Revista 100% Verde

Hacia una gestión de residuos rentable

Por Igse @IGSEcertifica

gestion de residuos

Entre 2009 y 2010 nos deshicimos de 21,6 millones de toneladas de residuos domésticos e industriales en 918 basureros alrededor de Australia.

Gestión de residuos domésticos e industriales

España es uno de los países con mayor nivel de producción de residuos del mundo. Entre los años 2009 – 2010, nuestro país se deshizo de 21,6 millones toneladas de residuos domésticos e industriales en 918 basureros de Australia y solo se recicló el 52% del total producido. ¿Cabría la posibilidad de darle la vuelta a la tortilla y lograr rentabilizar la producción de residuos?

Esta pregunta, en principio, parece responderse afirmativamente. Uno de tipos de residuos con más circulación e incremento exponencial parece ser la basura electrónica –DVD’s, televisores antiguos, electrodomésticos, ordenadores, etcétera–, aunque solo se recupera o recicla un 10 por ciento del total, dispositivos de los cuales suelen incluir, además, metales provechosos como la plata, el cobre, el paladio, el oro, y otros materiales peculiares que también son desechados en basureros.

En 2008 se enviaron diecisiete millones de televisores y treinta y siete millones de ordenadores al basurero, según el Buró de Estadísticas de Australia.

Si pudiesen reciclarse el setenta y cinco por ciento del millón y medio de toneladas desechadas anualmente, se ahorrarían hasta 23.000 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, 520 mega litros de agua, 400.000 giga Jules de energía y 160.000 metros cúbicos de espacio en los basureros.

Con el tiempo y la concienciación que intenta establecerse actualmente en la población, resulta común que dichos aparatos se perciban como minas urbanas, es decir, como valiosas fuentes de metal que pueden ser reciclados y reutilizados, de hecho, esa es, por definición, la filosofía de la denominada «economía circular»

En Australia es posible comprobar que la actividad de reciclaje ya se encuentra presente y que el marco nacional de Administración de Productos alienta a la población a reducir residuos de una manera firme y continua. No cabe duda de que la concienciación es la primera estrategia de acción en el continente australiano.

No obstante, todavía se pierden cantidades muy importantes materiales reciclables en los basureros y residuos de metales estimables en parques y en un sin fin de pantanos.

Tomando Australia como modelo, sería momento de plantearse cómo permanecer a la vanguardia en cuanto a extracción y proceso de reservas por encima del suelo.

Con el objetivo de dirigir la revolución minera urbana, a nivel mundial, existe la creciente capacidad en innovación de reciclaje. En este momento, se desarrollan nuevas formas de modelos de producción y negocios que integran la fabricación secundaria de materiales reciclables.

Así que el potencial está ahí para diversificar y adaptar las capacidades y tecnologías de Australia para apoyar a las nuevas formas de procesamiento y fabricación en esta economía circular, pero, ¿por qué España no ha actuado ya?

Un gran desafío radica en la capacidad de persuadir a las personas y a la industria para entender los productos residuales como un recurso y no un inactivo. Deberían crearse una fabricación más sensible, una innovación y procesamiento de nuevos modelos de negocio alrededor del reciclaje.

Esto puede llegar a desafiar la forma en que actualmente se opera como nación e implican replantear cómo relacionarnos con mercados de consumo mundial.

No debería seguirse dependiendo sólo de recursos minerales en bruto. Algunos expertos discuten sobre la escasez de materiales como un problema mayor que la escasez de energía, escasez que está impulsando la transición hacia una economía circular, una en la que el valor creado por contribuciones (materiales, energía y mano de obra) se extiende permitiendo una vida material que va más allá de la vida del producto, por tanto, vamos del mineral al metal, al producto, de regreso al metal y, así, sucesivamente.

Mediante la comprensión de dichas economías y valorando cómo opera esta cadena en Australia, podemos empezar a entender a escala, las barreras y oportunidades para un consumo más sostenible y la producción en un futuro limitado de recursos.


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