H2020 Citadel. El papel de los ciudadanos en modernizar las administraciones públicas

Un proyecto de la Comisión Europea emprendido recientemente por un grupo de investigadores españoles y europeos pone su foco en cómo los ciudadanos desde abajo pueden modernizar las administraciones públicas y qué papel tiene la tecnología en este respecto. Existe un amplio debate acerca de cómo debe ser la relación entre los responsables de las políticas públicas (Policy-makers) y los diferentes individuos que forman parte de esas instituciones desde abajo (ciudadanos, funcionarios, etc). Diferentes enfoques han sido propuestos desde una perspectiva académica coincidiendo con un aumento de los gastos e ineficiencias de la administración en los últimos años.

La nueva administración pública ( New Public Administration) que surge a finales de la década de los 60' pone su acento en la gestión de los servicios públicos, con un enfoque más democrático y basado la búsqueda de mayor eficiencia y eficacia en el sector. Una de las características más destacadas de esta perspectiva es la disposición del ciudadano como eje central del proceso, en el que debe ser tratado como un cliente. Esto significa que la efectividad de los administradores debe ser juzgada no solamente por el gobierno sino también por los ciudadanos. Esto supone un cambio radical respecto a la perspectiva tradicional en el que el ciudadano apenas tenía participación en las decisiones de las administraciones públicas.

La llegada de las TIC's (en los años 80) hace que también se habrán oportunidades en la forma en que estas administraciones se comunican con los ciudadanos. También la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación a los puestos de trabajo en la administración supone un antes y un después en cómo estas administración se gestionan e interactúan con otros entes: empresas privadas, gobierno y ciudadanos.

El reciente distanciamiento de las instituciones europeas con sus ciudadanos y la falta de sensación democrática que algunas encuestas de la CE recogen, como por ejemplo los Eurobarómetros, han fomentado la aparición de otras figuras de gestión que, aunque no son nuevas, si plantean una novedad para las AAPPs. Elionor Ostrom (1996) define el término 'Co-production' como "un proceso en el que los inputs empleados para producir bienes o servicios son aportados por individuos que no están presentes en la misma organización". Otra definición es la de Roger Parks (Pestoff, 2006) que establece un punto de unión entre las actividades de los agentes públicos como profesionales o 'regular producers' y los ciudadanos, como voluntarios 'consumer producers'. La diferencia entre regular producers y consumer producers se basa en que los primeros participan en la provisión de los inputs pero no disfrutan directamente de los outputs. En cambio los consumer producers son tanto productores como consumidores y participan de los inputs y de los outputs al mismo tiempo. Aunque el enfoque de co-producción es amplio y permite que muchos tipos de participación sean considerados co-producción, no todos deberían serlo. Por ejemplo, aquellos que ocurren fuera de un contexto organizacional si nos basamos rigurosamente en las definiciones más clásicas de Ostrom. No obstante, no existe un consenso amplio sobre esta cuestión y algunos otros autores consideran los actos de vigilancia vecinal como ejemplos de co-producción claros.

Aunque la co-producción es un proceso 100% colectivo, no se precisa la participación de todos los 'stakeholders' al mismo tiempo. En este sentido la co-producción puede ser de dos tipos: individual y colectiva. Un ejemplo de co-producción individual es la participación ciudadana en el reciclaje de papel y plástico. En estos casos cada uno de los participantes, de manera individual seleccionan aquellos residuos aptos para ser reciclado en su propio hogar. Por su parte, un ejemplo de co-producción colectiva podría ser un 'focus group' donde se precise un input conjunto en un momento temporal concreto.

H2020 Citadel ( http://www.citadel-h2020.eu) propone un enfoque en que la co-producción de servicios públicos sea el eje central del proyecto y en el que la tecnología tenga un papel clave. El software constituye un elemento integrador que hace que la co-producción alcance a un amplio espectro de la población y no se vea afectada por desventajas demográficas en salud, educación, nivel de renta, sexo, etc. De hecho, un reciente estudio publicado en Public Administration Review (Clark y Brudney, 2013) muestra significativa correlación positiva entre categorías de ciudadanos pobres y el acceso de estos a servicios de información pública a través de su smartphone, demostrando que la tecnología puede ser un puente para superar inconvenientes sociales en plena era digital.

Clark, Benjamin Y; Brudney, Jeffrey L. (2013): Coproduction of Government Services and the New Information Technology: Investigating the Distributional Biases. Public Management Review, pp. 687-701. Ostrom, Elinor (1996): Crossing the Great Divide: Coproduction, Synergy, and Development. World Development 24(6): 1073-87. Pestoff, Victor (2006): Citizens as Co-Producers of Welfare Services: Preschool Services in Eight European Countries. Public Management Review 8 (4): 503-20.