Hasta luego – @LaBernhardt

Él:

Qué rara la veo, joder. Dice que está bien, pero no sé yo.
La cosa es que si se fuera, si decidiera desaparecer, me pondría las cosas más fáciles. Y yo no quiero empezar a preguntar porque acabarán siendo sus preguntas las que me ahoguen. Me dejo llevar, me dejo querer porque, me cago en la puta, cuánto me quiere. Pero no lo dice, no. Y ni falta que me hace para saberlo. Le brillan los ojos, tiene “el guapo subido”, le digo. Le dicen. Hostia puta, ¿quién coño le dirá eso también?, ¿se ve con alguien además de conmigo?…no, no. No quiero pensarlo. A veces no me importa, otras, sí. Cuando hablo con otras tías, no me importa mucho, la verdad. No me las follo, no. No todavía, pero ¿quién sabe si más adelante?. La cosa es que me gusta seguir teniendo mi vida. Mis historias. Mis amigos. Esta chica no entra en mis planes. Sólo entra en mi casa. Y me gusta mucho. Me curan sus abrazos. Me gusta hacerla reír. Me gusta mucho, sí. Pero no tanto como para borrar mi pasado. No tanto como para hacer futuro. Sigo sin encontrar quién llene el hueco de mi amor. A veces, no voy a mentir, fantaseo con la idea de que volverá de entre el olvido, que me dirá: me arrepiento de todo. Que seremos felices de nuevo. Qué sombra tan grande la que me dejó. El pasado le da por culo al presente cuando sigues enamorado de la vida de antes.
Entonces, pienso en esta niña, en mi Ella de ahora, que lo intenta, pobrecita mía. Intenta llenar los huecos, los miedos, el vacío que me dejó mi amor. Pero no.
Y nunca.
La noto rara, no sé. A veces, hasta los capullos inmaduros tenemos miedo de perder lo único bueno que nos pueda pasar y de quien, con toda seguridad, acabaremos pasando.
Un día me dirá Hasta luego y no volverá. Me lo mereceré. La echaré de menos. Volveré a mi vida. Volveré a repetirme que no sé querer desde que mi amor me dejó. Que qué gilipollas soy. Lo de siempre.
Qué rara la veo, joder. Hoy, cuando se ha despedido no me ha mirado. Hoy le ha dicho hasta luego al suelo.
Pero me quiere.
Hoy no me deja.
Todavía no.

Ella:

Qué raro lo veo, joder…Dice que está bien, pero no sé yo. La cosa es que si me fuera, si desapareciera, le pondría las cosas más fáciles. Debería hablar con él pero para qué. Y tampoco quiero preguntar nada porque acabaré escuchando lo que no quiero oír y me ahogaré. Me dejo llevar, lo quiero. Porque cuánto lo quiero, joder. Pero no lo digo, no. Ni falta que me hace. Se me nota en los ojos, que me brillan. Que tengo “el guapo subido”, me dice. Me dicen. Sí, hay tíos que se mueren por quererme. Por cuidarme. Y yo…yo sonrío y me largo. Yo no estoy para nadie. Sólo para él. Y él, atrapado en el pasado. No le dijo Adiós a su amor, se le nota tanto…Vive en un Hasta luego. A veces pienso que sigue esperando un milagro, que su amor regrese de entre el olvido y vuelvan a ser felices. El pasado le da por culo al presente cuando sigues enamorado de la vida de antes.
Yo, sigo ahorrando muchos Hasta luego para poder comprarme un Adiós pero siempre que me llama los pierdo por el camino y vuelvo a ser pobre de voluntad y de dignidad. Necesito uno que me aleje y que se convierta en definitivo. Total, aquí nadie va a hacer nada por mí. Y yo lo intento, joder, intento llenar los huecos, los miedos, el vacío que le dejó su amor. Pero no.
Y nunca.
Lo noto raro, no sé. A veces, las tontas dejamos de serlo y nos largamos.
Me iré. Me romperé otra vez, lloraré y cantaré Turnedo hasta que me duela la garganta y los ojos de tanto llorar. Volveré a mi vida. Saldré con otros y me recordarán que nadie se le parece. Y qué bien. Y qué putada. Les diré que tengo un vacío que nadie puede llenar. Que soy una capulla inmadura. Que no puedo tener una relación. Que qué gilipollas que soy. Lo de siempre.
Qué raro lo veo, joder. Hoy es el día. Hoy, cuando me he despedido, no lo he mirado a los ojos. Hoy mi Hasta luego ha mirado al suelo y eso es el comienzo del Adiós.
Ya no lo quiero tanto.
Hoy lo dejo.
No hay un todavía.

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