Revista Salud y Bienestar

Guerra a las vacunaciones

Por Pedsocial @Pedsocial

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El verano pasado nos hacíamos eco de los esfuerzos de la fundación de Bill y Melinda Gates en la lucha contra la poliomielitis epidémica. No nos podíamos imaginar que un par de meses después unos fanáticos impresentables declaraban la guerra a las vacunaciones antipolio en Pakistan.

Lamentablemente estos hechos se continúan produciendo de manera que las autoridades sanitarias ha interrumpido la campaña de vacunación al producirse otro ataque a un equipo sanitario en Peshawar.

Desde hace tiempo, en otros foros y, también desde este blog, nos hemos ocupado de las diferencias culturales y la necesidad de su consideración en el ámbito de la salud y la asistencia sanitaria. Y, con ello, del respeto que merecen todas las culturas y todas las creencias, políticas y religiosas. Pero ese respeto se detiene ante los fanatismos. Y fanatismos son las actitudes y los actos de quienes basándose en sus creencias religiosas ejercen la violencia sobre los demás. En algún punto hay que poner el límite. Los derechos humanos son valores universales y desde ellos no se puede tolerar que por creencias, tradiciones o costumbres se atente contra la vida o la integridad física de los demás, especialmente de los niños.

Resulta más desesperante que precisamente se den estas incidencias de fanatismo entre miembros de sectas de las religiones mayoritarias del libro: judaísmo, cristianismo e islamismo, donde existe el referente escrito y consultable: la Torah, la Biblia y el Coran. Interpretaciones torcidas (se dicen torticeras, creo) llevan a los integristas a encontrar justificación a lo que no pasa de ser superstición (de super sticio, por encima) a mutilar prepucios, abladir clítoris, asesinar adolescentes, o atacar a profesionales de la salud ya sean en clinicas dedicadas a la prática de la interrupción del embarazo (IVE) o a la administración de vacunas antipolio.

De los desastres humanos somos algo responsables todos. Pero de los que se enraízan en las creencias tienen especial responsabilidad los administradores de las mismas: los clérigos, los hombres de religión.

Y también los políticos. Acaba de llegar a nuestras manos el libro “El drama de la polio, un problema social y familiar en la España franquista” coordinado por Mª Isabel Porras, Mariano Ayarzagüena, J. de las Heras y M.J Báguena (ISBN 978-86-8319-797-4)  que en 12 capitulos recoge la perspectiva histórica que su titulo anuncia.  Agustín Tarrés y yo hemos sometido para publicación una aportación histórica sobre una epidemia de polio con una tremenda tasa de mortalidad en 1969 que fue negada por el gobierno a instancias del entonces ministro de turismo, Manuel Fraga. No hay inocentes.

Los millones de Bill y Melinda Gates podrán poner todas las dosis de vacunas posibles, pero no conseguirán cambiar mentalidades obtusas, equivocadas y perversas. Al próximo majadero antivacunas que me tropiece le voy a invitar a pasarse un verano en Peshawar.

X. Allué (Editor)

(Foto: Mohammad Sajjad/Associated Press. Familiares de un trabajador sanitario asesinado lamentando su muerte, tomada del NYT)


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