Revista Arquitectura

Guía práctica para descarbonizar nuestras vidas

Por Pallares
  • futuro
  • huella de carbono
  • sustentabilidad
  • Ventura Croce

Leemos todos los días titulares y noticias sobre compromisos de países y grandes empresas contra el calentamiento global y el cambio climático. Estamos siendo testigos del aumento de la temperatura promedio del planeta. Pequeños incrementos de temperatura tienen consecuencias que sólo podemos prever mediante modelos matemáticos del clima, tan complejos que sólo pueden ser resueltos en supercomputadoras. Cuanto más aumente la temperatura media global mayores serán los impactos en los ecosistemas del planeta, generando sequías, inundaciones, aumento del nivel del mar y mucho más.

La causa de estos impactos globales se ha asignado mayoritariamente a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) producto de la combustión de combustibles fósiles, aunque la destrucción de los ecosistemas marinos y terrestres también tienen contribución.

Por lo tanto, además de reclamar a nuestros líderes un mayor compromiso con la lucha contra el cambio climático, es nuestro deber hacer un esfuerzo para reducir nuestras propias emisiones.

¿Cómo podemos hacerlo?

Básicamente tenemos que aplicar los mismos métodos que países y empresas: medir la línea de base, o sea, la cantidad de emisiones que se tienen en el presente y tomar medidas estratégicas para ir reduciéndolas.

Pero se nos puede hacer difícil saber qué priorizar: hay mucha información disponible, tal vez demasiada. Una forma rápida es apoyarnos en aplicaciones en línea que nos informan de emisiones de las distintas actividades. Sin embargo, a veces son muy genéricas y no se adaptan a la idiosincrasia de cada país.

Por ahora carecemos de rotulado frontal («octógonos negros») que nos adviertan en el marco de nuestra vida diaria, cuáles son las actividades que tienen mayores emisiones y por lo tanto, podamos tomar acción al respecto.

Guía práctica para descarbonizar nuestras vidas

Ejemplos de etiquetado frontal de alimentos

Para resumir ideas en forma sencilla, presentamos aquí una comparación de emisiones en distintas actividades cotidianas de forma de calibrar su impacto en Uruguay. Los ejemplos a continuación están basados en algunos casos en factores de emisiones genéricos y en consumos predeterminados, por lo tanto deben ser tomados como una guía, más que como una calculadora de emisiones.

Las actividades cotidianas analizadas son: consumo de energía en transporte y en los hogares, alimentación y vestimenta. En un pantallazo de todas las dimensiones vemos que el mayor aporte en Uruguay viene dado por las emisiones embebidas en los alimentos, considerando que todos son de origen local ya que importados tendrían mayor impacto.

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Fuente: cálculos propios

Alimentos

Es sabido que Uruguay tiene una fuerte contribución de su actividad ganadera a las emisiones nacionales de efecto invernadero (63%), por lo tanto no es de extrañar que contribuya fuertemente al valor anterior de 3,2 gr de CO2 por día por persona. En base a los consumos en kilogramos anuales promedio por persona en Uruguay podemos realizar una apertura de las contribuciones de los principales grupos de alimentos, comparando su consumo y su contribución a la emisión de gases de efecto invernadero.

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Fuente: cálculos propios

Es claro que la carne vacuna en particular tiene una fuerte contribución en gases de efecto invernadero así como en general los derivados de animales. Es por eso que se hacen llamamientos por parte de organizaciones ecologistas a reducir el consumo de carne en pro de mayor consumo de vegetales. Estamos aquí analizando solamente la dimensión de descarbonización, pero evidentemente hay más aristas del problema como calidad nutricional, tipos de tierras aptos para ganadería o agricultura, cuestiones culturales, etc.

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Fuente: cálculos propios

En el caso del transporte, se tomó una base de 4800 km anuales común a todos los medios de transporte evaluados, que representarían un traslado de 20 km realizados 20 veces por mes todos los meses del año.

En primer lugar salta a la vista que un sólo viaje por persona en avión comercial de línea emite más que el traslado durante un año en un automóvil convencional con motor a gasolina. Es por ello que se ha señalado como fuente extremadamente contaminante a los vuelos en jets privados que trasladan pocas personas. En Francia recientemente se prohibieron estos vuelos cuando hay alternativas en tren (mucho más eficiente) que insuman menos de dos horas treinta minutos de viaje. También hay iniciativas internacionales para incluir combustibles renovables (de origen biomasa) en el queroseno de aviación para reducir este impacto global.

