Revista Educación

Había que hablar del succionador de clítoris

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Había que hablar del succionador de clítoris

La situación en Cataluña, las elecciones del 10-N, la crisis climática, el Brexit, la exhumación de Franco y...el succionador de clítoris. Para qué engañarles; les diré que el último tema es sobre el que más opiniones entusiastas he oído y leído últimamente, a la par que más divertidas.

Al margen de lo que algunas usuarias del producto me han contado (todo maravillas), no saben lo que me he reído leyendo los comentarios de quienes lo han adquirido, por ejemplo, en Amazon: "de la droga se sale, del penguin (aludiendo a la forma del aparato) no", "le pongo cinco estrellas porque no le puedo poner 15", "era un regalo para una amiga, desde entonces ya no quedamos, no hay vida social, se pasa el día con el juguete, dudo que vuelva a salir de su casa", "producto nefasto, destruye familias, mi mujer ni me mira", "mi mujer lo compró y ahora estoy viviendo en un banco esperando el divorcio", "quiero un clítoris, me siento estafado por la vida", "compramos el mismo una amiga y yo: ella ha dejado al novio (que era un personaje, la verdad) y yo me he desinstalado Tinder y Adoptauntio", "mi casa está sucia, mi perro tiene hambre, mis amigos me echan de menos... estoy atrapada en este cacharro... pero feliz, y aún no se me ha acabado la batería. Le he tenido que dejar el cargador a mi madre para que lo guarde en la caja fuerte, porque ya amenazan con echarme del trabajo, y el médico no me da la baja a pesar de que estoy exhausta".

El succionador de clítoris ha sido una revolución a muchos niveles. En los medios de comunicación no ha habido prácticamente uno que no le haya dedicado un espacio, en las reuniones de amigas es tema de conversación recurrente y en las redes sociales lleva meses acaparando el interés. Porque al margen del cachondeo de los comentarios el aparatito en cuestión ha conseguido, a mi juicio, hitos importantes: que muchas mujeres hayan tenido un orgasmo por primera vez, que descubran que la penetración (y esos vibradores en forma de pene) no es necesaria para ello, que disfruten de la masturbación (a solas o en compañía), que se asombren confirmando que el multiorgasmo existe... En definitiva, que disfruten del sexo. De hecho muchas usuarias habituales de vibradores y dildos aseguran que no habían probado nada parecido.

El cacharrito en cuestión ha puesto en entredicho también la concepción masculina del disfrute sexual femenino, lamentablemente muy extendida (con excepciones a las que me he referido en alguna entrada, como esta sobre porno hecho por mujeres). Que ellas puedan apañarse solitas, (ellos lo han hecho siempre y han alardeado de ello) se ha considerado durante mucho tiempo, en el mejor de los casos, raro. Debo mencionar que en mi recorrido por las opiniones sobre el succionador de clítoris también he encontrado muchas de hombres que han participado regalándolos a sus parejas y congratulándose de los beneficios obtenidos por ellas.

PD: Lamento decirles que está agotado en casi todos lados.


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