Hermanos? Profesionalmente, nosotros éramos Hermanos mucho antes que vosotros. Realizábamos giras como Los Hermanos Marx cuando la Vitaphone no era más que un sueño en la mente del inventor, e incluso antes que nosotros ha habido otros Hermanos: los Hermanos Smith; los Hermanos Karamazov; y el "Hermano, ¿puede darme una perra gorda?". Originalmente se decía: "Hermanos, ¿pueden darme una perra gorda?", pero esto representaba repartir demasiado una perra gorda, de modo que prescindieron de un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo redujeron a "Hermano, ¿puede darme una perra gorda?".

Y ahora, Jack, pasemos a tu caso concreto. ¿Sostienes que el tuyo es un nombre original? Bueno, pues no lo es. Fue utilizado mucho antes de que nacieses. Así, de repente, me vienen a la memoria dos Jack´s; existía el Jack de "Jack Matagigantes", y "Jack el Destripador", que en su época cortó unas cuantas figuras.

En cuanto a ti, Harry, probablemente firmarás tus cheques convencido de que eres el primer Harry de todos los tiempos y que los demás Harry´s son unos impostores. Se me ocurren dos Harry´s que te precedieron. Existieron Lighthorse Harry, de fama revolucionaria, y un tal Harry Appelbaum que vivía en la esquina de la calle Noventa y Tres con Lexington Avenue. Por desdicha, Appelbaum no era demasiado famoso. Las últimas noticias que tuve de él fueron que estaba vendiendo corbatas en los almacenes Weber.

Y ahora pasemos al estudio de Burbank. Creo que así es como llamáis a vuestro feudo. El viejo Burbank ha muerto. Tal vez lo recordéis. Era un gran hombre en un jardín. Su esposa decía a menudo que Luther tenía diez dedos verdes. Debió de ser una mujer muy lista. Burbank fue el mago que entrecruzó esos frutos y vegetales hasta que consiguió que las pobres plantas estuviesen tan confundidas que nunca podían decidir si debían de entrar en el comedor en la fuente de la carne o en la bandeja de los postres.

Eso no son más que conjeturas, desde luego, pero quién sabe... tal vez los descendientes de Burbank no se sientan demasiado dichosos ante el hecho de que una fábrica de películas se haya instalado en su ciudad, se haya apropiado del nombre de Burbank y lo utilice en las portadas de sus películas. Incluso es posible que la familia Burbank se sienta más orgullosa de la patata producida por el viejo que del hecho de que de esos estudios hayan surgido películas como Casablanca o Vampiresas (1931). Tal vez todo esto os parezca una parrafada muy amarga, pero os aseguro que no es éste mi propósito. Quiero a los Warner. Algunos de mis mejores amigos son Hermanos Warner.

Incluso es posible que cometa con vosotros una injusticia y que vosotros, personalmente, no sepáis nada de esta actitud absurda. No me sorprendería en absoluto descubrir que los jefes de vuestro departamento jurídico ignoran esta disputa descabellada, porque conozco a muchos de ellos y son tipos muy agradables, con el cabello negro y rizado, con las americanas cruzadas y con un amor por sus semejantes que supera al del propio Saroyan.

Me da en la nariz que este intento de impedirnos la utilización del título ha sido idea de algún picapleitos tonto que realiza su aprendizaje en vuestro departamento jurídico. Conozco bien el tipo, recién salido de la Universidad, ávido de éxitos y demasiado ambicioso para seguir las leyes naturales del ascenso. Ese individuo siniestro engatusó probablemente a sus jefes, la mayoría de los cuales son tipos muy agradables con el cabello negro y rizado, con las americanas cruzadas, etc., para que trataran de atemorizarnos. Bueno, ¡no se saldrá con la suya! Apelaremos ante el Tribunal Supremo. Ningún aventurero jurídico creará discordias entre los Warner y los Marx. Todos somos hermanos y seguiremos siendo amigos hasta que el último rollo de "Una Noche en Casablanca" acabe de enroscarse en la bobina.

Sinceramente, Groucho Marx. "

Tampoco me puedo resistir a poner el momento histórico en el que Harpo Marx habla



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