Desde el punto de vista exclusivamente de las emisiones, hay una drástica disminución de las mismas cuando el traslado se realiza en base a electricidad; en Uruguay la matriz de generación eléctrica tiene una componente renovable líder en el mundo. No en muchos países habría tanta diferencia, pero en Uruguay es muy relevante.

Vestimenta

Tal vez no lo esperabas encontrar aquí, pero la ropa es un problema ambiental importante, junto con el de los plásticos. Este problema se ha agravado con el llamado Fast Fashion que es la manufactura de prendas de vestir a precios bajos con el objetivo de vender ropa de última tendencia en forma de ciclos cortos de producción y descarte. El problema de las emisiones es, nuevamente, una de las tantas aristas a considerar porque la industria textil impacta en la contaminación del agua por teñido y arrastre de microplásticos y microfibras en el lavado que terminan en océanos y ecosistemas. Toda esa cantidad de ropa descartada muchas veces no tiene disposición y es quemada para obtener calor por las personas más pobres del planeta, con consecuencias muy negativas para la salud y las emisiones causadas por las fibras sintéticas.

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Es por ello que sobre todo las personas jóvenes están adquiriendo conciencia del problema ambiental y han aparecido emprendimientos de venta de ropa de segunda mano u opciones de reciclaje de menor impacto para evitar los enormes perjuicios.

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Fuente: cálculos propios

Los servicios energéticos que consumimos en el hogar son calentamiento de agua, calefacción y cocción. En cuanto al primero, en Uruguay lo más común es el termotanque eléctrico, con lo cual las emisiones son relativamente bajas. Cuando consideramos calefacción y cocción mediante combustible fósil, vemos que la emisiones aumentan respecto a las correspondientes a aparatos eléctricos. Las emisiones por consumo de electricidad en un aire acondicionado son muy bajas, pero si tenemos en cuenta que en Uruguay muchos aparatos domésticos tienen refrigerante fluorocarbonados, la pérdida de este gas a la atmósfera tiene un enorme impacto en cuanto a emisiones de CO2 equivalente. La calefacción o cocción a leña es teóricamente neutra.

Conclusiones

Descarbonizar nuestra vida diaria es más que posible, tendríamos que tomar acciones que tal vez no nos sean simpáticas pero de ninguna forma afectan gravemente nuestra vida en comparación con los eventos devastadores del cambio climático. Y tampoco podemos decir que afecten en importante medida el presupuesto de personas de poder adquisitivo medio o alto.

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Etiquetado de eficiencia energética de automóviles

Reducir los viajes en avión y en lo posible sustituirlos por tren o barco es una estrategia de alto impacto en reducción de emisiones. Los viajes en automóvil en los que se traslada una sola persona, también son una importante fuente de generación de emisiones; hacer viajes compartidos es la primera opción para disminuir las emisiones per cápita. Minimizar los desplazamientos incentivando el teletrabajo o el car sharing entre compañeros de trabajo son estrategias que pueden aplicar empresas y gobiernos. En Europa algunas empresas han comenzado a pagar a sus empleados por dejar el automóvil y trasladarse en bicicleta al trabajo.

El etiquetado de eficiencia energética (que indirectamente nos indica que produce menores emisiones) de automóviles, sistemas de calefacción y en general todo tipo de artefactos es otra importante ayuda para los consumidores conscientes. En Uruguay se lanzó recientemente la certificación B de empresas que entre otros objetivos aspiran a reducir al máximo su impacto en el ambiente.

Consumir preferentemente alimentos producidos localmente, reducir la compra de vestimenta, en particular del fast fashion, también reducirá no sólo las emisiones sino muchos aspectos ambientales negativos. Sumando cada un

Con ayuda de este artículo o con alguna de las muchas estrategias e información que está disponible en línea, podremos aportar a reducir la contribución personal de nuestro estilo de vida en el calentamiento global.

Por: Ventura Croce
Ventura es Ingeniera química y se desempeña en el sector energético desde hace 30 años. Es docente y ha brindado conferencias sobre industria de petróleo, sus perspectivas y la transición energética. Escribe artículos sobre estos temas en su perfil LinkedIn
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