Revista Creaciones

Hacia una vida con menos residuos

Por Gemma Adeva @holawasel

¿Qué es el zero waste? Hacia una vida con menos residuos

Siempre digo (y diré) que las formas en las que se puede interpretar el minimalismo son infinitas. Eso es lo que más me gusta de esta filosofía de vida, que para mí implica llegar hasta cierto punto con lo que poseo o con lo que consumo, y para otra persona puede ser completamente diferente. Compartiendo una misma base, por supuesto. Y hoy os quiero hablar de la corriente zero waste, que poco a poco se está abriendo camino en este mundo en el que todo es instantáneo y de usar y tirar.

¿Qué es el zero waste?

¿Alguna vez te has parado a pensar en la cantidad de basura que generas cada día? Todos los días de tu vida. Envases, envoltorios, deshechos orgánicos, plásticos, residuos que no deberían ir al contenedor normal… Todo. Toda tu basura, sea de la clase que sea. Ahora multiplica esa cantidad de basura que generas a diario por la del resto de habitantes del planeta. Sólo de intentar hacerme una idea, se me abren los ojos como platos. Millones de toneladas de basura al día. Que se entierran en vertederos o se incineran, pero que no se pueden hacer desaparecer así porque sí. Es como para pensárselo, ¿verdad?

Y no, separar y reciclar no es suficiente. La triste verdad es que no todo lo que se tira al contenedor de reciclaje se llega a reciclar al 100%, en muchas ocasiones de lo que tiramos sólo se recicla una pequeña parte y el resto de componentes acaban en un vertedero tradicional.

El movimiento zero waste promueve un estilo de vida sin residuos, algo que a primera vista puede parecernos imposible, pero que no lo es en absoluto. Los ejemplos más claros de que es posible nos los da la precursora de este estilo de vida, Bea Johnson (cuya familia al completo no produce residuos) y la que considero más conocida actualmente, Lauren Singer. En serio, aunque este tema no os interes a primera vista, os animo a que echéis un vistazo porque puede remover vuestra conciencia y empujaros a que actuéis de una forma un poquito más responsable con nuestro entorno. ¡Todos los gestos cuentan, por pequeños que sean!

Cómo empezar y hasta dónde llegar?

Esto no es algo que se haga de la noche a la mañana en plan radical (porque sería imposible acostumbrarse y no haríamos más que ver pegas a todo lo que tenemos que sustituir en casa). A la vez que se van incorporando nuevos hábitos es necesario ir también cambiando de mentalidad hacia el consumismo. El zero waste se basa en 5 principios y empezar por el primero ya implica hacer el mayor cambio.

1. Rechazar (refuse). Simplemente dejando de comprar todo lo que no necesitamos y diciendo que no a todos esos productos de los que realmente podemos prescindir, estaremos en el buen camino hacia este estilo de vida. Piensa por ejemplo en lo más fácil: bolsas de plástico, pañuelos de papel, toallitas de bebé desechables, pajitas de refresco… la lista es infinita. Cuando te ofrezcan algo de este tipo que no sea necesario, di no. Y lleva siempre tus propios productos de casa (botella de agua de metal o cristal, servilleta de tela, compra a granel, etc.). Sorprende lo mucho que se puede bajar en cuanto a producción de residuos adoptando esta actitud.

2. Reducir (reduce). Esto es obvio, cuando menos necesites, menos compras y tienes y también menos deshechos produces. Casi siempre podemos encontrar una alternativa a la compra de nuevos objetos y podemos donar o regalar aquellas cosas que ya no nos sirven para que tengan otra vida. Y además, ¿estás segura de que necesitas DE VERDAD tantos productos y objetos diferentes en tu casa? La respuesta es no.

3. Reutiliza (reuse). Otro cambio genial que se puede ir haciendo poco a poco es el de reutilizarlo todo para que no vaya la basura. Envases de cristal vacíos que puedes usar para guardar alimentos o pequeños objetos, paños de algodón que te pueden servir para envolver alimentos en lugar del plástico y los tuppers

4. Reciclar (recycle). Y no sólo implica reciclar papel, envases y vidrio. Fíjate bien antes de reciclar un producto porque no todos son 100% reciclables como he explicado arriba. Hay muchos otros objetos que necesitan ser llevados a un lugar especial para su procesado, como un punto limpio. Si no puedes aprovecharlo de nuevo o donarlo, recíclalo.

5. Composta (rot). Los residuos orgánicos que no puedan volver a aprovecharse de ninguna de las formas anteriores se deben compostar. En España muchos no disponemos de esa opción en nuestra ciudad, pero si tienes la suerte de tener una compostadora o conocer a alguien que la tenga, aprovéchalo.

Para mí todos estos principios van acompañados de algo previo, que es la necesidad de evaluar lo que ya poseemos y nuestra necesidad de comprar nuevas cosas. Si empiezas con el zero waste pero luego no dejas de comprar y consumir, no estarás haciendo nada más que cambiar los residuos que produces de un lugar a otro. No tiene sentido.

Cómo lo he incorporado yo en mi vida

Dejando bien claro que mi objetivo no es llegar a ser como Lauren Singer ni Bea Johnson, sí es cierto que he ido cambiando algunas cositas:

– He empezado a utilizar productos de cosmética naturales, algunos sin envase y otros hechos por mí misma.

– Hace ya años que me pasé al jabón sólido.

– Llevo siempre conmigo bolsas de tela para no tener que coger las de plástico que me ofrecen, mi botella de agua, y ahora también pañuelo de tela.

– No compro nada que venga en bandeja de porexpán, en vez de eso voy a la carnicería o pescadería y pido que lo envuelvan en papel o llevo mi envase.

– Compro a granel con mi propio envase en comercios de mi barrio.

– He cambiado los discos de algodón desechables y las toallitas por paños de algodón y muselinas. El aceite de coco es mi aliado.

– Me visto con un armario cápsula y sólo compro ropa si la necesito.

Esto es todo lo que puedo recordar ahora mismo, pero seguro que me dejo algo.

Para mí lo más complicado es reducir el uso y la compra de productos de plástico o que vengan en este envase. Y me molesta especialmente si luego no voy a poder reutilizarlo. Pero estoy trabajando en ello y al menos lo evito todo lo que puedo (aunque en algunas cosas sé que no podré dejar de utilizarlo). No tengo intención de producir cero residuos porque sé que no va con mi forma de vida y que me resultaría muy complicado conseguirlo, pero todos los pequeños gestos son importantes. Además, tras el shock inicial del cambio, la verdad es que te acostumbras rápido y te sientes genial cuando vas cambiando hábitos hacia algo más sostenible :)

Si queréis saber más sobre el tema os invito a leer estos post de Caru Cienfuegos (para mí gurusa del zero waste que debéis seguir en Instagram), Esturirafi y éste de Unusual Hippies. Todos ellos son realmente inspiradores para animarse a dar el paso.

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