Revista Cultura y Ocio

Guillermo el Conquistador

Por Manu Perez @revistadehisto
Tiempo de lectura: 7 minutos

Roberto I, duque de Normandía, tenía por sobrenombre el Liberal, el Magnifico y también el Diablo, pero era éste ultimo el apodo que más le daban sus súbditos, si bien a escondidas, ya que el duque no se caracterizaba, ni mucho menos, por su buen carácter.

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Se enamoró de una bella joven llamada Arlette y la hizo su concubina, ella fue la madre de Guillermo, pero Arlette  no era ninguna mujer noble, pertenecía al pueblo: su padre era un simple curtidor de pieles, por lo que el nombre por el que todos conocían a su hijo era Guillermo el Bastardo. De todas formas su infancia en la corte fue feliz: un bastardo no podía heredar el ducado, así que no era un contrincante para los hijos de otros nobles.

Guillermo el Conquistador

Pero todo cambió cuando su padre decidió marchar a Tierra Santa en peregrinación, llevado por su fe o quizás por sus remordimientos, ya que él era el segundo hijo y se decía que había envenenado a su hermano mayor, Ricardo, para heredar el ducado. Antes de partir, reunió en Fécamp a sus nobles y a los obispos, reconoció a su hijo  como legítimo y les hizo jurar lealtad al heredero de Normandía.

El rey Enrique de Francia, al que Roberto había ayudado contra su hermano  para reponerle en el trono de Francia, y al que había dado un generoso asilo en Normandía durante su exilio, prometió protegerle. Sus barones aceptaron a regañadientes: no querían un bastardo por duque, pero era el único hijo de Roberto y el duque era muy irascible y no se avenía fácilmente a razones, así que le juraron lealtad, Guillermo sólo tenia siete años.

Pero todo cambió cuando Roberto murió en el camino de regreso a Normandía, entonces una parte sus barones trataron de eliminarle, uno a uno sus defensores fueron muriendo, unos envenenados, otros degollados en su presencia, Guillermo tuvo que huir de castillo en castillo y esconderse de sus perseguidores, una de estas veces salió del castillo en una carreta, sepultado bajo los cadáveres que los frailes transportaban para enterrar.

Pero aquella vida dura le hizo fuerte y se dio cuenta de que si quería vivir tenía que ser el primero en matar, y comenzó su lucha contra los barones rebeldes, protegido por sus pocos fieles. A los catorce años fue investido caballero por su protector el rey de Francia y a los diecinueve sofocó  una de las principales revueltas de sus nobles y afianzó  su ducado.

Tres años más tarde se casó con Matilde de Flandes,  Matilde  era descendiente de Alfredo el Grande y eso reforzaba sus futuras pretensiones al reino de Inglaterra. Pero aquella boda no tuvo un buen comienzo: Matilde era muy pequeña de estatura, sobre el metro treinta, pero tenía un genio tan violento como el suyo: cuando su padre le anunció que se casaría con Guillermo de Normandía se enfureció, amaba a otro noble y de ninguna manera estaba dispuesta a casarse con un bastardo, dijo a gritos ante toda la corte.

Guillermo odiaba que le llamaran bastardo y menos delante del conde de Flandes y de sus nobles, así que se  levantó de su asiento y cogiendo a Matilde por las trenzas le dio un sonoro bofetón, ella no se quedó atrás y en poco tiempo los dos rodaban por el suelo entre patadas y puñetazos hasta que los asombrados nobles consiguieron separarles. Pero la boda se llevó a cabo y a pesar de tan mal comienzo fue un matrimonio aceptablemente feliz: él le fue fiel, ella no volvió a llamarle bastardo y tuvieron diez hijos.

Ahora era el rey de Francia, su antiguo protector, el que se convirtió en su enemigo al no aceptar aquella boda, alegaba que ambos eran parientes cercanos, pero en el fondo la verdad era otra: Matilde era una rica heredera y la unión del condado de Flandes con el ducado de Normandía suponían un peligro para su pequeño reino de Francia, así que les denunció ante el papa: aquella boda  era ilegítima.

Pero Guillermo se limitó a preguntar a Roma cuál era el precio de su pecado: dos monasterios en Caen, uno de mujeres y otro de hombres, le contestó el papa, así que los hizo, redimió su culpa y su matrimonio fue declarado válido por Roma.

Pero algunos de sus barones seguían en rebeldía; en el sitio de Alençon los sitiados, sabedores de lo  mucho que le molestaban sus orígenes bastardos, llenaron sus almenas de pieles y desde ellas le insultaban diciendo.

“Bastardo, vete a curtir pieles como tu madre”

Guillermo juró que nadie  que le llamara bastardo viviría para contarlo: cuando tomo la ciudad, mató a todos sus hombres menos a una treintena a los que alineó junto al foso y mandó que las mujeres y los niños presenciaran su venganza: les cortó las manos y les sacó los ojos antes de tirarles al foso, luego liberó a las mujeres para que contaran lo sucedido en los pueblos por los que pasaran. Tras esto se acabaron las rebeliones y el molesto  apodo: ahora era Guillermo el Conquistador.

En Inglaterra reinaba entonces Eduardo el Confesor, era medio vikingo como Guillermo, y tenia un carácter piadoso y poco enérgico, eso hizo que las distintas casas nobles se hicieran cada vez más fuertes, sobre todo la casa de Godwin es decir, los condes de Wessex, y que intervinieran cada vez con más fuerza en la política del reino.

Eduardo no había tenido hijos y el padre de Guillermo le había ayudado cuando tuvo que exiliarse en Normandía, por lo que prometió a Guillermo que a su muerte, sería el heredero del reino de Inglaterra, pero Haroldo de Godwin, conde de Wessex así como primer ministro,  y  que además era el noble más poderoso después del rey, se proclamo rey de Inglaterra al morir Eduardo. Haroldo era sajón y contrario a la nobleza normanda, por lo que tenía el apoyo de todos los nobles sajones.

Cuando Guillermo   se enteró de  su coronación, lo consideró como una traición: cuando el barco de Haroldo había naufragado años antes  frente a Normandía le había apresado y Haroldo le había jurado, para lograr su liberación, que apoyaría su candidatura al trono de Inglaterra.

Se quejó a Haroldo, que reconoció que Eduardo le había nombrado su heredero, pero que en su lecho de muerte se había arrepentido de su decisión y le había nombrado heredero él:  la asamblea de nobles presentes lo había  ratificado y por lo tanto su elección había sido legal.

Pero Guillermo evidentemente no creyó en sus razones, reunió un poderoso ejército y  se dispuso a cruzar el canal.

Haroldo había tenido que luchar contra su hermano Tostig que deseaba el trono y se había unido a las fuerzas invasoras danesas, aquella invasión fue derrotada y Tostig murió en la batalla.

Pero sólo tres días más tarde Guillermo se presentó con un ejercito de siete mil hombres bien armados, Haroldo bajó hasta Hastings y le presentó batalla, al principio dominó el combate, pero sus hombres estaban demasiado cansados, Haroldo murió en la batalla y con él murió el ultimo rey anglosajón, su reinado no llegó a durar ni un año.

Se dice que su cadáver quedó tirado en el campo de batalla y que nadie pudo encontrarlo entre los demás cuerpos hasta que Edith Cuello de Cisne le reconoció por una cicatriz en el pecho, una bella balada inglesa llamada Tres cuervos en un árbol, rememora aquel hecho

Su fama de héroe entre los campesinos y la gente del pueblo, creó una leyenda imperecedera y la iglesia ortodoxa le santificó como mártir, su onomástica se celebra el 14 de octubre, fecha de la batalla de Hastings.

Guillermo fue el primer rey normando de Inglaterra, pero gran parte de la iglesia inglesa, que era sajona, estaba en su contra: se quejaban de que Guillermo era analfabeto y encima sólo hablaba francés, era un invasor y había arrebatado las tierras a los nobles sajones para entregarlas a sus nobles normandos.

Para contrarrestar esa rebeldía pidió al papa que le concediera los beneficios de cruzada en la conquista de Inglaterra, y el papa se los concedió a cambio de que metiera en cintura a aquellos díscolos  obispos.

Ahora era poderoso, había unido Inglaterra con Normandía, pero no consiguió la paz, tuvo que sofocar rebeliones de sus nobles sajones y normandos en Inglaterra y luchar contra su hijo mayor, Roberto, que quería independizar Normandía, apoyado por su madre que no dudó en vender sus joyas para proveerle de dinero.

Murió en el sitio de Mantes al caerse de su caballo, a los cincuenta y nueve años.

Fue enterrado en la abadía de Caen que él mismo había fundado y su entierro fue caótico. Guillermo medía casi un metro ochenta y había engordado mucho en los últimos años, el sepulcro era demasiado pequeño para su gran cuerpo y al intentar meterlo aplastaron su abdomen, que reventó y llenó la abadía de Caen de un olor nauseabundo, olor que tuvieron que aguantar todos hasta que terminó la ceremonia fúnebre.

A su muerte el reino se volvió a dividir: su hijo Roberto heredó Normandía y su hijo Guillermo Rufus, Inglaterra.

Sin embargo, su cuarto hijo, Enrique, llamado Beauclerc, que sólo había heredado dinero, pero no tierras, y por el que sus dos hermanos sentían un profundo recelo, consiguió quedarse con artimañas con las tierras de ambos y volvió a unir Normandía con Inglaterra, pero eso es otra historia.

Autor: Níssim de Alonso para revistadehistoria.es

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Bibliografía:

  1. – CARLOS SANCHEZ MARCO.  HISTORIA MEDIEVAL DEL REINO DE NAVARRA.
  2. – BIOGRAFIAS- GUILLERMO I DE INGLATERRA.
  3. – GRUPO DE ESTUDIOS DE HISTORIA MILITAR- LA BATALLA DE HASTINGS.
  4. – DE REYES, DIOSES Y HEROES. MATILDE DE FLANDES, DUQUESA DE NORMANDÍA.

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